Bueno, buenos días, la misma vaina de siempre, se terminó el 24 y comenzó el 25 y damos gracias a Dios por habérnoslos permitido. Le pedimos, si es posible, que nos deje ver el comienzo del 26. El año no fue ni tan bueno ni tan malo, ojalá este mejore. Voy a comenzar esta primera […]
Bueno, buenos días, la misma vaina de siempre, se terminó el 24 y comenzó el 25 y damos gracias a Dios por habérnoslos permitido. Le pedimos, si es posible, que nos deje ver el comienzo del 26. El año no fue ni tan bueno ni tan malo, ojalá este mejore.
Voy a comenzar esta primera columna, ya van más de 1.200 (¡quién lo creyera!), con un tema monótono y aburridor para mí y creo que para los que todavía me leen.
La columna de Jose Aponte, que no sé por cuánto tiempo, pero sí sé que por un buen rato, ha sido la más leída y se mantiene siempre en el podio, sin que jamás a mí ni a otros compañeros este periódico nos haya hecho un merecido reconocimiento.
¡Tienen más concha que un jobo! Eso sí, no lo puedo negar, no fallamos en los eventos sociales, pocos; culturales que son muchos y que tanto le gustan a nuestro patrón, Juanca Quintero Castro, así confianzudamente y donde son más puntuales, como un Rolex, es en el pago de nuestros salarios que antes recibíamos en cheques y ahora los transfieren o consignan.
Yo soy, no el único columnista, pero sí el más asiduo en tratar sobre los problemas simples, sencillos y fáciles de solucionar en esta ciudad, aunque muchas veces no he sido oído, especialmente en esta administración.
Quiero mucho a Valledupar y le he servido a través de este espacio. Adelantamos muchas iniciativas sociales y políticas para calmar el hambre y la sed de muchos hambrientos y sedientos. ¿Haré mal en decirlo? Me asalta la duda, porque por un lado lo veo como un gesto vanidoso de “yoismo”, pero por el otro lado, no, pues nunca he sido partidario y jamás he creído en esa sinceridad de que una mano no sepa lo que hace la otra. Como decía sabiamente y con voz de locutor profesional, muy fuerte como si fuera un trueno, mi inolvidable compadre, compañero de dominó, Egberto Gutiérrez Acosta: “Esa es una falsa modestia que solamente se la creen los pendejos”.
Carajo, eso es mucho escribir cháchara o hablar paja, se va a acabar el espacio y no he dicho nada, sino alucinar y soñar, pero ahora sí voy a entrar en materia: mi bella y pujante ciudad, la Sorpresa Caribe y capital mundial del vallenato desde hace mucho tiempo ha padecido un destrozo de sus vías, cuando los dueños de casas o edificios han tenido problemas hídricos o “mierdicos” y de una vez martillo con el pavimento, arreglan pero dejan la pavimentación mala que no compactan y al cabo rato hay un hundimiento que nadie corrige.
No será posible, señor alcalde Ernesto Orozco, que usted como presidente de la Junta Directiva de Emdupar presente la idea que toda corrección que implique ruptura de pavimento debe hacerla la empresa con personal especializado y acordar con el dueño del inmueble o arrendatario el precio que podrá pagarlo de contado o en cuotas incluidas en el recibo, lógicamente con intereses de financiación. Ahí les dejo la primera idea del año.
Y ahora, ahora sí al grano, hace más de un mes en la carrera 10 con calle 17 el dueño o inquilino de cualquier negocio que ahí funcione tuvo problemas y rápidamente contrató una cuadrilla, que mazo en mano, picó e hizo un “huecón” y en un dos por tres solucionaron el problema.
Lo malo es que después del mes no haya procedido a tapar el “huecón” que hoy se encuentra lleno de podredumbre e inmundicias. Otra vez, señor alcalde, eso debe tener una sanción ejemplar y además aprovechar para arreglar otro huequito que está en todo el centro de la 17 con 10, a diez metros del “huecón”. Esta, la primera petición, ojalá sea oída.
Bueno, como dije al principio, ojalá Dios quiera que tengamos la oportunidad y la felicidad de escribir esta columna en el 2025 completo y a principios del 2026 y como dice el Padre del Minuto de Dios: “Dios mío, en tus manos pongo este año que ya pasó y el que hoy comienza”.
