Hace varios años, en casa de mis padres, conocí al joven Miguel Uribe Turbay, al lado de su tío, Julio César Turbay Quintero, quien para la época ostentaba el cargo de Contralor General de la República.
Julio César se acercó en compañía de su sobrino a saludar a la familia de los Turbay en Valledupar; desde aquella época, con Miguel, somos afines en muchas cosas y hoy gozamos de una bonita y afectuosa amistad.
El 7 de agosto de 1978 su abuelo Julio César Turbay Ayala se posesionó como Presidente de la República de Colombia. En aquella oportunidad tuvo a bien designar como gobernador del Departamento del Cesar a mi padre José Guillermo Castro Castro, Pepe Castro. El presidente lo hizo para rendirle tributo a la amistad y hacer honor al aprecio que ambos se tenían.
Recuerdo que, además, quiso halagar a mi padre al colocarlo de padrino de María Carolina Hoyos Turbay, hija de Diana y hermana de Miguel; desde entonces, la relación de los Turbay con los Castro se cimentó a un más de tal manera que el jefe de mi padre se convirtió en su compadre.
Siendo embajador ante la Santa Sede, en Roma, fui a visitar al expresidente Turbay Ayala y me contaba que, siendo presidente, los liberales del Cesar en oposición a mi padre le llevaron una información respecto a la forma ligera de gobernar y a la manera de tomar decisiones apresuradas. Mi padre en su administración tenía un lema: “Buldozeres adelante y abogados atrás”.
El presidente, ligeramente, y para quedar bien ante la comitiva de políticos liberales, entabló contacto telefónico con el señor gobernador del Cesar. Los medios de comunicación al enterarse le preguntaron en entrevista al burgomaestre departamental del por qué el jefe del Estado le había reprendido. A lo que mi padre les contestó: “Él es mi jefe y me puede regañar”.
En la administración Turbay se inauguraron muchas obras de envergadura departamental y de importancia en Valledupar. Entre ellos, se destaca la construcción de 24 colegios de bachillerato, el parque de recreación infantil Nidia Quintero de Turbay – La Vallenata, en honor a la abuela del senador y candidato presidencial Miguel Uribe Turbay; también se le llevó a cabo la electrificación rural a todos los corregimientos de Valledupar, obras realizadas con escasos recursos económicos y que contaron con el discurso inaugural del presidente Turbay. Mi padre, al bajar la palanca que colocaba el fluido eléctrico a Patillal y ante la mirada atónita de muchos incrédulos que no creían en el proyecto eléctrico, mirándolos a los ojos les dijo: “Ahora sí van a tomar agua fría y a entretener los dientes comiendo boli…”.
Los Castro siempre hemos sido solidarios con los Turbay, no solo en los momentos de alegría sino en los de angustia y dolor. Miguel es hijo de Diana Turbay Quintero, periodista asesinada por el Cartel de Medellín.
Quedó huérfano a la edad de seis años, creció bajo las alas de su abuela materna, doña Nidia Quintero de Turbay, fue concejal de Bogotá y secretario de Gobierno; hoy, con lujo de detalles, ostenta el cargo de senador de la República. Ha sido tan aplicado en sus tesis, su carácter y pulcritud que hoy se identifica como el precandidato con más proximidad a la Presidencia de la República; hoy, doblemente víctima, quien por celos de los opositores de izquierda han querido vilmente silenciarlo, tal como ocurrió en otrora con líderes liberales como Gaitán y Luis Carlos Galán.
Por: Pedro Norberto Castro Araújo.
El Cuento de Pedro












