El voto en blanco lidera todas las encuestas promediadas, es la primera vez que esta corriente tiene tanta aceptación en el país, llegando casi al 30% y puede crecer aún más, a medida que se aproximen las elecciones presidenciales, a diferencia de las de Congreso, en las cuales el voto es manejado por los caciques de provincia.
Por JACOBO SOLANO CERCHIARO
El voto en blanco lidera todas las encuestas promediadas, es la primera vez que esta corriente tiene tanta aceptación en el país, llegando casi al 30% y puede crecer aún más, a medida que se aproximen las elecciones presidenciales, a diferencia de las de Congreso, en las cuales el voto es manejado por los caciques de provincia.
Colombia está cansada e indignada de los políticos que no han sabido representar los intereses de los electores, existe una incontrolada cultura de enriquecimiento a costa de lo público que cada día aumenta.
Con un presidente clientelista como Juan Manuel Santos, condición que argumentan los hallazgos en el computador de Palacio, en el que se relaciona de forma descarada la mermelada a Congresistas a cambio de votar los proyectos del gobierno, con complicidad de los medios nacionales sumados a la campaña reeleccionista. Hay crisis de liderazgo, sin candidatos preponderantes, más bien impopulares y aburridos.
Santos, no le saca una emoción a nadie; Peñalosa, puede estar muy preparado, pero no convoca; Oscar Iván Zuluaga, no tiene carisma y cada día decepciona más; Clara López, representa otra época; Martha Lucia, es la única que medio se destaca, pero la pelotera de su partido la opaca. Sencillamente no hay por quien votar. La oposición, que está llamada a retomar el rumbo, liderada por Álvaro Uribe, se opone a todo, más por cuestión de resentimiento mermeladístico que por criterio.
La izquierda ha demostrado que no sabe gobernar y ha quedado inmersa en los casos de corrupción más grandes de Colombia en cabeza de la familia Moreno Rojas, sumados a Petro atornillado al poder,desafiando la institucionalidad como gato boca arriba. Un Procurador sectario y un Fiscal arrodillado. Los partidos políticos en crisis, convenciones que dan pena como la del Centro Democrático, la U o el conservatismo.
El partido Liberal, no se queda atrás, conducido por Simón Gaviria, un auténtico delfín que está ahí, simplemente por ser hijo de ex presidente. Para no hablar del Pin que cambia de nombre en cada elección con el mismo dueño detrás, el parapolítico Luis Alberto Gil. Es inaudito que a pesar de lo que representó el escándalo de la parapolítica para el país, haya 80 herederos que quieren, a través de sus hijos, seguir manteniendo el control político, un reciclaje asqueroso.
La gente está hastiada de que los políticos se apropien del poder por medio de clanes familiares y no admitan oportunidades de renovación; de que no se haga justicia; de que el servicio de Salud sea tan malo por culpa de EPS cuyos dueños, en su mayoría, son los mismos políticos; de que los presos mueran dentro de las cárceles por culpa de un hacinamiento infernal; de que en el campo solo haya oportunidades para las multinacionales mineras que acaban con el medio ambiente; por todo esto y mucho más, los colombianos están considerando votar en blanco.
Y aunque algunos dicen “si, pero votar en blanco para repetir elecciones y que vuelvan los mismos”. No, esta manifestación es una protesta,un castigo y, de paso, sacar de tajo a una clase política en deuda con los electores. Un país que se pronuncia es un país que cambia, pero para cambiar hay que dar pasos arriesgados. @JACOBOSOLANOC
El voto en blanco lidera todas las encuestas promediadas, es la primera vez que esta corriente tiene tanta aceptación en el país, llegando casi al 30% y puede crecer aún más, a medida que se aproximen las elecciones presidenciales, a diferencia de las de Congreso, en las cuales el voto es manejado por los caciques de provincia.
Por JACOBO SOLANO CERCHIARO
El voto en blanco lidera todas las encuestas promediadas, es la primera vez que esta corriente tiene tanta aceptación en el país, llegando casi al 30% y puede crecer aún más, a medida que se aproximen las elecciones presidenciales, a diferencia de las de Congreso, en las cuales el voto es manejado por los caciques de provincia.
Colombia está cansada e indignada de los políticos que no han sabido representar los intereses de los electores, existe una incontrolada cultura de enriquecimiento a costa de lo público que cada día aumenta.
Con un presidente clientelista como Juan Manuel Santos, condición que argumentan los hallazgos en el computador de Palacio, en el que se relaciona de forma descarada la mermelada a Congresistas a cambio de votar los proyectos del gobierno, con complicidad de los medios nacionales sumados a la campaña reeleccionista. Hay crisis de liderazgo, sin candidatos preponderantes, más bien impopulares y aburridos.
Santos, no le saca una emoción a nadie; Peñalosa, puede estar muy preparado, pero no convoca; Oscar Iván Zuluaga, no tiene carisma y cada día decepciona más; Clara López, representa otra época; Martha Lucia, es la única que medio se destaca, pero la pelotera de su partido la opaca. Sencillamente no hay por quien votar. La oposición, que está llamada a retomar el rumbo, liderada por Álvaro Uribe, se opone a todo, más por cuestión de resentimiento mermeladístico que por criterio.
La izquierda ha demostrado que no sabe gobernar y ha quedado inmersa en los casos de corrupción más grandes de Colombia en cabeza de la familia Moreno Rojas, sumados a Petro atornillado al poder,desafiando la institucionalidad como gato boca arriba. Un Procurador sectario y un Fiscal arrodillado. Los partidos políticos en crisis, convenciones que dan pena como la del Centro Democrático, la U o el conservatismo.
El partido Liberal, no se queda atrás, conducido por Simón Gaviria, un auténtico delfín que está ahí, simplemente por ser hijo de ex presidente. Para no hablar del Pin que cambia de nombre en cada elección con el mismo dueño detrás, el parapolítico Luis Alberto Gil. Es inaudito que a pesar de lo que representó el escándalo de la parapolítica para el país, haya 80 herederos que quieren, a través de sus hijos, seguir manteniendo el control político, un reciclaje asqueroso.
La gente está hastiada de que los políticos se apropien del poder por medio de clanes familiares y no admitan oportunidades de renovación; de que no se haga justicia; de que el servicio de Salud sea tan malo por culpa de EPS cuyos dueños, en su mayoría, son los mismos políticos; de que los presos mueran dentro de las cárceles por culpa de un hacinamiento infernal; de que en el campo solo haya oportunidades para las multinacionales mineras que acaban con el medio ambiente; por todo esto y mucho más, los colombianos están considerando votar en blanco.
Y aunque algunos dicen “si, pero votar en blanco para repetir elecciones y que vuelvan los mismos”. No, esta manifestación es una protesta,un castigo y, de paso, sacar de tajo a una clase política en deuda con los electores. Un país que se pronuncia es un país que cambia, pero para cambiar hay que dar pasos arriesgados. @JACOBOSOLANOC