Habitantes de este sector de la comuna 4 de Valledupar piden oportunidades para los jóvenes, en aras de sacarlos del mundo de la drogadicción.
El barrio Egdardo Pupo está ubicado en la comuna 4 de Valledupar, entre Los Fundadores y El Manantial. Tiene más de 50 años de fundado y con el pasar de los años ha avanzado en su mejoramiento como acceso a los servicios públicos y la pavimentación; sin embargo, la calle 16A, la carrera 30 y la 17 A con 28 siguen llenas de piedras, esperando que algún plan de pavimentación se acuerde de ellos.
Otra de sus problemáticas radica en la falta de agua en algunos sectores como en la calle 16B, entre las carreras 28, 29 y 30, donde el vital líquido solo llega por las noches y con poca fuerza.
No obstante, sus habitantes manifestaron que a pesar que estas son circunstancias que los perjudican, no llegan a compararse en lo más mínimo con una situación que cada día crece más como es el consumo de droga en jóvenes, venta de estupefacientes, adolescentes embarazadas y falta de oportunidades para ellos.
Esto ha llegado al punto que los llamados ‘chirretes’ sean los ‘dueños’ del parque donde las bancas únicamente pueden ser utilizadas por ellos y para eso las han marcado con pinturas de diferentes colores, así ningún vecino puede hacer uso de ellas, de lo contrario podrían tener problemas.
Carlos Mejía, miembro de la Junta de Acción Comunal del barrio, manifestó que los drogadictos consumen sustancias estupefacientes sin importar que haya niños jugando o jóvenes haciendo deportes.
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“Uno de los factores para que estén en el parque es porque no hay suficiente alumbrado público en sus alrededores y de esto tienen conocimiento Obras en la Alcaldía, Alumbrado Público y en Afinia porque he entregado diferentes oficios haciendo solicitud, pero no pasa nada”, resaltó Mejía.
Asimismo mencionó que en la calle 17 con carrera 20 hay un lote baldío sin cerramiento y oscuro, lo cual es aprovechado por los delincuentes para atracar a todo el que por ahí transite.
Una ama de casa, que vive en este sector hace 45 años, relató que viven intranquilos cuando les toca ir a una tienda o salir a la medianoche a tomar un taxi si alguna emergencia se llegara a presentar puesto que los consumidores de droga están en cada esquina y se adueñan del lugar.
“En la esquina de la 16 B con 29 es impresionante cómo jóvenes de 14 años en adelante se reúnen a ingerir bebidas embriagantes y consumir droga. Da miedo ir a la tienda, uno trata de ignorarlos ante la necesidad de ir a comprar algo. Lo mismo pasa en la placita, ubicada en la 17 con 29, que si bien le hicieron una intervención en la administración pasada en cuanto a ornato, de nada ha servido porque los niños no pueden usar este espacio debido a que los vendedores de droga o los consumidores desde las 4:00 de la tarde empiezan a llegar hasta altas horas en la noche”, dijo esta mujer quien por su seguridad pidió no revelar su nombre.
Este barrio no tiene tranquilidad en ningún momento; las parrandas a cualquier hora del día a todo volumen es otro mal que los aqueja, sin dejar a un lado los pique de motos que se están realizando en toda la calle 29.
“No podemos ni siquiera dormir tranquilos son escándalos, música a todo volumen y los piques de motos que empiezan a realizar los motorizados como si se tratara de una pista de motocross. Hace varios años, cerca a la placita, un señor lo atropellaron y murió como consecuencia de los piques de motos y esa muerte quedó así, sin judicializar a los responsables”, dijo otra residente.
Bajo reserva de identidad un adulto mayor de este sector manifestó que uno de los puntos donde venden estupefacientes es en la parte de atrás del colegio Edgardo Pupo, sede de la Institución Educativa José Eugenio Martínez.
“Por años en esa zona han vendido droga y no es secreto para las autoridades. Es cierto que la Policía viene y los dispersa, pero así mismo vuelven a aglomerarse. Cuando vienen los políticos a realizar sus promesas las personas que de verdad queremos un cambio definitivo para el barrio lo que pedimos es que hagan una verdadera intervención, aquí los jóvenes no tienen nada que hacer y se han refugiado en la drogadicción”, refirió.
