Colombia no ha desarrollado la manufactura del carbón. No se ha producido una pieza de alta complejidad que pueda ser exportada, y que nos ubique como productores de bienes y servicios gracias a este valioso recurso.
Para entender el concepto de regalías en los recursos naturales no renovables, partamos con un ejemplo simple. Imagínense el dueño de un taxi, donde su conductor al final de la jornada laboral le dijera: “agradece que te pago parte del producido”. En el ejemplo anterior, el taxi es el carbón, un recurso no renovable y temporal “se agota” o es sustituido progresivamente por otra alternativa, caso las energías renovables no convencionales (ERNC).
Ahora aclaremos el caso taxi-conductor-regalías. Si el conductor del taxi es la empresa, el propietario es el Estado, y una parte mínima del producido del día es destinada para pagar las regalías sin importar si ese día le fue bien. La empresa, o sea el conductor, seguirá reportando regalías estáticas, no dinámicas (aquellas que se conectan a las fluctuaciones internas y externas logrando beneficios compartidos).
En pocas palabras, el taxi es el tesoro que hay que saber aprovechar, y por lo tanto, el Estado juega un rol determinante en la transformación de esa gran riqueza.
Por otra parte, el artículo 227 de la Ley 685 de 2001 “Por lo cual se expide el Código de Minas y se dictan otras disposiciones” establece que “de conformidad con los artículos 58, 32 y 360 de la Constitución Política, toda explotación de recursos naturales no renovables de propiedad estatal genera una regalía como contraprestación obligatoria. Esta consiste en un porcentaje, fijo o progresivo, del producto bruto explotado objeto del título minero y sus subproductos, calculado o medido al borde o en boca de mina, pagadero en dinero o en especie. También causará regalía la captación de minerales provenientes de medios o fuentes naturales que técnicamente se consideren minas”.
Ese porcentaje que refiere el artículo 227 ha sido fijo y nunca progresivo en Colombia, en pocas palabras las regalías se vienen causando históricamente de manera estática, beneficiando principalmente al productor más no al que da el permiso para ejercer la explotación.
Mientras que la regalía dinámica se refiere a la flexibilidad por parte del propietario del recurso natural cuando los precios del carbón bajan, se reduce el porcentaje de cobro de las regalías, para que el titular logre ser resiliente frente a los mercados y competidores, y cuando los precios están en auge, se le hace un reajuste al porcentaje del cobro de la regalía, equilibrando las reglas de juego. Si esto se aplicará en Colombia, este sector económico del país, lograría a corto y mediano plazo mayor aceptación por parte de todos los colombianos: “la torta se reparte entre todos”.
Consecuencias del modelo
El modelo ha generado estancamiento del aparato productivo en las zonas de influencia a la explotación. Las regalías estáticas han demostrado que las administraciones son más dependientes de la actividad minera, y todos los ojos giran alrededor de esos ingresos. En economía se le llama: la fruta al alcance de la mano, la ley del menor esfuerzo.
Colombia no ha desarrollado la manufactura del carbón. No se ha producido una pieza de alta complejidad que pueda ser exportada, y que nos ubique como productores de bienes y servicios gracias a este valioso recurso.
El país no ha desarrollado patentes derivadas del carbón. Las regalías dinámicas impulsan todos los mecanismos hacia la competitividad e innovación, en precios altos y bajos. Hoy el carbón se encuentra en auge como producto de la guerra entre Rusia y Ucrania: uno de los tres principios que aumenta la demanda de un mineral; el segundo es cuando ocurren desastres naturales que afectan y destruyen a las sociedades y sus territorios; el tercero es cuando se avecinan los juegos olímpicos, mundiales entre otros certámenes. En los tres principios aumenta la demanda de los minerales.
Las regalías dinámicas empoderan tanto al propietario como al inquilino “explotador del recurso”. Ambos se mantienen y se protegen durante el tiempo del proyecto, generando ecosistemas innovadores, aquellos que propician ambientes de respeto mutuo.
Las regalías estáticas no promueven al Estado a participar como un productor importante de una parte de sus riquezas. Codelco en Chile y Equinor en Noruega entre otros, son el conductor de uno de los taxis de sus sociedades. En estos dos países, el recaudo es mayor y los fondos de estabilización se convierten en los escudos ante las emergencias cuando los precios y la demanda bajan.
Según las cifras de los fondos de inversión de América Latina 2020, en Colombia precovid-19 el ahorro era de US$3.700 y poscovid-19 de US470 (cifras en millones de dólares).
Finalmente, ¿cuándo el departamento del Cesar tendrá su propio taxi para transformar los recursos que dejó la empresa Prodeco en reservas mineras?
