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Sin categoría - 28 marzo, 2010

Ataques perjudican a la Iglesia, pero no al Papa Benedicto XVI

CIUDAD DEL VATICANO (AP) El Vaticano dijo ayer que los recientes ataques contra la Iglesia por el manejo de los abusos sexuales cometidos por algunos clérigos han sido perjudiciales, pero insistió que la autoridad pontificia no ha sido debilitada. En lugar de ello, dijo un vocero vaticano, la autoridad del papa Benedicto XVI y el […]

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CIUDAD DEL VATICANO (AP)
El Vaticano dijo ayer que los recientes ataques contra la Iglesia por el manejo de los abusos sexuales cometidos por algunos clérigos han sido perjudiciales, pero insistió que la autoridad pontificia no ha sido debilitada.
En lugar de ello, dijo un vocero vaticano, la autoridad del papa Benedicto XVI y el compromiso de la oficina vaticana doctrinal y disciplinaria “han sido confirmadas en su respaldo y guía a los obispos para combatir y erradicar la plaga de los abusos dondequiera que ocurra”.
El escándalo de los abusos sexuales se ha propagado por Europa hasta llegar a Alemania, la patria de Benedicto. El propio Papa ha sido criticado por un caso que data de su paso por el arzobispado de Munich y otro ocurrido durante su presidencia de la oficina vaticana responsable de la disciplina del clero.
El cardenal Walter Kasper reconoció en una entrevista publicada ayer que las autoridades eclesiásticas guardaron silencio en ocasiones sobre los casos de abuso sexual.
Los ataques al Papa “van más allá de cualquier límite y lealtad”, dijo Kasper al Corriere della Sera.
El cardenal, empero, pidió una limpieza y dijo que la Iglesia debe permanecer más alerta y desplegar mayor valor en el manejo de cualquier abuso sexual. Agregó que la creciente percepción del problema hace “irreversible” el sendero de la renovación.
Con una actitud mucho más dura que la de su predecesor, Juan Pablo II, Benedicto impuso medidas disciplinarias a un mando eclesiástico defendido por el pontífice polaco y destituyó a otros bajo la nueva política de tolerancia cero.
Las reacciones fueron diferentes cuando el reverendo Peter Hullermann, acusado de abusar sexualmente a varios muchachos, fue transferido a la antigua archidiócesis del Papa, Munich.
Cuando Joseph Ratzinger fue cardenal, antes de subir al trono de Pedro, participó en 1980 en una decisión que transfirió Hullermann a Munich para que recibiera terapia, y el lugarteniente de Ratzinger cargó con la responsabilidad de una decisión subsiguiente que permitió al sacerdote la reanudación de los deberes pastorales. Hullermann fue convicto de abuso sexual en 1986.
El diario The New York Times indicó el viernes que Ratzinger recibió copia de una carta según la cual Hullermann reanudaría sus labores pastorales a los pocos días de recibir tratamiento psiquiátrico.
En otro caso, diversos documentos indicaron que la oficina del Vaticano responsable por el castigo de los curas, durante la dirección de Ratzinger, detuvo un juicio eclesiástico de un sacerdote de Milwaukee acusado de abusar a unos 200 muchachos sordos de 1950 a 1975.
El Vaticano dijo que el caso llegó al la Santa Sede en 1996, que el reverendo Lawrence Murphy murió dos años después y que nada en la forma en que manejó la Iglesia el asunto impedía que fuera demandado por la vía civil.

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28 marzo, 2010

Ataques perjudican a la Iglesia, pero no al Papa Benedicto XVI

CIUDAD DEL VATICANO (AP) El Vaticano dijo ayer que los recientes ataques contra la Iglesia por el manejo de los abusos sexuales cometidos por algunos clérigos han sido perjudiciales, pero insistió que la autoridad pontificia no ha sido debilitada. En lugar de ello, dijo un vocero vaticano, la autoridad del papa Benedicto XVI y el […]


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CIUDAD DEL VATICANO (AP)
El Vaticano dijo ayer que los recientes ataques contra la Iglesia por el manejo de los abusos sexuales cometidos por algunos clérigos han sido perjudiciales, pero insistió que la autoridad pontificia no ha sido debilitada.
En lugar de ello, dijo un vocero vaticano, la autoridad del papa Benedicto XVI y el compromiso de la oficina vaticana doctrinal y disciplinaria “han sido confirmadas en su respaldo y guía a los obispos para combatir y erradicar la plaga de los abusos dondequiera que ocurra”.
El escándalo de los abusos sexuales se ha propagado por Europa hasta llegar a Alemania, la patria de Benedicto. El propio Papa ha sido criticado por un caso que data de su paso por el arzobispado de Munich y otro ocurrido durante su presidencia de la oficina vaticana responsable de la disciplina del clero.
El cardenal Walter Kasper reconoció en una entrevista publicada ayer que las autoridades eclesiásticas guardaron silencio en ocasiones sobre los casos de abuso sexual.
Los ataques al Papa “van más allá de cualquier límite y lealtad”, dijo Kasper al Corriere della Sera.
El cardenal, empero, pidió una limpieza y dijo que la Iglesia debe permanecer más alerta y desplegar mayor valor en el manejo de cualquier abuso sexual. Agregó que la creciente percepción del problema hace “irreversible” el sendero de la renovación.
Con una actitud mucho más dura que la de su predecesor, Juan Pablo II, Benedicto impuso medidas disciplinarias a un mando eclesiástico defendido por el pontífice polaco y destituyó a otros bajo la nueva política de tolerancia cero.
Las reacciones fueron diferentes cuando el reverendo Peter Hullermann, acusado de abusar sexualmente a varios muchachos, fue transferido a la antigua archidiócesis del Papa, Munich.
Cuando Joseph Ratzinger fue cardenal, antes de subir al trono de Pedro, participó en 1980 en una decisión que transfirió Hullermann a Munich para que recibiera terapia, y el lugarteniente de Ratzinger cargó con la responsabilidad de una decisión subsiguiente que permitió al sacerdote la reanudación de los deberes pastorales. Hullermann fue convicto de abuso sexual en 1986.
El diario The New York Times indicó el viernes que Ratzinger recibió copia de una carta según la cual Hullermann reanudaría sus labores pastorales a los pocos días de recibir tratamiento psiquiátrico.
En otro caso, diversos documentos indicaron que la oficina del Vaticano responsable por el castigo de los curas, durante la dirección de Ratzinger, detuvo un juicio eclesiástico de un sacerdote de Milwaukee acusado de abusar a unos 200 muchachos sordos de 1950 a 1975.
El Vaticano dijo que el caso llegó al la Santa Sede en 1996, que el reverendo Lawrence Murphy murió dos años después y que nada en la forma en que manejó la Iglesia el asunto impedía que fuera demandado por la vía civil.