Unas vacaciones por obligaciones de la tecnología a veces son justificables. Y claro limpiar los cables en este enredo casi decembrino es algo útil tratándose del berenjenal donde estamos metidos. La música es una catarata de alegría, mientras sus intérpretes nos llevan por la vida de una manera más tranquila, la música cubana, por ejemplo, […]
Unas vacaciones por obligaciones de la tecnología a veces son justificables. Y claro limpiar los cables en este enredo casi decembrino es algo útil tratándose del berenjenal donde estamos metidos.
La música es una catarata de alegría, mientras sus intérpretes nos llevan por la vida de una manera más tranquila, la música cubana, por ejemplo, ese torrente de aires, ritmos, mezclas no han hecho algo distinto que alegrarnos, pero también llenarnos de nostalgia con algún bolero de esos tremendamente amargos, o boleros de “cabronaje” como los llamaban Carlos Alberto Atehortúa y Carlos Vidal después de escuchar ‘Por borracha’, en la voz de Orlando Contreras.
Acaba de despedirse Pablo Milanés de la isla para el mundo. Guarachas, plenas, merengues, cha cha chá, mambos, danzas y contradanzas sones, rumbas, salsa, en fin, todo el mar vuelto música. Y claro la llamada nueva trova, con sus tantos músicos de gran calidad y reconocimiento. “Dónde estás Yolanda, pasó, que pasó Yolanda, te busqué, te busqué Yolanda tus ojos me miraron tus, labios me besaron, con todo el fuego ardiente, ardiente de mujer, la luz de tu mirada, el fuego de tus labios, flecharon a mi pecho y de ahí yo me enamoré”, ese verso, también de Contreras para ese nombre, para iniciar la tarde. Luego el indio venezolano Pastor López también soltó una Yolanda a su manera: “Cuando te vi por primera vez, aquel momento no puedo olvidar, y me la paso pensando en ti, Yolanda, sabes que te quiero, y por ti me muero Yolanda”.
En el vallenato el ‘viejo Mile’ Zuleta Baquero también se encontró su dame con ese nombre, y claro le cantó: “Me invitan para el 11 yo con mucho gusto vengo, a Emiliano lo trajeron para la fiesta de San Roque una mujer bonita que la llamaban Yolanda, yo estaba desprevenido para empezar la parranda, Emiliano se ha venido con ganas de ver a Yolanda, y Yolanda no está en San Roque, se fue para Curumaní”. Parece que el nombre tiene su poder, Yola + anda = Yolanda, luego pensamos que las Yolanda son algo andariegas.
Llegaría entonces Milanés cargado de poesía para su Yolanda versos sencillos, pero dicientes y con los acordes musicales propios de quienes saben el arte del sentimiento, nos dejaron por largos ratos en las barras de algún bar, en las salas de encuentros con amigos y amigas con algo de oídos, entonces… Si alguna vez me siento derrotado, renuncio a ver el sol cada mañana, rezando el credo que me has enseñado, miro tu cara te digo en la ventana, Yolanda, Yolanda..
No sé si es mi caso, pero las Yolanda que conozco tienen su encanto, tampoco tengo la seguridad si algún hilo conductor tenga que ver con la musa cubana de Pablo, pero los ojos claros, versos, grises solo las tiene ellas. Son tiempos casi decembrinos, posiblemente encontremos personas de sensibilidad musical para volver a escuchar cosas buenas, en un país que parece asomarse a la ventana de la esperanza, en ”Diciembre llegarán las brisas” según la Novela de Marvel Moreno, O mejor “En noviembre llega el arzobispo, según el libro de Héctor Rojas Herazo. Que venga cualquier cosa y si es Yolanda en su versión andariega, mejor. Estamos prestos a recibir lo que venga, que carajos.
Unas vacaciones por obligaciones de la tecnología a veces son justificables. Y claro limpiar los cables en este enredo casi decembrino es algo útil tratándose del berenjenal donde estamos metidos. La música es una catarata de alegría, mientras sus intérpretes nos llevan por la vida de una manera más tranquila, la música cubana, por ejemplo, […]
Unas vacaciones por obligaciones de la tecnología a veces son justificables. Y claro limpiar los cables en este enredo casi decembrino es algo útil tratándose del berenjenal donde estamos metidos.
La música es una catarata de alegría, mientras sus intérpretes nos llevan por la vida de una manera más tranquila, la música cubana, por ejemplo, ese torrente de aires, ritmos, mezclas no han hecho algo distinto que alegrarnos, pero también llenarnos de nostalgia con algún bolero de esos tremendamente amargos, o boleros de “cabronaje” como los llamaban Carlos Alberto Atehortúa y Carlos Vidal después de escuchar ‘Por borracha’, en la voz de Orlando Contreras.
Acaba de despedirse Pablo Milanés de la isla para el mundo. Guarachas, plenas, merengues, cha cha chá, mambos, danzas y contradanzas sones, rumbas, salsa, en fin, todo el mar vuelto música. Y claro la llamada nueva trova, con sus tantos músicos de gran calidad y reconocimiento. “Dónde estás Yolanda, pasó, que pasó Yolanda, te busqué, te busqué Yolanda tus ojos me miraron tus, labios me besaron, con todo el fuego ardiente, ardiente de mujer, la luz de tu mirada, el fuego de tus labios, flecharon a mi pecho y de ahí yo me enamoré”, ese verso, también de Contreras para ese nombre, para iniciar la tarde. Luego el indio venezolano Pastor López también soltó una Yolanda a su manera: “Cuando te vi por primera vez, aquel momento no puedo olvidar, y me la paso pensando en ti, Yolanda, sabes que te quiero, y por ti me muero Yolanda”.
En el vallenato el ‘viejo Mile’ Zuleta Baquero también se encontró su dame con ese nombre, y claro le cantó: “Me invitan para el 11 yo con mucho gusto vengo, a Emiliano lo trajeron para la fiesta de San Roque una mujer bonita que la llamaban Yolanda, yo estaba desprevenido para empezar la parranda, Emiliano se ha venido con ganas de ver a Yolanda, y Yolanda no está en San Roque, se fue para Curumaní”. Parece que el nombre tiene su poder, Yola + anda = Yolanda, luego pensamos que las Yolanda son algo andariegas.
Llegaría entonces Milanés cargado de poesía para su Yolanda versos sencillos, pero dicientes y con los acordes musicales propios de quienes saben el arte del sentimiento, nos dejaron por largos ratos en las barras de algún bar, en las salas de encuentros con amigos y amigas con algo de oídos, entonces… Si alguna vez me siento derrotado, renuncio a ver el sol cada mañana, rezando el credo que me has enseñado, miro tu cara te digo en la ventana, Yolanda, Yolanda..
No sé si es mi caso, pero las Yolanda que conozco tienen su encanto, tampoco tengo la seguridad si algún hilo conductor tenga que ver con la musa cubana de Pablo, pero los ojos claros, versos, grises solo las tiene ellas. Son tiempos casi decembrinos, posiblemente encontremos personas de sensibilidad musical para volver a escuchar cosas buenas, en un país que parece asomarse a la ventana de la esperanza, en ”Diciembre llegarán las brisas” según la Novela de Marvel Moreno, O mejor “En noviembre llega el arzobispo, según el libro de Héctor Rojas Herazo. Que venga cualquier cosa y si es Yolanda en su versión andariega, mejor. Estamos prestos a recibir lo que venga, que carajos.