En sus poemas habla de vivencias, la pobreza que hostigó su vida, su enfermedad, el dolor y un erotismo cándido. Según sus lectores y conocedores, transformó su tragedia en poesía. Su lenguaje es sencillo, sin dejar de ser diáfano, hermoso y universal.
En Codazzi, el municipio caluroso conocido por sus cultivos de algodón, nació Clemencia Tariffa en el año 1959, quien después de su muerte se convertiría en una insignia poética del Cesar aunque algunas personas desconozcan de su obra, es por eso que gestores culturales de la zona trabajan para preservar la memoria de este personaje.
A corta edad mostró sus capacidades literarias, en el colegio fue una estudiante juiciosa e inteligente. A sus 8 años de edad su madre la llevó a vivir a Santa Marta; allí conoció los primeros libros y afrontó los episodios iniciales de la epilepsia temprana, enfermedad que por escasez económica y tratamientos no avanzados de la época, la torturó durante toda su vida.
En la capital del Magdalena logró ser bibliotecaria y se unió al grupo de taller literario ‘Poetas al Exilio’. En 1987 se publicó su libro ‘El ojo de la noche’, descrito por sus lectores como de corte erótico de calidad impresionante. Obtuvo en 1994 el Premio Latinoamericano de Poesía Koeyú en Caracas y el Premio de Poesía del Instituto de Cultura del Cesar. En el 2006 fue publicado su libro ‘Cuartel’ por la Alcaldía de Santa Marta en coedición con Exilio-Mesosaurus; ese fue el segundo y último libro que le permitió escribir su salud física y mental.
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“Volvió a Codazzi después que lanzaron su primer libro, vino buscar nuevas oportunidades, ver si conseguía trabajo de bibliotecaria o trabajar en la cultura, pero no se le dieron las cosas y se devolvió a Santa Marta; estando allá su madre murió y entró en crisis”, aseveró el gestor cultural Nidio Quiroz.
Clemencia los últimos diez años de su vida permaneció en una clínica mental debido a una crisis padecida por la muerte de su madre. Ahí finalmente falleció el 23 de septiembre de 2009.
Desde muy pequeña se mostró apasionada por la literatura, en especial por la poesía; sin duda sus textos son vitrinas de sutileza, elegancia y el erotismo que destilaba y emanaba su piel. Y como ella misma lo plasmó en uno de sus poemas: “Pues si en realidad existe un dios, él más que nadie sabe que soy feliz de ser lo que soy, que desde que empecé a hacer arte jamás quise otra cosa diferente”, manifestando aquí su amor por las letras.
A partir de su fallecimiento, en 2014 los versos de Clemencia fueron recopilados en la antología ‘Difícil hablar con las sombras’, editada por su mentor Hernán Vargas Carreño, que reúne los dos libros de la poeta y una entrevista con el fin de preservar su memoria.
Lamentablemente Nidio Quiroz aseguró: “La obra de Clemencia ha quedado guardada en los estantes de las bibliotecas; en el Cesar pocos la conocían, de hecho no la conocían en su tierra, Codazzi. Yo conocí de ella en 2019, justo el año en el que falleció, cuando ella ya llevaba mucho tiempo de estar escribiendo”.
Por su parte, Eduardo Santos, representante del sector de Literatura ante el Concejo de Cultura de Valledupar, manifestó: “Aunque su crecimiento de vida y desarrollo, tanto cultural como literario, se haya hecho en la ciudad de Santa Marta, es un orgullo para los codacenses y para todo el departamento haber tenido como representante de la cultura y de la literatura a Clemencia Tariffa”.
En el 2016 a manos de un grupo de codacenses nace la idea de crear una fundación de interés social, a fin de trabajar por varios aspectos de importante relevancia en el municipio, entre esos la cultura. Materializada esa sociedad que hoy lleva por nombre ‘Árboles azules’, Quiroz propone hacer un festival de poesía y rescatarla ya que esta había quedado relegada. “Dije que teníamos que empezar un proceso de resurrección de la poesía, y de ser así, ese evento debería llevar el nombre de la poeta Clemencia Tariffa”, acotó.
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Agregando: “Necesitábamos rendirle un homenaje perenne y además incentivar a los nuevos escritores y poetas para que sigan su legado”. En 2018 ese sueño pudo realizarse, aunque inicialmente con mucha incredulidad por parte de las personas e incluso algunas se opusieron a la idea.
Con un tono de voz emocionado y lleno de satisfacción, habló Quiroz de la primera versión del festival de poesía, de la cual hicieron parte 15 invitados nacionales y uno internacional y más de 60 participantes de toda Colombia en el concurso de declamación, acotando: “El primer evento que hicimos generó un impacto positivo, la gente quedó emocionada, hubo bastante prensa regional pendiente del evento, fue muy significativo porque logramos el objetivo”.
Actualmente la Fundación Árboles Azules organiza el festival anualmente. Este viernes a las 9 de mañana, de manera virtual, inicia su cuarta versión con el acto inaugural y termina el sábado a las 5 de la tarde; este 2021 abrieron un espacio para poesía escrita y video poemas. El evento se lleva a cabo para exaltar el nombre del orgullo codacense y demostrar que las letras de esta zona del Cesar se inmortalizan ante el mundo y que los versos de Clemencia Tariffa no duerman en los recuerdos del papel.