Dijo igualmente que es impresionante ver cómo los llamados ‘chirretes’ no los dejan vivir tranquilos. “Hay ‘chirretes’ que son de aquí mismo como el líder que vive en el barrio, los demás llegan de Villa Corelca, Los Fundadores y demás barrios cercanos”, añadió el lugareño.
El presidente de la comuna 4 de Valledupar, Juan Henquer, manifestó que esta situación se ha abordado en varios Consejo de Gobierno con las distintas administraciones municipales porque es un flagelo que cada vez está más agudizado.
“Muchas personas de estos sectores se abstienen a dar esas declaraciones porque luego recibe amenazas; no sé cómo se filtra la información que se pueda dar. Históricamente El Pupo ha sido uno de los barrios de la comuna 4 que ha sufrido este flagelo. Hay que reconocer que la Policía ha intervenido, han aplicado extinción de dominio a casas que se han dedicado a la venta de droga, pero parece que vuelven y se arraigan”, dijo el líder comunal.
Subrayó que en el sector de la ‘placita’ no hay ley. “Estos muchachos no ven una oportunidad por parte de la administración municipal o por algún ente del Estado, ni alguna fundación que los ayude porque hay personas que incluso tienen habilidades, pero viven metido en ese mundo por falta oportunidades; sabemos que no se podrán rescatar todos, pero sí un gran porcentaje. Se necesita una acción contundente para que ellos vean que si va a dar resultado no únicamente una charla y más nada”, dijo Henquer.
Destacó que esta situación está pasando en toda la comuna cuatro. “Las autoridades lo saben porque esto no se puede negar. No hay programas para los niños, niñas y adolescentes. La Policía en esta comuna solo centra sus programas sociales en los barrios Villa Miriam, Populandia y 450 Años”, enfatizó el líder comunal.
El próximo 18 de febrero la Secretaría de Gobierno realizará una mesa de trabajo con esta comunidad, en la que abordarán temas como seguridad, alarmas comunitarias, cámaras de seguridad y drogadicción, espacio público e invasiones. Los habitantes esperan que puedan brindarles solución a los problemas que los aquejan.
REDACCIÓN EL PILÓN
Habitantes de este sector de la comuna 4 de Valledupar piden oportunidades para los jóvenes, en aras de sacarlos del mundo de la drogadicción.
El barrio Egdardo Pupo está ubicado en la comuna 4 de Valledupar, entre Los Fundadores y El Manantial. Tiene más de 50 años de fundado y con el pasar de los años ha avanzado en su mejoramiento como acceso a los servicios públicos y la pavimentación; sin embargo, la calle 16A, la carrera 30 y la 17 A con 28 siguen llenas de piedras, esperando que algún plan de pavimentación se acuerde de ellos.
Otra de sus problemáticas radica en la falta de agua en algunos sectores como en la calle 16B, entre las carreras 28, 29 y 30, donde el vital líquido solo llega por las noches y con poca fuerza.
No obstante, sus habitantes manifestaron que a pesar que estas son circunstancias que los perjudican, no llegan a compararse en lo más mínimo con una situación que cada día crece más como es el consumo de droga en jóvenes, venta de estupefacientes, adolescentes embarazadas y falta de oportunidades para ellos.
Esto ha llegado al punto que los llamados ‘chirretes’ sean los ‘dueños’ del parque donde las bancas únicamente pueden ser utilizadas por ellos y para eso las han marcado con pinturas de diferentes colores, así ningún vecino puede hacer uso de ellas, de lo contrario podrían tener problemas.
Carlos Mejía, miembro de la Junta de Acción Comunal del barrio, manifestó que los drogadictos consumen sustancias estupefacientes sin importar que haya niños jugando o jóvenes haciendo deportes.
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“Uno de los factores para que estén en el parque es porque no hay suficiente alumbrado público en sus alrededores y de esto tienen conocimiento Obras en la Alcaldía, Alumbrado Público y en Afinia porque he entregado diferentes oficios haciendo solicitud, pero no pasa nada”, resaltó Mejía.
Asimismo mencionó que en la calle 17 con carrera 20 hay un lote baldío sin cerramiento y oscuro, lo cual es aprovechado por los delincuentes para atracar a todo el que por ahí transite.
