En el lenguaje taurino se le llama cambio de tercio al momento en el que, dentro del proceso de lidia, se avanza del inicial que se denomina de varas, al de banderillas para terminar en el de muerte. 

Pues España ha cambiado de tercio desde el domingo pasado, cuando el Partido Popular -PP-, resultó triunfador en las elecciones municipales de la península Ibérica. Pedro Sánchez, el presidente del gobierno español y quien llegara al poder sin escrúpulos, sacando de manera sucia a Mariano Rajoy, leyó bien los resultados y adelantó para el 23 de julio las elecciones que en principio debían llevarse a cabo en diciembre. 

Los españoles le enviaron al gobierno un mensaje claro: se cansaron del mal gobierno, recuerdan todavía el pésimo manejo de la pandemia, y aprovecharon el nuevo liderazgo del gallego Alberto Núñez Feijóo y votaron a conciencia por un mejor futuro. La izquierda hizo crisis y la derecha se tomó las regiones autonómicas y este verano, llegará a El Prado.

Pronto regresaré a España, país que quiero y al que con mi esposa le debemos mucho, empezando porque fue allí donde nos conocimos, ya que en menos de un mes estaré por esas tierras por motivos laborales y académicos. Estaré allí 10 días antes de seguir mi camino a Israel, donde estaré 3 semanas más. En mi próxima visita no perderé el tiempo y mediré, con la gente, mis amigos y conocidos, la temperatura para proyectar lo que sucederá el 23 de julio. 

El PP arrasó en Madrid, donde le reconocen a Isabel Díaz Ayuso su excelente performance y en algunas ciudades andaluzas, lo que es poco común. Además, Vox, socio en la derecha del PP al representar el ala más radical, salió fortalecido el domingo lo que permite avizorar un giro de 180 grados en la política española. ¡Enhorabuena!

Por su parte, Podemos, de Pablo Iglesias desapareció del mapa político, también una excelente noticia. El PSOE pierde mucho poder en los territorios y sólo mantiene la mayoría absoluta en Castilla-La Mancha. La izquierda llegó dividida y no se ve por dónde podrá frenar la aplanadora que se avecina por parte de la derecha. 

Está claro que ni el PSOE ni el PP ni las encuestas pensaron que los resultados serían los que se dieron y eso sólo puede explicarse pensando en que el desgaste en la imagen del gobierno de Sánchez le pasó factura, adicionado esto a que la estrategia de campaña de Núñez Feijóo surtió efectos, el hombre la sacó del estadio. Sánchez jamás pensó que podría perder Extremadura, región tradicionalmente socialista que produce el mejor jamón serrano del país -el puro jamón de bellota-, y regiones como Aragón, la comunidad valenciana y las Baleares también le fueron arrebatadas. El PSOE quedó muy en entredicho.

Lo que le espera a Núñez Feijóo es una negociación con Vox para consolidar una derecha fuerte y sólida. No veo posible que Vox no apoye al PP y genere escenarios en los que el PSOE pueda mantenerse en el gobierno. Santiago Abascal, líder de Vox y quien fuera del PP, pronto se sentará a manteles con Núñez para plantear los acuerdos con los que gobernarán España. Inmensa alegría oír que la derecha recupera el terreno perdido en 2019 y que la península podrá regresar a las felices épocas de José María Aznar. Recordamos hoy con orgullo cómo personajes conservadores como Adolfo Suárez fueron los arquitectos de la España post Franco, bajo la famosa Constitución del 78.

El PSOE está dominado por Sánchez y algunos expertos afirman que está en un nivel nunca visto. Así las cosas, el único responsable de la debacle socialista es él, seguramente su deseo de mover a España cada vez más hacia la izquierda generó molestias a personas que, ya cansadas de tantos errores, votaron por el PP.

Los parlamentos regionales y numerosos ayuntamientos cambiaron de color y pasaron de rojo a azul. España despierta y nosotros, agradecidos, somos testigos de cómo otro de los cuates del señor Petro, se desploma. ¡Merecido!

Mientras tanto, ¿qué ha pasado con Nicolás Petro y ahora con Laura Sarabia? Exigimos justicia. ¡Corruptos, mil veces corruptos! El gobierno del cambio…