En este corregimiento de Valledupar se celebró una vez más la festividad religiosa, cultural y étnica.
Las danzas de negros palenqueros, cucambas y diablos recorrieron el jueves 3 de junio las calles del corregimiento de Atánquez, jurisdicción de Valledupar, en el marco de la celebración cultural y religiosa del Corpus Christi, en la que la iglesia católica venera el sacramento de la eucaristía.
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Por la pandemia ocasionada por el covid-19 se celebraron tres misas en el día para evitar aglomeraciones y disminuir los riesgos de contagios. En horas de la tarde el colorido y la destreza de los bailarines, al son de tambores, castañuelas y acordeón, cautivó a propios y visitantes en la fiesta que fusiona elementos históricos, étnicos y religiosos.
En el Corpus Christi bailan durante todo el día, visitan los cementerios y luego van a las casas de cada uno de los integrantes de los grupos donde les brindan comidas y bebidas hasta que cae la noche.
En conversaciones con EL PILÓN, el inspector del corregimiento de Atánquez, Ricardo Romero, señaló que este año volvieron a exigir el uso del tapabocas a los danzantes, así como a aquellas personas que llegaban al lugar a hacer sus promesas al santísimo de la trinidad.
“Los danzantes que han tenido un accidente, una enfermedad o si alguno de sus familiares ha tenido un percance, ellos le hacen una petición al santísimo que se las concede curándolos, dándoles buena vida, progreso… Entonces ellos se comprometen con el santo a bailar durante ese tiempo”, explicó Romero.
Por su parte, el organizador del Corpus Christi en Atánquez e integrante de la danza de los negros palenqueros, Amilkar Arias, se refirió a la importancia cultural de esta festividad que ha sido transmitida de generación en generación, manteniéndose vigente en el tiempo, en donde participan adultos y niños.
“El Corpus para nosotros los atanqueros es la fiesta más grande que tenemos en un sentido religioso cultural; es la manifestación más esplendorosa que tenemos en este corregimiento, donde año tras año trascurren. Hay unas danzas que algunas personas hacen con fe, pidiéndole al santísimo sacramento por X o Y enfermedad, o se preparan para venir a pagar sus peticiones o esa manda dentro de las festividades”, explicó.
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Una de las suplicas es el fin de la pandemia del coronavirus que ha afectado a millones de personas en el mundo. “Cada persona hace su manda, paga sus promesas que ha pedido y otros llegan a pedir. En el conglomerado de lo que es la danza del Corpus hubo una intención especial dentro de la misa por el covid-19, que hoy nos está afectando para que baje en nuestra comunidad y el mundo entero y podamos realizar estas actividades como lo hacíamos dos años atrás”, señaló.
Añadió que el Corpus Christi es una manifestación cultural que nació del sincretismo cultural del hombre de origen español que aportó para la creación de esa fiesta, así como del africano y los indígenas que estaban asentados en ese territorio cuando llegaron los colonizadores.
En cuanto al significado de los vestuarios, que conjugan elementos culturales e históricos, Amilkar Arias explicó que en las cumbambas se asemejan a las aves que representa la mansedumbre del indígena americano. “El vestuario es hecho de palma de iraca, que representa el plumaje de las aves; lleva un gorro hecho con cartón y plumas de aves. Es la representación de las aves y los indígenas de la región”.
Entre tanto, la danza de los diablos representa a los europeos y es bailada solo por hombres haciendo alusión a la arrogancia. “La persona lleva un vestido esplendoroso en color rojo y castañetas para hacer un sonido, además de cascabeles que se colocan los danzantes al igual que un par de espuelas en los pies y hay una máscara hechas en cuero de ovejo adornada con espejos”, agregó.
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Por último, está el grupo de los negros palenqueros, donde mujeres y hombres se unen para personificar a los africanos que visten con sombreros adornados por cintas y flores nativas. En el caso de los hombres llevan consigo un machete en la mano que caracteriza “el trabajo que hacía ese negro dentro de nuestras comunidades”.
Por: Carmen Lucía Mendoza Cuello/ EL PILÓN.