Una ama de casa, que vive en este sector hace 45 años, relató que viven intranquilos cuando les toca ir a una tienda o salir a la medianoche a tomar un taxi si alguna emergencia se llegara a presentar puesto que los consumidores de droga están en cada esquina y se adueñan del lugar.
“En la esquina de la 16 B con 29 es impresionante cómo jóvenes de 14 años en adelante se reúnen a ingerir bebidas embriagantes y consumir droga. Da miedo ir a la tienda, uno trata de ignorarlos ante la necesidad de ir a comprar algo. Lo mismo pasa en la placita, ubicada en la 17 con 29, que si bien le hicieron una intervención en la administración pasada en cuanto a ornato, de nada ha servido porque los niños no pueden usar este espacio debido a que los vendedores de droga o los consumidores desde las 4:00 de la tarde empiezan a llegar hasta altas horas en la noche”, dijo esta mujer quien por su seguridad pidió no revelar su nombre.
Este barrio no tiene tranquilidad en ningún momento; las parrandas a cualquier hora del día a todo volumen es otro mal que los aqueja, sin dejar a un lado los pique de motos que se están realizando en toda la calle 29.
“No podemos ni siquiera dormir tranquilos son escándalos, música a todo volumen y los piques de motos que empiezan a realizar los motorizados como si se tratara de una pista de motocross. Hace varios años, cerca a la placita, un señor lo atropellaron y murió como consecuencia de los piques de motos y esa muerte quedó así, sin judicializar a los responsables”, dijo otra residente.
Bajo reserva de identidad un adulto mayor de este sector manifestó que uno de los puntos donde venden estupefacientes es en la parte de atrás del colegio Edgardo Pupo, sede de la Institución Educativa José Eugenio Martínez.
“Por años en esa zona han vendido droga y no es secreto para las autoridades. Es cierto que la Policía viene y los dispersa, pero así mismo vuelven a aglomerarse. Cuando vienen los políticos a realizar sus promesas las personas que de verdad queremos un cambio definitivo para el barrio lo que pedimos es que hagan una verdadera intervención, aquí los jóvenes no tienen nada que hacer y se han refugiado en la drogadicción”, refirió.
Dijo igualmente que es impresionante ver cómo los llamados ‘chirretes’ no los dejan vivir tranquilos. “Hay ‘chirretes’ que son de aquí mismo como el líder que vive en el barrio, los demás llegan de Villa Corelca, Los Fundadores y demás barrios cercanos”, añadió el lugareño.
El presidente de la comuna 4 de Valledupar, Juan Henquer, manifestó que esta situación se ha abordado en varios Consejo de Gobierno con las distintas administraciones municipales porque es un flagelo que cada vez está más agudizado.
“Muchas personas de estos sectores se abstienen a dar esas declaraciones porque luego recibe amenazas; no sé cómo se filtra la información que se pueda dar. Históricamente El Pupo ha sido uno de los barrios de la comuna 4 que ha sufrido este flagelo. Hay que reconocer que la Policía ha intervenido, han aplicado extinción de dominio a casas que se han dedicado a la venta de droga, pero parece que vuelven y se arraigan”, dijo el líder comunal.
Subrayó que en el sector de la ‘placita’ no hay ley. “Estos muchachos no ven una oportunidad por parte de la administración municipal o por algún ente del Estado, ni alguna fundación que los ayude porque hay personas que incluso tienen habilidades, pero viven metido en ese mundo por falta oportunidades; sabemos que no se podrán rescatar todos, pero sí un gran porcentaje. Se necesita una acción contundente para que ellos vean que si va a dar resultado no únicamente una charla y más nada”, dijo Henquer.
Destacó que esta situación está pasando en toda la comuna cuatro. “Las autoridades lo saben porque esto no se puede negar. No hay programas para los niños, niñas y adolescentes. La Policía en esta comuna solo centra sus programas sociales en los barrios Villa Miriam, Populandia y 450 Años”, enfatizó el líder comunal.
El próximo 18 de febrero la Secretaría de Gobierno realizará una mesa de trabajo con esta comunidad, en la que abordarán temas como seguridad, alarmas comunitarias, cámaras de seguridad y drogadicción, espacio público e invasiones. Los habitantes esperan que puedan brindarles solución a los problemas que los aquejan.
REDACCIÓN EL PILÓN