Cuando usted esté leyendo esta columna, seguramente habrá tenido que tomar un taxi para dirigirse a su lugar de trabajo, sus hijos habrán tenido que irse a pie para el colegio, la doméstica no fue a trabajar, por culpa del día sin carro; seguramente usted se encuentra de mal humor, y no alcanza a entender […]
Cuando usted esté leyendo esta columna, seguramente habrá tenido que tomar un taxi para dirigirse a su lugar de trabajo, sus hijos habrán tenido que irse a pie para el colegio, la doméstica no fue a trabajar, por culpa del día sin carro; seguramente usted se encuentra de mal humor, y no alcanza a entender la importancia de la citada medida.
Siendo así, permítame amigo (a) lector (a), explicarle lo siguiente: Nuestro planeta, la casa que todos habitamos, está sufriendo las consecuencias de un consumismo irracional donde la consigna es: “usa y tira”. La industria se encarga de producir cosas que rápidamente se convierten en basura, lo que se conoce con el nombre de “la cultura del desechable”. Pues bien, esas toneladas de basura producen la contaminación de los suelos, el aire y el agua. ¿Por qué? Porque a diferencia del sistema natural, donde el ciclo se cumple de manera perfecta, pues la hierba alimenta a los herbívoros, y estos son depredados por los carnívoros, cuyos residuos nutren nuevamente la tierra y nace nuevamente la hierba, en el sistema industrial el ciclo no se cierra, debido a que no logra absorber las toneladas de basura que produce. Asimismo, las emisiones de los gases de efecto invernadero, están haciendo que los rayos solares que, al chocar con la atmosfera, deberían rebotar, queden atrapados produciéndose el llamado calentamiento global, que se hace notar con el deshielo vertiginoso de los casquetes polares, las altas temperaturas, el aumento en los niveles de los mares, la migración de especies animales, etc.
Los gases de efecto invernadero son entre otros el dióxido de carbono y el metano, y lo producen, por ejemplo: las fábricas, los vehículos automotores y termoeléctricas que funcionan con combustibles fósiles.
La idea es tratar de desacelerar el calentamiento global, reduciendo la emisión de gases de efecto invernadero, para recuperar en algo, el daño que nosotros mismos le hemos causado al planeta.
Hoy, 5 de junio, se celebra en todo el mundo el Día del Medio Ambiente, establecido por la Asamblea General de la ONU, día en el cual se realizan actividades tales como la siembra de árboles, el día sin carro, y aportes como el que este humilde servidor hace, con el propósito de crear conciencia sobre el daño que a diario causamos al medio ambiente.
El reto hacia el futuro es cambiar nuestros hábitos de consumo, producir bienes que sean amigables con el medio ambiente, y practicar una minería responsable, que preserve el medio ambiente, y cuyas utilidades sean para beneficio de todos, incluidos los menos favorecidos. Solo así podremos salvar el planeta.
Cuando usted esté leyendo esta columna, seguramente habrá tenido que tomar un taxi para dirigirse a su lugar de trabajo, sus hijos habrán tenido que irse a pie para el colegio, la doméstica no fue a trabajar, por culpa del día sin carro; seguramente usted se encuentra de mal humor, y no alcanza a entender […]
Cuando usted esté leyendo esta columna, seguramente habrá tenido que tomar un taxi para dirigirse a su lugar de trabajo, sus hijos habrán tenido que irse a pie para el colegio, la doméstica no fue a trabajar, por culpa del día sin carro; seguramente usted se encuentra de mal humor, y no alcanza a entender la importancia de la citada medida.
Siendo así, permítame amigo (a) lector (a), explicarle lo siguiente: Nuestro planeta, la casa que todos habitamos, está sufriendo las consecuencias de un consumismo irracional donde la consigna es: “usa y tira”. La industria se encarga de producir cosas que rápidamente se convierten en basura, lo que se conoce con el nombre de “la cultura del desechable”. Pues bien, esas toneladas de basura producen la contaminación de los suelos, el aire y el agua. ¿Por qué? Porque a diferencia del sistema natural, donde el ciclo se cumple de manera perfecta, pues la hierba alimenta a los herbívoros, y estos son depredados por los carnívoros, cuyos residuos nutren nuevamente la tierra y nace nuevamente la hierba, en el sistema industrial el ciclo no se cierra, debido a que no logra absorber las toneladas de basura que produce. Asimismo, las emisiones de los gases de efecto invernadero, están haciendo que los rayos solares que, al chocar con la atmosfera, deberían rebotar, queden atrapados produciéndose el llamado calentamiento global, que se hace notar con el deshielo vertiginoso de los casquetes polares, las altas temperaturas, el aumento en los niveles de los mares, la migración de especies animales, etc.
Los gases de efecto invernadero son entre otros el dióxido de carbono y el metano, y lo producen, por ejemplo: las fábricas, los vehículos automotores y termoeléctricas que funcionan con combustibles fósiles.
La idea es tratar de desacelerar el calentamiento global, reduciendo la emisión de gases de efecto invernadero, para recuperar en algo, el daño que nosotros mismos le hemos causado al planeta.
Hoy, 5 de junio, se celebra en todo el mundo el Día del Medio Ambiente, establecido por la Asamblea General de la ONU, día en el cual se realizan actividades tales como la siembra de árboles, el día sin carro, y aportes como el que este humilde servidor hace, con el propósito de crear conciencia sobre el daño que a diario causamos al medio ambiente.
El reto hacia el futuro es cambiar nuestros hábitos de consumo, producir bienes que sean amigables con el medio ambiente, y practicar una minería responsable, que preserve el medio ambiente, y cuyas utilidades sean para beneficio de todos, incluidos los menos favorecidos. Solo así podremos salvar el planeta.