KETTY GUTIÉRREZ MAESTRE/EL PILÓN
En sus poemas habla de vivencias, la pobreza que hostigó su vida, su enfermedad, el dolor y un erotismo cándido. Según sus lectores y conocedores, transformó su tragedia en poesía. Su lenguaje es sencillo, sin dejar de ser diáfano, hermoso y universal.
En Codazzi, el municipio caluroso conocido por sus cultivos de algodón, nació Clemencia Tariffa en el año 1959, quien después de su muerte se convertiría en una insignia poética del Cesar aunque algunas personas desconozcan de su obra, es por eso que gestores culturales de la zona trabajan para preservar la memoria de este personaje.
A corta edad mostró sus capacidades literarias, en el colegio fue una estudiante juiciosa e inteligente. A sus 8 años de edad su madre la llevó a vivir a Santa Marta; allí conoció los primeros libros y afrontó los episodios iniciales de la epilepsia temprana, enfermedad que por escasez económica y tratamientos no avanzados de la época, la torturó durante toda su vida.
En la capital del Magdalena logró ser bibliotecaria y se unió al grupo de taller literario ‘Poetas al Exilio’. En 1987 se publicó su libro ‘El ojo de la noche’, descrito por sus lectores como de corte erótico de calidad impresionante. Obtuvo en 1994 el Premio Latinoamericano de Poesía Koeyú en Caracas y el Premio de Poesía del Instituto de Cultura del Cesar. En el 2006 fue publicado su libro ‘Cuartel’ por la Alcaldía de Santa Marta en coedición con Exilio-Mesosaurus; ese fue el segundo y último libro que le permitió escribir su salud física y mental.
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“Volvió a Codazzi después que lanzaron su primer libro, vino buscar nuevas oportunidades, ver si conseguía trabajo de bibliotecaria o trabajar en la cultura, pero no se le dieron las cosas y se devolvió a Santa Marta; estando allá su madre murió y entró en crisis”, aseveró el gestor cultural Nidio Quiroz.
Clemencia los últimos diez años de su vida permaneció en una clínica mental debido a una crisis padecida por la muerte de su madre. Ahí finalmente falleció el 23 de septiembre de 2009.
Desde muy pequeña se mostró apasionada por la literatura, en especial por la poesía; sin duda sus textos son vitrinas de sutileza, elegancia y el erotismo que destilaba y emanaba su piel. Y como ella misma lo plasmó en uno de sus poemas: “Pues si en realidad existe un dios, él más que nadie sabe que soy feliz de ser lo que soy, que desde que empecé a hacer arte jamás quise otra cosa diferente”, manifestando aquí su amor por las letras.
A partir de su fallecimiento, en 2014 los versos de Clemencia fueron recopilados en la antología ‘Difícil hablar con las sombras’, editada por su mentor Hernán Vargas Carreño, que reúne los dos libros de la poeta y una entrevista con el fin de preservar su memoria.
Lamentablemente Nidio Quiroz aseguró: “La obra de Clemencia ha quedado guardada en los estantes de las bibliotecas; en el Cesar pocos la conocían, de hecho no la conocían en su tierra, Codazzi. Yo conocí de ella en 2019, justo el año en el que falleció, cuando ella ya llevaba mucho tiempo de estar escribiendo”.
Por su parte, Eduardo Santos, representante del sector de Literatura ante el Concejo de Cultura de Valledupar, manifestó: “Aunque su crecimiento de vida y desarrollo, tanto cultural como literario, se haya hecho en la ciudad de Santa Marta, es un orgullo para los codacenses y para todo el departamento haber tenido como representante de la cultura y de la literatura a Clemencia Tariffa”.
En el 2016 a manos de un grupo de codacenses nace la idea de crear una fundación de interés social, a fin de trabajar por varios aspectos de importante relevancia en el municipio, entre esos la cultura. Materializada esa sociedad que hoy lleva por nombre ‘Árboles azules’, Quiroz propone hacer un festival de poesía y rescatarla ya que esta había quedado relegada. “Dije que teníamos que empezar un proceso de resurrección de la poesía, y de ser así, ese evento debería llevar el nombre de la poeta Clemencia Tariffa”, acotó.
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Agregando: “Necesitábamos rendirle un homenaje perenne y además incentivar a los nuevos escritores y poetas para que sigan su legado”. En 2018 ese sueño pudo realizarse, aunque inicialmente con mucha incredulidad por parte de las personas e incluso algunas se opusieron a la idea.
Con un tono de voz emocionado y lleno de satisfacción, habló Quiroz de la primera versión del festival de poesía, de la cual hicieron parte 15 invitados nacionales y uno internacional y más de 60 participantes de toda Colombia en el concurso de declamación, acotando: “El primer evento que hicimos generó un impacto positivo, la gente quedó emocionada, hubo bastante prensa regional pendiente del evento, fue muy significativo porque logramos el objetivo”.
Actualmente la Fundación Árboles Azules organiza el festival anualmente. Este viernes a las 9 de mañana, de manera virtual, inicia su cuarta versión con el acto inaugural y termina el sábado a las 5 de la tarde; este 2021 abrieron un espacio para poesía escrita y video poemas. El evento se lleva a cabo para exaltar el nombre del orgullo codacense y demostrar que las letras de esta zona del Cesar se inmortalizan ante el mundo y que los versos de Clemencia Tariffa no duerman en los recuerdos del papel.
KETTY GUTIÉRREZ MAESTRE/EL PILÓN