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El Cesar y el boom de la inteligencia artificial: oportunidades para la juventud

La historia de la humanidad es, ante todo, una historia de resiliencia. Desde el dominio del fuego hasta el advenimiento de la computación, cada avance ha permitido saltos evolutivos que han transformado nuestra forma de vivir.

El Cesar y el boom de la inteligencia artificial: oportunidades para la juventud

El Cesar y el boom de la inteligencia artificial: oportunidades para la juventud

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La historia de la humanidad es, ante todo, una historia de resiliencia. Desde el dominio del fuego hasta el advenimiento de la computación, cada avance ha permitido saltos evolutivos que han transformado nuestra forma de vivir. Hoy, la inteligencia artificial (IA) encabeza una revolución con un ritmo vertiginoso. Según un informe de Price Waterhouse, se proyecta que la contribución de la IA a la economía global alcanzará los 15.7 billones de dólares para 2030, lo que refleja su impacto transformador en todos los sectores.

En esta nueva era, la capacidad de procesar información y automatizar procesos ha permitido que los cambios sean casi diarios. Lo que hoy se considera innovador, mañana puede quedar obsoleto. Este dinamismo supone un reto mayúsculo para quienes no se adaptan; sin embargo, para aquellos dispuestos a aprender y reinventarse, el universo de posibilidades es inmenso. La juventud, en particular, tiene ante sí un campo fértil de oportunidades.

“No puedes conectar los puntos mirando hacia adelante; solo se pueden conectar mirando hacia atrás”, afirmaba Steve Jobs, recordándonos que cada experiencia y aprendizaje suma para construir el futuro. Así como en el pasado el invento de la imprenta o la revolución industrial marcaron épocas, hoy la IA abre caminos hacia modelos de negocio disruptivos y formas de resolver problemas sociales de manera inédita. Por ejemplo, herramientas como ADAN, https://www.adan.run/, están permitiendo a emprendedores estructurar planes de negocio, simular validaciones ante inversionistas y lanzar plataformas digitales en cuestión de horas. Esto reduce los riesgos, acelera procesos y democratiza el acceso a la innovación, algo vital en un entorno donde el 90 % de las startups tecnológicas no logran sobrevivir más allá de los 5 años.

El avance exponencial en tecnología requiere una mentalidad de aprendizaje constante. En palabras de Albert Einstein, “la mente que se abre a una nueva idea jamás vuelve a su tamaño original”. Este llamado a la inquietud intelectual cobra especial relevancia en tiempos en que la información es abundante, pero el verdadero valor reside en saberla transformar en conocimiento útil. La capacidad para detectar “dolores” en la sociedad —necesidades insatisfechas o problemas que pueden abordarse de forma innovadora— es clave para convertir desafíos en oportunidades.

A nivel global, países como Estados Unidos y China han apostado fuertemente por la IA, invirtiendo miles de millones en investigación y desarrollo. En Latinoamérica, pese a contar con limitaciones en infraestructura y financiamiento, se observa un creciente interés por formar talentos que puedan adaptarse a esta revolución tecnológica. Estudios del Banco Interamericano de Desarrollo muestran que la región podría incrementar su productividad hasta en un 3 % anual mediante la adopción de tecnologías emergentes, lo que subraya la urgencia de abrazar el cambio.

La velocidad de la transformación digital nos reta a salir de la zona de confort y a no quedarnos atrapados en viejas formas de pensar. No es necesario ser un experto en sistemas o en negocios para emprender; lo esencial es la voluntad de aprender, de cuestionar y de innovar. Como bien dijo Nelson Mandela, “la educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”. Esta premisa se vuelve aún más vigente en un contexto en el que el conocimiento y la creatividad son las divisas del futuro.

La juventud tiene hoy, más que nunca, la posibilidad de ser artífice de su propio destino. No se trata solo de seguir tendencias, sino de identificarlas, comprenderlas y, sobre todo, ponerlas al servicio de un cambio social positivo. El desafío consiste en transformar la abundancia de información en acciones concretas que generen valor, impulsando un crecimiento sostenible y justo.

El futuro no espera a nadie. Es imperativo levantarse cada mañana con la convicción de que, con esfuerzo y dedicación, se pueden derribar las barreras del presente y construir un mañana repleto de oportunidades. El éxito no requiere excusas; requiere determinación, aprendizaje continuo y el valor de actuar ahora para transformar sueños en realidades.

Por: Hernán Restrepo.

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