Cuando el maestro Rafael Manjarrez compuso la canción “Ausencia sentimental” y luego llevada al acetato, con la voz de Silvio Brito, creo que ni el mismo autor intuyó que había producido una de las piezas más memorables de la poesía vallenata.
Cuando el maestro Rafael Manjarrez compuso la canción “Ausencia sentimental” y luego llevada al acetato, con la voz de Silvio Brito, creo que ni el mismo autor intuyó que había producido una de las piezas más memorables de la poesía vallenata, y que se pone de moda, especialmente por estos días en que Valledupar, ya se viste de colores en las calles, avenidas y cualquier esquina, establecimientos de comercio, vendedores ambulantes, ofreciendo desde ya sus artesanías y demás souvenirs de nuestro festival, eso ha permitido que la capital del Vallenato, se prepare por estos días, para recibir visitantes del resto del país y del exterior.
Estos últimos atraídos por nuestro folclor ya jugando en escenarios del mundo del espectáculo, posicionándose como una música atractiva, por la creación de nuestros juglares; por lo que ya no es extraño que en una estación de tren de Nueva York tus oídos escuchen una canción vallenata, como si estuvieras en el valle, como también en la misma Europa donde suena desde hace aproximadamente 30 años, Carlos Vives, con su gota fría.
Todo ello invita al mundo a disfrutar en cualquier pretil de Valledupar, quiosco, residencia serás bienvenido a disfrutar de nuestra tradicional condición humana, lo que ha ocurrido durante 56 años, donde los famosos de cualquier sector aquí distraen y liberan su mente en una parranda, con comida típica, y acompañado de un buen chiste, que son sus postulados. Lo otro es no tener los vallenatos la berraquera de constituir la empresa que se prepararía durante seis meses al año para generar riqueza y empleo durante aproximadamente un mes.
Ello nos falta, porque son los foráneos los que cargan en su mayoría con las ganancias millonarias y a nosotros nos queda muy poco en la prestación de bienes y servicios. Es urgente, preparar una alianza entre la Fundación del Festival Vallenato y el municipio, apoyado por el departamento para impulsar este negocio, teniendo en cuenta que el festival vallenato, tiene dos componentes, uno la competencia de acordeoneros en todas las categorías y el otro el gran negocio que invitado por la fiesta se mueve y en la cual acá nos queda muy poco.
Igualmente es menester comenzar a organizar el tema de transporte público, quienes merecen durante los días del festival, se le reconozca una prima especial y no dejarlos a su criterio personal, porque ello no nos viene bien para los visitantes, por lo que no es de mucho esfuerzo decretarlo y fijarlo en un documento visible en cada taxi, para que el usuario conozca las tarifas, no olvidemos que los taxistas son los ojos, los oídos y la vista de cualquier ciudad del mundo y merecen un trato especial.
Qué decir de los servicios de hospedaje, donde también se abusa, y de los mismos precios de entrada a los espectáculos y de todo aquello que adquiere el ciudadano que disfruta, como el agua, la gaseosa, la comida y a propósito de este último, Valledupar hoy se crece con un número importante de restaurantes, de primer alinea, que no tienen que envidiar por su calidad a otros de ciudades que nos compiten.
Aunque tarde aún hay tiempo para corregir errores y volver a nuestras fiestas en una empresa que todos disfrutemos y donde todos ganemos.
Por Victor Martínez Gutiérrez
Cuando el maestro Rafael Manjarrez compuso la canción “Ausencia sentimental” y luego llevada al acetato, con la voz de Silvio Brito, creo que ni el mismo autor intuyó que había producido una de las piezas más memorables de la poesía vallenata.
Cuando el maestro Rafael Manjarrez compuso la canción “Ausencia sentimental” y luego llevada al acetato, con la voz de Silvio Brito, creo que ni el mismo autor intuyó que había producido una de las piezas más memorables de la poesía vallenata, y que se pone de moda, especialmente por estos días en que Valledupar, ya se viste de colores en las calles, avenidas y cualquier esquina, establecimientos de comercio, vendedores ambulantes, ofreciendo desde ya sus artesanías y demás souvenirs de nuestro festival, eso ha permitido que la capital del Vallenato, se prepare por estos días, para recibir visitantes del resto del país y del exterior.
Estos últimos atraídos por nuestro folclor ya jugando en escenarios del mundo del espectáculo, posicionándose como una música atractiva, por la creación de nuestros juglares; por lo que ya no es extraño que en una estación de tren de Nueva York tus oídos escuchen una canción vallenata, como si estuvieras en el valle, como también en la misma Europa donde suena desde hace aproximadamente 30 años, Carlos Vives, con su gota fría.
Todo ello invita al mundo a disfrutar en cualquier pretil de Valledupar, quiosco, residencia serás bienvenido a disfrutar de nuestra tradicional condición humana, lo que ha ocurrido durante 56 años, donde los famosos de cualquier sector aquí distraen y liberan su mente en una parranda, con comida típica, y acompañado de un buen chiste, que son sus postulados. Lo otro es no tener los vallenatos la berraquera de constituir la empresa que se prepararía durante seis meses al año para generar riqueza y empleo durante aproximadamente un mes.
Ello nos falta, porque son los foráneos los que cargan en su mayoría con las ganancias millonarias y a nosotros nos queda muy poco en la prestación de bienes y servicios. Es urgente, preparar una alianza entre la Fundación del Festival Vallenato y el municipio, apoyado por el departamento para impulsar este negocio, teniendo en cuenta que el festival vallenato, tiene dos componentes, uno la competencia de acordeoneros en todas las categorías y el otro el gran negocio que invitado por la fiesta se mueve y en la cual acá nos queda muy poco.
Igualmente es menester comenzar a organizar el tema de transporte público, quienes merecen durante los días del festival, se le reconozca una prima especial y no dejarlos a su criterio personal, porque ello no nos viene bien para los visitantes, por lo que no es de mucho esfuerzo decretarlo y fijarlo en un documento visible en cada taxi, para que el usuario conozca las tarifas, no olvidemos que los taxistas son los ojos, los oídos y la vista de cualquier ciudad del mundo y merecen un trato especial.
Qué decir de los servicios de hospedaje, donde también se abusa, y de los mismos precios de entrada a los espectáculos y de todo aquello que adquiere el ciudadano que disfruta, como el agua, la gaseosa, la comida y a propósito de este último, Valledupar hoy se crece con un número importante de restaurantes, de primer alinea, que no tienen que envidiar por su calidad a otros de ciudades que nos compiten.
Aunque tarde aún hay tiempo para corregir errores y volver a nuestras fiestas en una empresa que todos disfrutemos y donde todos ganemos.
Por Victor Martínez Gutiérrez