Lo que voy a decir hoy aquí podría ser normal en muchos lugares y seguramente desataría un debate para dirimir la verdadera razón de la docencia. Pero nunca falta un quisquilloso. Ojalá que en la Universidad Popular del Cesar (UPC) no se multipliquen resentimientos en algunos miembros de la comunidad docente, especialmente en aquellos quienes […]
Lo que voy a decir hoy aquí podría ser normal en muchos lugares y seguramente desataría un debate para dirimir la verdadera razón de la docencia. Pero nunca falta un quisquilloso.
Ojalá que en la Universidad Popular del Cesar (UPC) no se multipliquen resentimientos en algunos miembros de la comunidad docente, especialmente en aquellos quienes pregonan ser los dueños del saber y se obstinan que solo los licenciados son docentes, que solos ellos son profesores e investigadores.
Según esa teoría, el fiscal Seccional de La Guajira, Franklin Martínez Solano, o el médico internista Antonio Araque García, no podrían ejercer la docencia de Derecho Penal, ni de Fisiología, respectivamente, porque no son licenciados (son meros ejemplos).
Otro de los males que se practica en la UPC y en otras universidades del país es la confusa discusión que señala que para ejercer la docencia se debe ser investigador. Se podría concluir que un docente es particularmente un investigador. Es quien se inquieta por los problemas que ocurren en el contorno educativo. Es decir, podríamos atribuir esa dualidad tan sustancialmente, sí. Porque podríamos estar hablando de dos labores diferentes.
Otro de los achaques tiene que ver con los señalamientos que hacen unos profesores a otros por sus profesiones, especializaciones, maestrías y doctorados. Unos se atreven a decir que ser licenciado en matemáticas y física, magister o doctor en física o química pesan más que un contador, magister o doctor en áreas afines o en ciencias sociales. Incluso, otros hasta desconocen los títulos de postgrados del exterior, olvidando que el Ministerio convalida esos títulos y los equipara como si se hubiesen hecho en el país, son totalmente legales, desde la A hasta la Z.
Pero sigamos hablando de educación. Lucas Gortazar, consultor de educación del Banco Mundial afirma que “la investigación en educación ha desarrollado durante los últimos años un exhaustivo análisis de múltiples instrumentos que, mediante la observación de lo que ocurre en el aula, permiten medir la calidad de la práctica docente”.
Entretanto, el docente José Guadalupe Sánchez Aviña, de la Universidad Iberoamericana Puebla, despeja dudas sobre el tema ¿el profesor nace o se hace?, al sostener que “ser profesor nunca ha sido cosa menor ni fácil, pero los escenarios contemporáneos exponen requerimientos de mayor envergadura que deben ser enfrentados desde el frente de la formación sólida y pertinente del profesor. El profesor debe pensarse en su labor y reunirse con otros para hacerlo de manera más adecuada”.
Pero, ¿qué hace a un docente un buen docente? Las profesoras de Ciencias Básicas R. Cabrera Ortiz y E. Ayala Valdés, en uno de sus artículos sobre el tema, afirman: “Los docentes deben ayudar a los estudiantes a ‘aprender a aprender’ de manera autónoma en esta cultura del cambio y promover su desarrollo cognitivo y personal mediante actividades críticas y aplicativas, aprovechando la inmensa información disponible y las potentes herramientas tecnológicas”.
“El docente indudablemente nace, pero también puede crearse y perfeccionarse. Un docente formado en la educación ‘tradicional’ del siglo XX puede recrearse y reformularse. De esto se puede hablar en sentido analítico y en sentido filosófico días enteros. La mejor manera de lograr esta nueva transformación del profesor del siglo XX al XXI es promoviendo la adecuada capacitación desde el propio centro, incentivando el uso y la integración de las nuevas tecnologías”.
Las autoras aseguran que la docencia no se aprende, se comprende. Sustentan que se puede aprender su teoría y su técnica, pero señalan que enseñar es algo superior. Hasta la próxima semana.
