El presidente del Comité Agropecuario del Cesar, Joaquín Ovalle, advirtió que la falta de relevo generacional en el campo amenaza con frenar cualquier intento de reconversión productiva en el departamento, tras décadas de rezago agrícola. El dirigente gremial lamentó la pérdida de más de 200.000 hectáreas de cultivos transitorios desde los años 90, y aseguró que ni la expansión de la palma africana ni los pocos cultivos de arroz han logrado reemplazar el dinamismo que alguna vez tuvo el algodón.
¿Qué posibilidades reales tiene el Cesar para reemplazar el cultivo de algodón?
Tiene muchas. Afortunadamente, el Cesar cuenta con todos los pisos térmicos y se puede producir de todo. Especialmente en el norte del departamento, que es ideal para la producción de frutas, muy apetecidas en el mundo. Pero, como lo estamos viendo hoy, el campo se envejeció. No vemos jóvenes interesados en trabajar en él.
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Eso ha pasado en muchas regiones del país, pero en Cesar parece más acentuado. ¿Por qué?
Habría que analizarlo con más profundidad, pero lo más grave es eso: los jóvenes, que son quienes deberían estar buscando alternativas para poner a producir estas tres millones de hectáreas tractorables que tiene el Cesar, no están pensando en eso.
Ha pasado mucho tiempo desde la caída del algodón y parece que el proceso de transición sigue estancado. ¿Qué ha pasado?
Perdimos más de 30 años de regalías del carbón que pudimos haber invertido en el campo. Hoy estaríamos hablando otro idioma. El Cesar sería productivo como en los años 70, 80 y 90, cuando el algodón nos sostenía. Ese cultivo desapareció y en tres o cuatro décadas no hemos logrado reemplazarlo.
¿Qué cultivos se han mantenido o han crecido desde entonces?
Lo poco que se ha sostenido es el arroz, pero ya quedan apenas 15.000 hectáreas, y eso está a punto de acabarse. La palma africana creció algo, pero no logró sustituir lo que se perdió: más de 200.000 hectáreas de cultivos transitorios en los años 90.
Además de inversión, ¿qué más necesita el gremio para reactivar el campo?
Se necesita voluntad. El llamado es a la juventud, que venga y trate de revolucionar agroindustrialmente al departamento.
Se necesita voluntad. El llamado es a la juventud, que venga y trate de revolucionar agroindustrialmente al departamento.
Hay zonas con riego, como Badillo, a 40 minutos de Valledupar. Pero está dedicada al arroz… y el arroz está desapareciendo. El problema no es solo el agua. El problema es tener iniciativa, arrancar con una agroindustria en el norte del Cesar.
¿Qué cultivo podría liderar esa reactivación?
El mango. Podríamos pensar en 10.000, 20.000 o 30.000 hectáreas en el norte del Cesar. Pero eso requiere planificación, infraestructura de riego, agronomía, comercialización, transformación.
Algunos mencionan que no hay despulpadoras para procesar frutas.
¿Despulpadoras para qué, si no hay frutas? Todo debe ir de la mano. Si queremos iniciar un proyecto frutícola en el Cesar, hay que hacerlo bien, con tecnología, planificación y voluntad. ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina? Hay que comenzar.
¿Y el sector tiene esa voluntad?
Aquí se hablaba de gremios, pero los gremios agropecuarios en el Cesar se acabaron. No existen para la clase política. La Gobernación no los tiene en cuenta. Tampoco los parlamentarios, ni los alcaldes. No hay peso gremial porque lo destruyó la politiquería.
¿Y qué ha generado eso?
La gente se centró en que el negocio es la política, y se acabaron los otros negocios, incluido el agropecuario, que era el principal. Recuperarlo solo es posible con voluntad colectiva y compromiso serio.
¿Cree que todavía hay oportunidad para reactivar el agro?
Claro. Tenemos la materia prima: la tierra. Tenemos una gran oferta agropecuaria. Pero necesitamos planificación y una política seria. Si se hace bien, podríamos desarrollar muchas cosas en el Cesar.
Por Redacción / EL PILÓN.