En este corregimiento de Valledupar se celebró una vez más la festividad religiosa, cultural y étnica.
Las danzas de negros palenqueros, cucambas y diablos recorrieron el jueves 3 de junio las calles del corregimiento de Atánquez, jurisdicción de Valledupar, en el marco de la celebración cultural y religiosa del Corpus Christi, en la que la iglesia católica venera el sacramento de la eucaristía.
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Por la pandemia ocasionada por el covid-19 se celebraron tres misas en el día para evitar aglomeraciones y disminuir los riesgos de contagios. En horas de la tarde el colorido y la destreza de los bailarines, al son de tambores, castañuelas y acordeón, cautivó a propios y visitantes en la fiesta que fusiona elementos históricos, étnicos y religiosos.
En el Corpus Christi bailan durante todo el día, visitan los cementerios y luego van a las casas de cada uno de los integrantes de los grupos donde les brindan comidas y bebidas hasta que cae la noche.
En conversaciones con EL PILÓN, el inspector del corregimiento de Atánquez, Ricardo Romero, señaló que este año volvieron a exigir el uso del tapabocas a los danzantes, así como a aquellas personas que llegaban al lugar a hacer sus promesas al santísimo de la trinidad.
“Los danzantes que han tenido un accidente, una enfermedad o si alguno de sus familiares ha tenido un percance, ellos le hacen una petición al santísimo que se las concede curándolos, dándoles buena vida, progreso… Entonces ellos se comprometen con el santo a bailar durante ese tiempo”, explicó Romero.
Por su parte, el organizador del Corpus Christi en Atánquez e integrante de la danza de los negros palenqueros, Amilkar Arias, se refirió a la importancia cultural de esta festividad que ha sido transmitida de generación en generación, manteniéndose vigente en el tiempo, en donde participan adultos y niños.
“El Corpus para nosotros los atanqueros es la fiesta más grande que tenemos en un sentido religioso cultural; es la manifestación más esplendorosa que tenemos en este corregimiento, donde año tras año trascurren. Hay unas danzas que algunas personas hacen con fe, pidiéndole al santísimo sacramento por X o Y enfermedad, o se preparan para venir a pagar sus peticiones o esa manda dentro de las festividades”, explicó.
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Una de las suplicas es el fin de la pandemia del coronavirus que ha afectado a millones de personas en el mundo. “Cada persona hace su manda, paga sus promesas que ha pedido y otros llegan a pedir. En el conglomerado de lo que es la danza del Corpus hubo una intención especial dentro de la misa por el covid-19, que hoy nos está afectando para que baje en nuestra comunidad y el mundo entero y podamos realizar estas actividades como lo hacíamos dos años atrás”, señaló.
Añadió que el Corpus Christi es una manifestación cultural que nació del sincretismo cultural del hombre de origen español que aportó para la creación de esa fiesta, así como del africano y los indígenas que estaban asentados en ese territorio cuando llegaron los colonizadores.
En cuanto al significado de los vestuarios, que conjugan elementos culturales e históricos, Amilkar Arias explicó que en las cumbambas se asemejan a las aves que representa la mansedumbre del indígena americano. “El vestuario es hecho de palma de iraca, que representa el plumaje de las aves; lleva un gorro hecho con cartón y plumas de aves. Es la representación de las aves y los indígenas de la región”.
Entre tanto, la danza de los diablos representa a los europeos y es bailada solo por hombres haciendo alusión a la arrogancia. “La persona lleva un vestido esplendoroso en color rojo y castañetas para hacer un sonido, además de cascabeles que se colocan los danzantes al igual que un par de espuelas en los pies y hay una máscara hechas en cuero de ovejo adornada con espejos”, agregó.
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Por último, está el grupo de los negros palenqueros, donde mujeres y hombres se unen para personificar a los africanos que visten con sombreros adornados por cintas y flores nativas. En el caso de los hombres llevan consigo un machete en la mano que caracteriza “el trabajo que hacía ese negro dentro de nuestras comunidades”.
Por: Carmen Lucía Mendoza Cuello/ EL PILÓN.