Lo que voy a decir hoy aquí podría ser normal en muchos lugares y seguramente desataría un debate para dirimir la verdadera razón de la docencia. Pero nunca falta un quisquilloso. Ojalá que en la Universidad Popular del Cesar (UPC) no se multipliquen resentimientos en algunos miembros de la comunidad docente, especialmente en aquellos quienes […]
Lo que voy a decir hoy aquí podría ser normal en muchos lugares y seguramente desataría un debate para dirimir la verdadera razón de la docencia. Pero nunca falta un quisquilloso.
Ojalá que en la Universidad Popular del Cesar (UPC) no se multipliquen resentimientos en algunos miembros de la comunidad docente, especialmente en aquellos quienes pregonan ser los dueños del saber y se obstinan que solo los licenciados son docentes, que solos ellos son profesores e investigadores.
Según esa teoría, el fiscal Seccional de La Guajira, Franklin Martínez Solano, o el médico internista Antonio Araque García, no podrían ejercer la docencia de Derecho Penal, ni de Fisiología, respectivamente, porque no son licenciados (son meros ejemplos).
Otro de los males que se practica en la UPC y en otras universidades del país es la confusa discusión que señala que para ejercer la docencia se debe ser investigador. Se podría concluir que un docente es particularmente un investigador. Es quien se inquieta por los problemas que ocurren en el contorno educativo. Es decir, podríamos atribuir esa dualidad tan sustancialmente, sí. Porque podríamos estar hablando de dos labores diferentes.
Otro de los achaques tiene que ver con los señalamientos que hacen unos profesores a otros por sus profesiones, especializaciones, maestrías y doctorados. Unos se atreven a decir que ser licenciado en matemáticas y física, magister o doctor en física o química pesan más que un contador, magister o doctor en áreas afines o en ciencias sociales. Incluso, otros hasta desconocen los títulos de postgrados del exterior, olvidando que el Ministerio convalida esos títulos y los equipara como si se hubiesen hecho en el país, son totalmente legales, desde la A hasta la Z.
Pero sigamos hablando de educación. Lucas Gortazar, consultor de educación del Banco Mundial afirma que “la investigación en educación ha desarrollado durante los últimos años un exhaustivo análisis de múltiples instrumentos que, mediante la observación de lo que ocurre en el aula, permiten medir la calidad de la práctica docente”.
Entretanto, el docente José Guadalupe Sánchez Aviña, de la Universidad Iberoamericana Puebla, despeja dudas sobre el tema ¿el profesor nace o se hace?, al sostener que “ser profesor nunca ha sido cosa menor ni fácil, pero los escenarios contemporáneos exponen requerimientos de mayor envergadura que deben ser enfrentados desde el frente de la formación sólida y pertinente del profesor. El profesor debe pensarse en su labor y reunirse con otros para hacerlo de manera más adecuada”.
Pero, ¿qué hace a un docente un buen docente? Las profesoras de Ciencias Básicas R. Cabrera Ortiz y E. Ayala Valdés, en uno de sus artículos sobre el tema, afirman: “Los docentes deben ayudar a los estudiantes a ‘aprender a aprender’ de manera autónoma en esta cultura del cambio y promover su desarrollo cognitivo y personal mediante actividades críticas y aplicativas, aprovechando la inmensa información disponible y las potentes herramientas tecnológicas”.
“El docente indudablemente nace, pero también puede crearse y perfeccionarse. Un docente formado en la educación ‘tradicional’ del siglo XX puede recrearse y reformularse. De esto se puede hablar en sentido analítico y en sentido filosófico días enteros. La mejor manera de lograr esta nueva transformación del profesor del siglo XX al XXI es promoviendo la adecuada capacitación desde el propio centro, incentivando el uso y la integración de las nuevas tecnologías”.
Las autoras aseguran que la docencia no se aprende, se comprende. Sustentan que se puede aprender su teoría y su técnica, pero señalan que enseñar es algo superior. Hasta la próxima semana.