En el pasado, cuando estaba en hegemonía, el bipartidismo, el panorama político se encontraba dividido entre conservadores, liberales y viceversa; hoy por primera vez en la historia política de Colombia, estamos experimentando una verdadera contienda de extremos; mi contextualización sobre el particular como critico conceptual es que los ciudadanos debemos resguardar los valores democráticos, el […]
En el pasado, cuando estaba en hegemonía, el bipartidismo, el panorama político se encontraba dividido entre conservadores, liberales y viceversa; hoy por primera vez en la historia política de Colombia, estamos experimentando una verdadera contienda de extremos; mi contextualización sobre el particular como critico conceptual es que los ciudadanos debemos resguardar los valores democráticos, el respeto, la pluralidad, el compromiso por el bienestar general y la vocación de servicios. En esta contienda encontramos a Iván Duque vs. Gustavo Petro.
Con fundamento al ajedrez político-democrático, los colombianos hoy tienen la oportunidad de votar por la izquierda o por la derecha; lo importante es hacerlo y vencer la abstención, esto es una forma sana de participar en Política, con honestidad y transparencia; una propuesta de cambio, que invita a eliminar los ataques indiscriminados ya mandados a recoger; es importante valorar el momento histórico que vivimos, partiendo del hecho que ha propiciado madurez política en el constituyente primario, razón por la cual la política es concebida como el arte de lo posible; luego entonces el diálogo político es el camino que se debe priorizar y lo más transcendental dar legitimidad a las propuestas que sirvan al país, que eviten que la ambigüedad sea instrumentalizada en la actual campaña.
La anterior ilustración, nos obliga a exigir que los medios de comunicación social, se conviertan en una herramienta transparente, objetiva e imparcial que articule un imaginario político con equilibrio. En este panorama político es vital que el lector y elector tenga conexión con exactitud lo referente al programa de cada uno; solo así podremos actuar desde perspectivas compartidas con sentido social, para que la desigualdad, la exclusión, el escepticismo y la apatía social no sean factores de perturbación. Bien es sabido por todos, que a medida que se aproxima la fecha decisoria de elección presidencial, segunda vuelta, es común escuchar propuestas que conducen a un ambiente de crispación nocivo. Por ello es prudente y coherente hacer un llamado a los candidatos, para que dejen atrás los discursos que se nutren de un pasado tétrico, violento y destructor. Es urgente y necesario tomar una gran decisión, en aras de lograr con gran vitalidad y entusiasmo un panorama político encaminado a un manejo adecuado al postconflicto; este propósito puede hacerse realidad, a través de una labor conjunta, decidida y unánime para sellar el pacto de unidad hacia la escogencia de un candidato elegido en torno a un verdadero escenario democrático y participativo; sea quien sea.
Con base en esta apreciación es fácil intuir que el pueblo colombiano conceptúe, evalúe e impulse una perspectiva ética que respalde las propuestas que contribuyan a construir un país más próspero, pujante y desarrollado en materia de salud, educación, infraestructura, seguridad y saneamiento básico ambiental. Esto nos conlleva a ser más ecuánimes, justos, activos y deliberativos, para lograr de nuestra democracia un pilar fundamental y acabar con las retoricas incendiarias, que solo evocan pasados nefastos sembrando incertidumbre y temor a las presentes y futuras generaciones.
En el pasado, cuando estaba en hegemonía, el bipartidismo, el panorama político se encontraba dividido entre conservadores, liberales y viceversa; hoy por primera vez en la historia política de Colombia, estamos experimentando una verdadera contienda de extremos; mi contextualización sobre el particular como critico conceptual es que los ciudadanos debemos resguardar los valores democráticos, el […]
En el pasado, cuando estaba en hegemonía, el bipartidismo, el panorama político se encontraba dividido entre conservadores, liberales y viceversa; hoy por primera vez en la historia política de Colombia, estamos experimentando una verdadera contienda de extremos; mi contextualización sobre el particular como critico conceptual es que los ciudadanos debemos resguardar los valores democráticos, el respeto, la pluralidad, el compromiso por el bienestar general y la vocación de servicios. En esta contienda encontramos a Iván Duque vs. Gustavo Petro.
Con fundamento al ajedrez político-democrático, los colombianos hoy tienen la oportunidad de votar por la izquierda o por la derecha; lo importante es hacerlo y vencer la abstención, esto es una forma sana de participar en Política, con honestidad y transparencia; una propuesta de cambio, que invita a eliminar los ataques indiscriminados ya mandados a recoger; es importante valorar el momento histórico que vivimos, partiendo del hecho que ha propiciado madurez política en el constituyente primario, razón por la cual la política es concebida como el arte de lo posible; luego entonces el diálogo político es el camino que se debe priorizar y lo más transcendental dar legitimidad a las propuestas que sirvan al país, que eviten que la ambigüedad sea instrumentalizada en la actual campaña.
La anterior ilustración, nos obliga a exigir que los medios de comunicación social, se conviertan en una herramienta transparente, objetiva e imparcial que articule un imaginario político con equilibrio. En este panorama político es vital que el lector y elector tenga conexión con exactitud lo referente al programa de cada uno; solo así podremos actuar desde perspectivas compartidas con sentido social, para que la desigualdad, la exclusión, el escepticismo y la apatía social no sean factores de perturbación. Bien es sabido por todos, que a medida que se aproxima la fecha decisoria de elección presidencial, segunda vuelta, es común escuchar propuestas que conducen a un ambiente de crispación nocivo. Por ello es prudente y coherente hacer un llamado a los candidatos, para que dejen atrás los discursos que se nutren de un pasado tétrico, violento y destructor. Es urgente y necesario tomar una gran decisión, en aras de lograr con gran vitalidad y entusiasmo un panorama político encaminado a un manejo adecuado al postconflicto; este propósito puede hacerse realidad, a través de una labor conjunta, decidida y unánime para sellar el pacto de unidad hacia la escogencia de un candidato elegido en torno a un verdadero escenario democrático y participativo; sea quien sea.
Con base en esta apreciación es fácil intuir que el pueblo colombiano conceptúe, evalúe e impulse una perspectiva ética que respalde las propuestas que contribuyan a construir un país más próspero, pujante y desarrollado en materia de salud, educación, infraestructura, seguridad y saneamiento básico ambiental. Esto nos conlleva a ser más ecuánimes, justos, activos y deliberativos, para lograr de nuestra democracia un pilar fundamental y acabar con las retoricas incendiarias, que solo evocan pasados nefastos sembrando incertidumbre y temor a las presentes y futuras generaciones.