Colombia no ha desarrollado la manufactura del carbón. No se ha producido una pieza de alta complejidad que pueda ser exportada, y que nos ubique como productores de bienes y servicios gracias a este valioso recurso.
Para entender el concepto de regalías en los recursos naturales no renovables, partamos con un ejemplo simple. Imagínense el dueño de un taxi, donde su conductor al final de la jornada laboral le dijera: “agradece que te pago parte del producido”. En el ejemplo anterior, el taxi es el carbón, un recurso no renovable y temporal “se agota” o es sustituido progresivamente por otra alternativa, caso las energías renovables no convencionales (ERNC).
Ahora aclaremos el caso taxi-conductor-regalías. Si el conductor del taxi es la empresa, el propietario es el Estado, y una parte mínima del producido del día es destinada para pagar las regalías sin importar si ese día le fue bien. La empresa, o sea el conductor, seguirá reportando regalías estáticas, no dinámicas (aquellas que se conectan a las fluctuaciones internas y externas logrando beneficios compartidos).
En pocas palabras, el taxi es el tesoro que hay que saber aprovechar, y por lo tanto, el Estado juega un rol determinante en la transformación de esa gran riqueza.
Por otra parte, el artículo 227 de la Ley 685 de 2001 “Por lo cual se expide el Código de Minas y se dictan otras disposiciones” establece que “de conformidad con los artículos 58, 32 y 360 de la Constitución Política, toda explotación de recursos naturales no renovables de propiedad estatal genera una regalía como contraprestación obligatoria. Esta consiste en un porcentaje, fijo o progresivo, del producto bruto explotado objeto del título minero y sus subproductos, calculado o medido al borde o en boca de mina, pagadero en dinero o en especie. También causará regalía la captación de minerales provenientes de medios o fuentes naturales que técnicamente se consideren minas”.
Ese porcentaje que refiere el artículo 227 ha sido fijo y nunca progresivo en Colombia, en pocas palabras las regalías se vienen causando históricamente de manera estática, beneficiando principalmente al productor más no al que da el permiso para ejercer la explotación.
Mientras que la regalía dinámica se refiere a la flexibilidad por parte del propietario del recurso natural cuando los precios del carbón bajan, se reduce el porcentaje de cobro de las regalías, para que el titular logre ser resiliente frente a los mercados y competidores, y cuando los precios están en auge, se le hace un reajuste al porcentaje del cobro de la regalía, equilibrando las reglas de juego. Si esto se aplicará en Colombia, este sector económico del país, lograría a corto y mediano plazo mayor aceptación por parte de todos los colombianos: “la torta se reparte entre todos”.
Consecuencias del modelo
El modelo ha generado estancamiento del aparato productivo en las zonas de influencia a la explotación. Las regalías estáticas han demostrado que las administraciones son más dependientes de la actividad minera, y todos los ojos giran alrededor de esos ingresos. En economía se le llama: la fruta al alcance de la mano, la ley del menor esfuerzo.
Colombia no ha desarrollado la manufactura del carbón. No se ha producido una pieza de alta complejidad que pueda ser exportada, y que nos ubique como productores de bienes y servicios gracias a este valioso recurso.
El país no ha desarrollado patentes derivadas del carbón. Las regalías dinámicas impulsan todos los mecanismos hacia la competitividad e innovación, en precios altos y bajos. Hoy el carbón se encuentra en auge como producto de la guerra entre Rusia y Ucrania: uno de los tres principios que aumenta la demanda de un mineral; el segundo es cuando ocurren desastres naturales que afectan y destruyen a las sociedades y sus territorios; el tercero es cuando se avecinan los juegos olímpicos, mundiales entre otros certámenes. En los tres principios aumenta la demanda de los minerales.
Las regalías dinámicas empoderan tanto al propietario como al inquilino “explotador del recurso”. Ambos se mantienen y se protegen durante el tiempo del proyecto, generando ecosistemas innovadores, aquellos que propician ambientes de respeto mutuo.
Las regalías estáticas no promueven al Estado a participar como un productor importante de una parte de sus riquezas. Codelco en Chile y Equinor en Noruega entre otros, son el conductor de uno de los taxis de sus sociedades. En estos dos países, el recaudo es mayor y los fondos de estabilización se convierten en los escudos ante las emergencias cuando los precios y la demanda bajan.
Según las cifras de los fondos de inversión de América Latina 2020, en Colombia precovid-19 el ahorro era de US$3.700 y poscovid-19 de US470 (cifras en millones de dólares).
Finalmente, ¿cuándo el departamento del Cesar tendrá su propio taxi para transformar los recursos que dejó la empresa Prodeco en reservas mineras?