La reciente inversión en infraestructura física educativa por parte de la administración saliente merece nuestro aplauso. Este esfuerzo no solo mejora el entorno de aprendizaje para nuestros niños y jóvenes, sino que también señala un compromiso con el futuro de nuestra sociedad. Es justo reconocer que, desde el reemplazo del situado fiscal, los recursos destinados a la educación han visto una disminución significativa. Ahora que se inician las nuevas administraciones es oportuno solicitar redirigir recursos de las regalías u otra forma para aumentar el presupuesto para la sectorial de la educación, el sector más prometedor para trasformar el futuro de nuestra sociedad.

En los planes de desarrollo que actualmente se están construyendo, debemos pedir a los líderes locales que tengan un capítulo especial para la educación pública, la cual presenta la acumulación de muchas situaciones que inciden en un bajo rendimiento, mayor cobertura, más pertinencia, jornada única, por citar algunas entre muchas más. Hoy quiero pedir muy puntualmente diseñar estrategias que aseguren la implementación del Plan Nacional de Orientación Escolar, la operatividad del consejo directivo y la activación de las “Escuelas de Padres”. Este esfuerzo colectivo es esencial para abordar problemas arraigados como la inseguridad, el desempleo, la drogadicción, la deserción escolar, los embarazos en adolescentes y enfrentar los crecientes indicadores de suicidios en jóvenes.

Esta propuesta no solo es ambiciosa sino absolutamente necesaria. Representa la oportunidad de construir una sociedad más educada, justa, inclusiva y próspera. Para lograrlo, es imprescindible solicitar el apoyo del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y UNICEF. Además, es vital exigir el funcionamiento efectivo del Consejo Directivo, en el cual el sector productivo juega un papel crucial actualmente subestimado. La inclusión de este sector es indispensable para la construcción de un futuro mejor para nuestra sociedad, alineando las necesidades educativas con las demandas del mercado laboral y garantizando así una formación relevante para nuestros jóvenes.

La educación es el pilar sobre el cual podemos edificar una comunidad resiliente y capaz de enfrentar los desafíos del mañana. Hago un llamado a los mandatarios a considerar estas propuestas dentro de sus planes de desarrollo. Solo a través de un compromiso conjunto entre el gobierno, el sector educativo, el sector productivo y la comunidad en general, podremos alcanzar los objetivos de una educación de calidad que sirva como motor de progreso social y económico. Este es el momento de unir fuerzas para invertir en nuestro recurso más valioso: nuestros niños y jóvenes. La educación es la inversión más inteligente que podemos hacer para garantizar un futuro próspero para todos.

Ricardo Reyes
Presidente de la junta de Fenalco Cesar