COLUMNISTA

El ABC de la gestión de alcaldes y gobernadores

Desde la Ley 60 de 1993 se han dictado varias normas para fortalecer la descentralización municipal buscando mayor eficiencia y eficacia en los territorios. Esta concesión de la Nación se ha apalancado con recursos y autonomía.

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Desde la Ley 60 de 1993 se han dictado varias normas para fortalecer la descentralización municipal buscando mayor eficiencia y eficacia en los territorios. Esta concesión de la Nación se ha apalancado con recursos y autonomía. Sin embargo, los resultados no han sido los esperados, creo que el Estado se ha fraccionado en diferentes republiquetas independientes, a veces adversas al gobierno central, en detrimento de la unidad nacional; los casos de Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla son protuberantes, amén de muchos municipios de categorías menores.

Cada alcalde y cada gobernador, se reserva el derecho de adversar al presidente de la República si no encaja dentro de las directrices ideológicas de este. Además, la mayoría de los mandatarios territoriales no llega a estos cargos por altruismo patriótico y territorial sino por un cuarto de hora para enriquecerse y responderle con creces a su mecenas político, que bien pueden ser capos del narcotráfico. Que tengan claridad sobre los objetivos misionales, como alcaldes o como gobernadores, es muy raro.

Las gobernaciones, también, son unos entes burocráticos que bien pudieran desaparecer y no se notaría su ausencia. Estos mandatarios cuando llegan al poder se concentran en obras de infraestructura física hacia donde destinan gran parte del presupuesto con contratos sastres para sus amigos calanchines. Así, la sociedad no puede avanzar porque los objetivos misionales no son atendidos. Muchas obras de infraestructura son necesarias, pero lo que dinamiza a una sociedad son las obras de infraestructura social, pero esto hay que planificarlo. 

Más, muchas de esas obras tampoco son programadas, algunas se contratan, pero su ejecución no es supervisada, perdiéndose los recursos; según la Contraloría General de la República, el 30 % de las obras contratadas hace muchos años no se han hecho, el dinero se lo robaron, los organismos de control territoriales se hacen los de la vista gorda.  

En Valledupar la mayoría de las obras de infraestructura física las ha hecho la Gobernación; la obra de mayor recuerdo en el municipio de Valledupar es La Casa en el Aire que no se ha terminado y aún no sabemos para qué sirve, después de invertirle alrededor de doce mil millones de pesos.  

En Valledupar y el Cesar los indicadores sociales son deprimentes, compartimos vergüenza con Chocó, La Guajira y Cauca. Para hacer una buena gestión hay que tener un plan bien estructurado orientado a mejorar los indicadores sobre los ‘Nini’, el embarazo adolescente, el suicidio, la inseguridad, la desnutrición infantil, la mortalidad infantil y materna, la gente de la calle y el adulto mayor. Para los ‘Nini’ se deben fomentar programas intensivos de deportes, sobre capacitación digital, turismo y primeros auxilios. Esto genera empleo. Para mejorar la seguridad se debe mejorar el alumbrado público, utilizar drones y brigadas cívicas, optimizar los cuadrantes y crear ‘call centers’ por cuadrantes.

Para disminuir la desnutrición, los alcaldes deberían establecer convenios eficaces con el ICBF, tener actualizado el censo de niños menores de cinco años y los censos por comunas y diseñar planes alimentarios. Para disminuir la mortalidad infantil (niños menores de un año), se deben establecer convenios con clínicas y hospitales, hacer seguimiento a la población de menores de un año y tener un servicio ambulatorio para atenderlos. Valledupar y el Cesar ocupan los primeros puestos en mortalidad infantil del país, igual que en mortalidad materna y esta es creciente. 

Nadie debería suicidarse, pero en nuestro territorio esto es frecuente, incluso, hemos conocido casos de niños haciendo esta práctica. La unidad de psiquiatría y sicología y sociología es urgente. Si las alcaldías, que son la estructura central de la descentralización administrativa, no cumplen su misión, habría que repensar acerca de cómo se debe dirigir la administración local. Igual, la existencia de la figura “departamento” hay que repensarla.

Por: Luis Napoleón de Armas P.

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