De la ciudad de Montería, lo más sorprendente para un ser humano que ama y disfruta los encantos de la naturaleza es el Ecoparque en las riberas del Sinú. Produce fascinación espiritual contemplar tres kilómetros de bosques en las riberas del río; una obra de dimensiones ecológicas incalculables, que la administración municipal y Corposinú hicieron […]
De la ciudad de Montería, lo más sorprendente para un ser humano que ama y disfruta los encantos de la naturaleza es el Ecoparque en las riberas del Sinú. Produce fascinación espiritual contemplar tres kilómetros de bosques en las riberas del río; una obra de dimensiones ecológicas incalculables, que la administración municipal y Corposinú hicieron como modelo de recreación familiar, protección del río y de respeto por la flora y la fauna. Un escenario perfecto de armonía natural, limpio y atractivo para los visitantes e inspirador para los poetas.
Las iguanas caminan por los pies de las personas, los micos y los pájaros se pasean felices sin el temor de que alguien va a lanzarles piedras. Existe un espacio abierto donde en ciertas horas se presentan actos culturales y ejercicios recreativos, los vendedores organizados en quioscos, no venden bebidas alcohólicas, y los agentes de seguridad brindan confianza.
Sueño que, en un tiempo no muy lejano, en el río Guatapurí podemos disfrutar algo similar: Los pájaros tenga frondosa vegetación para regalarle al viento los colores de su canto, los niños al lado de sus padres disfruten la música del río, los adultos regodeándose en las aguas sin tomar licor y que nadie se lance ebrio desafiando el peligro de la creciente. Que sea un lugar de encuentro y recreación familiar enalteciendo los valores de la cultura ciudadana. Esperamos con fe y esperanza, que los anuncios del alcalde Augusto Ramírez Uhía de terminar la construcción del ecoparque lineal sea una realidad en su administración.
La mente diáfana, libre de sustancias etílicas, permite contemplar mejor los encantos de la naturaleza. Es inevitable, superar la vieja costumbre de que hay que consumir licor para estar más alegre o para festejar los encuentros familiares. Nadie niega las delicias de unas copas de vino o de unas cervezas, pero hay lugares y momentos oportunos. El consumo exagerado de alcohol es una de las causas que deteriora la calidad de vida; por eso quien decida beber debe hacerlo de manera moderada, y no dejar que sus efectos obnubilen la conciencia. Y evitar al máximo caer en las redes de la dependencia.
Es preocupante que cada día los jóvenes empiezan a más temprana edad a libar los sabores del licor. Campañas pedagógicas a nivel oficial deben articularse con las entidades oficiales y las instituciones educativas. Y las autoridades correspondientes deben ser vigilantes para el estricto cumplimiento de las normas del Código Nacional de Policía y Convivencia, que prohíbe el consumo de bebidas alcohólicas en estadios, coliseos, centros deportivos, parques, hospitales, centros de salud, áreas circundantes a los centros educativos y en general, en el espacio público; excepto en las actividades autorizadas por la autoridad competente.
Infortunadamente, por entregarse a las frivolidades del consumo de alcohol, muchas personas pierden las oportunidades de desarrollar sus talentos. Es necesario buscar las maneras de impedir estas situaciones. El compositor de música vallenata, Marciano Martínez, nacido en La Junta (Guajira), nos regala estos bellos versos de profunda reflexión humana: “Dizque por gozar la vida, de mis años derroché los mejores, a las cosas vine a dar sus valores, cuando las tenía perdidas. Verdad que Dios tarda, pero no olvida; con qué pago el precio de mis errores”.
NOTA. A los que no conocen el ecoparque del río Sinú, les invito a ver este breve video: https://youtu.be/ZptYaZXDsPU
De la ciudad de Montería, lo más sorprendente para un ser humano que ama y disfruta los encantos de la naturaleza es el Ecoparque en las riberas del Sinú. Produce fascinación espiritual contemplar tres kilómetros de bosques en las riberas del río; una obra de dimensiones ecológicas incalculables, que la administración municipal y Corposinú hicieron […]
De la ciudad de Montería, lo más sorprendente para un ser humano que ama y disfruta los encantos de la naturaleza es el Ecoparque en las riberas del Sinú. Produce fascinación espiritual contemplar tres kilómetros de bosques en las riberas del río; una obra de dimensiones ecológicas incalculables, que la administración municipal y Corposinú hicieron como modelo de recreación familiar, protección del río y de respeto por la flora y la fauna. Un escenario perfecto de armonía natural, limpio y atractivo para los visitantes e inspirador para los poetas.
Las iguanas caminan por los pies de las personas, los micos y los pájaros se pasean felices sin el temor de que alguien va a lanzarles piedras. Existe un espacio abierto donde en ciertas horas se presentan actos culturales y ejercicios recreativos, los vendedores organizados en quioscos, no venden bebidas alcohólicas, y los agentes de seguridad brindan confianza.
Sueño que, en un tiempo no muy lejano, en el río Guatapurí podemos disfrutar algo similar: Los pájaros tenga frondosa vegetación para regalarle al viento los colores de su canto, los niños al lado de sus padres disfruten la música del río, los adultos regodeándose en las aguas sin tomar licor y que nadie se lance ebrio desafiando el peligro de la creciente. Que sea un lugar de encuentro y recreación familiar enalteciendo los valores de la cultura ciudadana. Esperamos con fe y esperanza, que los anuncios del alcalde Augusto Ramírez Uhía de terminar la construcción del ecoparque lineal sea una realidad en su administración.
La mente diáfana, libre de sustancias etílicas, permite contemplar mejor los encantos de la naturaleza. Es inevitable, superar la vieja costumbre de que hay que consumir licor para estar más alegre o para festejar los encuentros familiares. Nadie niega las delicias de unas copas de vino o de unas cervezas, pero hay lugares y momentos oportunos. El consumo exagerado de alcohol es una de las causas que deteriora la calidad de vida; por eso quien decida beber debe hacerlo de manera moderada, y no dejar que sus efectos obnubilen la conciencia. Y evitar al máximo caer en las redes de la dependencia.
Es preocupante que cada día los jóvenes empiezan a más temprana edad a libar los sabores del licor. Campañas pedagógicas a nivel oficial deben articularse con las entidades oficiales y las instituciones educativas. Y las autoridades correspondientes deben ser vigilantes para el estricto cumplimiento de las normas del Código Nacional de Policía y Convivencia, que prohíbe el consumo de bebidas alcohólicas en estadios, coliseos, centros deportivos, parques, hospitales, centros de salud, áreas circundantes a los centros educativos y en general, en el espacio público; excepto en las actividades autorizadas por la autoridad competente.
Infortunadamente, por entregarse a las frivolidades del consumo de alcohol, muchas personas pierden las oportunidades de desarrollar sus talentos. Es necesario buscar las maneras de impedir estas situaciones. El compositor de música vallenata, Marciano Martínez, nacido en La Junta (Guajira), nos regala estos bellos versos de profunda reflexión humana: “Dizque por gozar la vida, de mis años derroché los mejores, a las cosas vine a dar sus valores, cuando las tenía perdidas. Verdad que Dios tarda, pero no olvida; con qué pago el precio de mis errores”.
NOTA. A los que no conocen el ecoparque del río Sinú, les invito a ver este breve video: https://youtu.be/ZptYaZXDsPU