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Columnista - 3 febrero, 2019

Valledupar ciudad activa

Hasta hace algunos años la principal actividad deportiva vallenata estaba protagonizada por los adultos mayores que le madrugaban al sol para realizar, aun con vestigios de la luz lunar sus caminatas matutinas, acompañados de uno que otro perro hogareño y en algunas ocasiones de un palo de escoba

Hasta hace algunos años la principal actividad deportiva vallenata estaba protagonizada por los adultos mayores que le madrugaban al sol para realizar, aun con vestigios de la luz lunar sus caminatas matutinas, acompañados de uno que otro perro hogareño y en algunas ocasiones de un palo de escoba, siendo aun un enigma, si se trataba de una herramienta para el ejercicio o un arma contundente de defensa.

Hoy sorprende gratamente el ver una gran cantidad de personas, incluyendo niños, jóvenes, adultos, ancianos, personas con limitaciones físicas, personas solas, con mascotas, en parejas y en grandes grupos, tomándose las calles de nuestra ciudad para realizar ejercicios diariamente.

Hay personas que caminan, otras que trotan, hay algunas que salen de sus casa en bicicleta, otras que hacen trampa y se llevan las suyas emparapetadas sobre sus vehículos hasta el balneario Hurtado, pero sin duda alguna, se puede afirmar que todas esas personas han adquirido la costumbre de realizar actividades físicas y esto francamente es algo de admirar.

Hoy no voy a escribir para recordar los efectos del ejercicio en nuestros cuerpos, pues quienes han empezado a realizar ejercicio, han vivido en carne propia y pueden dar fiel testimonio de los cambios favorables en su salud y estado de ánimo, lo cual los hace los mejores referentes sobre el tema. No hay sensación más placentera y adictiva que la de sentir que nuestro cuerpo y mente están y se sienten bien.

Lo invito a que salga y camine solo, dele la vuelta a la manzana o camine algunas cuadras, póngase de acuerdo con un grupo de conocidos, caminen hasta el balneario Hurtado y termine la marcha con un chapuzón de agua helada. Vaya y conozca el cerro del Eccehomo, desempolve y engrase la cicla vieja que guarda en su garaje, únase a cualquier equipo deportivo de fútbol, rugby, baloncesto o vóleibol, o inscríbase en cualquier gimnasio local. Participe en sus clases de aeróbicos, rumba, zumba, spinning o cualquiera que lo motive. No importa la actividad mientras se trate de hacer ejercicio. Le aseguro que no se pierde nada aparte de unos cuantos kilos que le vendrán bien, y quien quita que conozca nuevos amigos, amplíe su círculo social o conozca una nueva pareja.

Esta columna es un homenaje a todas aquellas personas que han dejado atrás las excusas, los pretextos y han decidido tomar el control de sus vidas, su salud y su futuro al madrugarle al ejercicio. De corazón, sinceramente espero que de alguna u otra forma, sirva como invitación e incentivo para quienes aún prefieren recibir el día entre sábanas y cobijas.

Columnista
3 febrero, 2019

Valledupar ciudad activa

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Ivan Castro Lopez

Hasta hace algunos años la principal actividad deportiva vallenata estaba protagonizada por los adultos mayores que le madrugaban al sol para realizar, aun con vestigios de la luz lunar sus caminatas matutinas, acompañados de uno que otro perro hogareño y en algunas ocasiones de un palo de escoba


Hasta hace algunos años la principal actividad deportiva vallenata estaba protagonizada por los adultos mayores que le madrugaban al sol para realizar, aun con vestigios de la luz lunar sus caminatas matutinas, acompañados de uno que otro perro hogareño y en algunas ocasiones de un palo de escoba, siendo aun un enigma, si se trataba de una herramienta para el ejercicio o un arma contundente de defensa.

Hoy sorprende gratamente el ver una gran cantidad de personas, incluyendo niños, jóvenes, adultos, ancianos, personas con limitaciones físicas, personas solas, con mascotas, en parejas y en grandes grupos, tomándose las calles de nuestra ciudad para realizar ejercicios diariamente.

Hay personas que caminan, otras que trotan, hay algunas que salen de sus casa en bicicleta, otras que hacen trampa y se llevan las suyas emparapetadas sobre sus vehículos hasta el balneario Hurtado, pero sin duda alguna, se puede afirmar que todas esas personas han adquirido la costumbre de realizar actividades físicas y esto francamente es algo de admirar.

Hoy no voy a escribir para recordar los efectos del ejercicio en nuestros cuerpos, pues quienes han empezado a realizar ejercicio, han vivido en carne propia y pueden dar fiel testimonio de los cambios favorables en su salud y estado de ánimo, lo cual los hace los mejores referentes sobre el tema. No hay sensación más placentera y adictiva que la de sentir que nuestro cuerpo y mente están y se sienten bien.

Lo invito a que salga y camine solo, dele la vuelta a la manzana o camine algunas cuadras, póngase de acuerdo con un grupo de conocidos, caminen hasta el balneario Hurtado y termine la marcha con un chapuzón de agua helada. Vaya y conozca el cerro del Eccehomo, desempolve y engrase la cicla vieja que guarda en su garaje, únase a cualquier equipo deportivo de fútbol, rugby, baloncesto o vóleibol, o inscríbase en cualquier gimnasio local. Participe en sus clases de aeróbicos, rumba, zumba, spinning o cualquiera que lo motive. No importa la actividad mientras se trate de hacer ejercicio. Le aseguro que no se pierde nada aparte de unos cuantos kilos que le vendrán bien, y quien quita que conozca nuevos amigos, amplíe su círculo social o conozca una nueva pareja.

Esta columna es un homenaje a todas aquellas personas que han dejado atrás las excusas, los pretextos y han decidido tomar el control de sus vidas, su salud y su futuro al madrugarle al ejercicio. De corazón, sinceramente espero que de alguna u otra forma, sirva como invitación e incentivo para quienes aún prefieren recibir el día entre sábanas y cobijas.