Fue a partir de 1958 que la mujer pasó a ser parte activa de la política colombiana
El voto político, en su valor y significado, está en deuda con la mujer colombiana, ya que es muy poco lo que ha aportado para el reconocimiento de sus derechos y la apertura de caminos que la lleven a una total independencia y libre ejercicio de las garantías que le son reconocidas en la Constitución Política y la Ley.
Fue a partir de 1958 que la mujer pasó a ser parte activa de la política colombiana; al menos, a partir de ese año tuvo acceso al sufragio, lo cual constituyó un gran paso porque pasó a ser parte del interés de los gobiernos, los cuales sabían del potencial electoral de la mujer que en el Plebiscito de 1957 se expresó con un 50% aproximado de los votos depositados. Aun así, si bien ha ocupado cargos importantes los mismos no incidieron en la situación de la mujer en Colombia.
Por estas y otras razones se estima que ha llegado la hora para que una mulata, afrodescendiente, como Francia Márquez se convierta en la vicepresidenta de Colombia y genere la valoración de todas las mujeres, porque en pocos meses se ha convertido en una fémina valiosa para la democracia y podría obtener que la mujer (sin distinciones) acceda a una Colombia justa y equilibrada.
El dúo Francia Márquez y Gustavo Petro insiste en el cambio “para vivir sabroso” con una “Colombia, como potencia mundial de la vida”. Estas dos frases encierran explosiones de reivindicaciones, de vida, de un país en donde hoy prima la corrupción generalizada y con un cuadro de criminalidad que el mismo Estado no responde por la vida ni los bienes de los ciudadanos, violando flagrantemente la Constitución del 91.
“Soy parte de la lucha contra el racismo estructural, soy parte de los que luchan por seguir pariendo la libertad y justicia. De quiénes conservan la esperanza por un mejor vivir, de aquellas mujeres que usan el amor maternal para cuidar su territorio como espacio de vida, de quién alzan la voz para parar la destrucción de los ríos, de los bosques, de los páramos”, afirma en la página de internet ‘Conoce su biografía’.
Con Gustavo Petro, intenta cambiar el sistema político de Colombia. Por primera vez en la historia democrática del país, la clase política colombiana siente que se viene un nuevo gobierno en primera vuelta, diferente a los liberales y conservadores, hoy camuflados y militando en otros partidos. De salir electos en primera vuelta (42 y 45 % intención de voto) la historia del país podría cambiar.
También, por primera vez, la clase política nacional y regional de los Samper, Uribe, Pastrana, Ospina, Gómez, Cepeda, Char, Gaviria, etc., se siente amenazada por el demócrata y progresista, costeño, a la presidencia Gustavo Petro y la abogada lideresa del pacifico Francia Márquez.
Las encuestas no mienten, incluso ni las que hacen de manera privada, ponen al dúo progresista Petro – Márquez, en primer lugar.
Los colombianos quieren vivir sabroso, después de tantos años de angustias, de crímenes, secuestros, masacres y violencia. Vivir sabroso, significa, según Francia Márquez, tener libertad, vivir en armonía con la naturaleza, respetar a los demás, tener vivienda digna, tener asistencia médica y medicina, tener una pensión, tener acceso a los cargos públicos por meritocracia.
Vivir sabroso representa que los cargos públicos no sean solo para los hijos, nietos, sobrinos, padres, mujeres y familiares de los políticos. Que la clase media y baja y todo mundo pueda acceder a cargos de jerarquías en la Policía, el Ejercito y directivas de instituciones del Estado, que exista una verdadera inclusión.
Fue a partir de 1958 que la mujer pasó a ser parte activa de la política colombiana
El voto político, en su valor y significado, está en deuda con la mujer colombiana, ya que es muy poco lo que ha aportado para el reconocimiento de sus derechos y la apertura de caminos que la lleven a una total independencia y libre ejercicio de las garantías que le son reconocidas en la Constitución Política y la Ley.
Fue a partir de 1958 que la mujer pasó a ser parte activa de la política colombiana; al menos, a partir de ese año tuvo acceso al sufragio, lo cual constituyó un gran paso porque pasó a ser parte del interés de los gobiernos, los cuales sabían del potencial electoral de la mujer que en el Plebiscito de 1957 se expresó con un 50% aproximado de los votos depositados. Aun así, si bien ha ocupado cargos importantes los mismos no incidieron en la situación de la mujer en Colombia.
Por estas y otras razones se estima que ha llegado la hora para que una mulata, afrodescendiente, como Francia Márquez se convierta en la vicepresidenta de Colombia y genere la valoración de todas las mujeres, porque en pocos meses se ha convertido en una fémina valiosa para la democracia y podría obtener que la mujer (sin distinciones) acceda a una Colombia justa y equilibrada.
El dúo Francia Márquez y Gustavo Petro insiste en el cambio “para vivir sabroso” con una “Colombia, como potencia mundial de la vida”. Estas dos frases encierran explosiones de reivindicaciones, de vida, de un país en donde hoy prima la corrupción generalizada y con un cuadro de criminalidad que el mismo Estado no responde por la vida ni los bienes de los ciudadanos, violando flagrantemente la Constitución del 91.
“Soy parte de la lucha contra el racismo estructural, soy parte de los que luchan por seguir pariendo la libertad y justicia. De quiénes conservan la esperanza por un mejor vivir, de aquellas mujeres que usan el amor maternal para cuidar su territorio como espacio de vida, de quién alzan la voz para parar la destrucción de los ríos, de los bosques, de los páramos”, afirma en la página de internet ‘Conoce su biografía’.
Con Gustavo Petro, intenta cambiar el sistema político de Colombia. Por primera vez en la historia democrática del país, la clase política colombiana siente que se viene un nuevo gobierno en primera vuelta, diferente a los liberales y conservadores, hoy camuflados y militando en otros partidos. De salir electos en primera vuelta (42 y 45 % intención de voto) la historia del país podría cambiar.
También, por primera vez, la clase política nacional y regional de los Samper, Uribe, Pastrana, Ospina, Gómez, Cepeda, Char, Gaviria, etc., se siente amenazada por el demócrata y progresista, costeño, a la presidencia Gustavo Petro y la abogada lideresa del pacifico Francia Márquez.
Las encuestas no mienten, incluso ni las que hacen de manera privada, ponen al dúo progresista Petro – Márquez, en primer lugar.
Los colombianos quieren vivir sabroso, después de tantos años de angustias, de crímenes, secuestros, masacres y violencia. Vivir sabroso, significa, según Francia Márquez, tener libertad, vivir en armonía con la naturaleza, respetar a los demás, tener vivienda digna, tener asistencia médica y medicina, tener una pensión, tener acceso a los cargos públicos por meritocracia.
Vivir sabroso representa que los cargos públicos no sean solo para los hijos, nietos, sobrinos, padres, mujeres y familiares de los políticos. Que la clase media y baja y todo mundo pueda acceder a cargos de jerarquías en la Policía, el Ejercito y directivas de instituciones del Estado, que exista una verdadera inclusión.