Por José Manuel Aponte Martínez
Bueno, buenos días, la misma vaina de siempre, se terminó el 24 y comenzó el 25 y damos gracias a Dios por habérnoslos permitido. Le pedimos, si es posible, que nos deje ver el comienzo del 26. El año no fue ni tan bueno ni tan malo, ojalá este mejore. Voy a comenzar esta primera […]
Bueno, buenos días, la misma vaina de siempre, se terminó el 24 y comenzó el 25 y damos gracias a Dios por habérnoslos permitido. Le pedimos, si es posible, que nos deje ver el comienzo del 26. El año no fue ni tan bueno ni tan malo, ojalá este mejore.
Voy a comenzar esta primera columna, ya van más de 1.200 (¡quién lo creyera!), con un tema monótono y aburridor para mí y creo que para los que todavía me leen.
La columna de Jose Aponte, que no sé por cuánto tiempo, pero sí sé que por un buen rato, ha sido la más leída y se mantiene siempre en el podio, sin que jamás a mí ni a otros compañeros este periódico nos haya hecho un merecido reconocimiento.
¡Tienen más concha que un jobo! Eso sí, no lo puedo negar, no fallamos en los eventos sociales, pocos; culturales que son muchos y que tanto le gustan a nuestro patrón, Juanca Quintero Castro, así confianzudamente y donde son más puntuales, como un Rolex, es en el pago de nuestros salarios que antes recibíamos en cheques y ahora los transfieren o consignan.
Yo soy, no el único columnista, pero sí el más asiduo en tratar sobre los problemas simples, sencillos y fáciles de solucionar en esta ciudad, aunque muchas veces no he sido oído, especialmente en esta administración.
Quiero mucho a Valledupar y le he servido a través de este espacio. Adelantamos muchas iniciativas sociales y políticas para calmar el hambre y la sed de muchos hambrientos y sedientos. ¿Haré mal en decirlo? Me asalta la duda, porque por un lado lo veo como un gesto vanidoso de “yoismo”, pero por el otro lado, no, pues nunca he sido partidario y jamás he creído en esa sinceridad de que una mano no sepa lo que hace la otra. Como decía sabiamente y con voz de locutor profesional, muy fuerte como si fuera un trueno, mi inolvidable compadre, compañero de dominó, Egberto Gutiérrez Acosta: “Esa es una falsa modestia que solamente se la creen los pendejos”.
Carajo, eso es mucho escribir cháchara o hablar paja, se va a acabar el espacio y no he dicho nada, sino alucinar y soñar, pero ahora sí voy a entrar en materia: mi bella y pujante ciudad, la Sorpresa Caribe y capital mundial del vallenato desde hace mucho tiempo ha padecido un destrozo de sus vías, cuando los dueños de casas o edificios han tenido problemas hídricos o “mierdicos” y de una vez martillo con el pavimento, arreglan pero dejan la pavimentación mala que no compactan y al cabo rato hay un hundimiento que nadie corrige.
No será posible, señor alcalde Ernesto Orozco, que usted como presidente de la Junta Directiva de Emdupar presente la idea que toda corrección que implique ruptura de pavimento debe hacerla la empresa con personal especializado y acordar con el dueño del inmueble o arrendatario el precio que podrá pagarlo de contado o en cuotas incluidas en el recibo, lógicamente con intereses de financiación. Ahí les dejo la primera idea del año.
Y ahora, ahora sí al grano, hace más de un mes en la carrera 10 con calle 17 el dueño o inquilino de cualquier negocio que ahí funcione tuvo problemas y rápidamente contrató una cuadrilla, que mazo en mano, picó e hizo un “huecón” y en un dos por tres solucionaron el problema.
Lo malo es que después del mes no haya procedido a tapar el “huecón” que hoy se encuentra lleno de podredumbre e inmundicias. Otra vez, señor alcalde, eso debe tener una sanción ejemplar y además aprovechar para arreglar otro huequito que está en todo el centro de la 17 con 10, a diez metros del “huecón”. Esta, la primera petición, ojalá sea oída.
Bueno, como dije al principio, ojalá Dios quiera que tengamos la oportunidad y la felicidad de escribir esta columna en el 2025 completo y a principios del 2026 y como dice el Padre del Minuto de Dios: “Dios mío, en tus manos pongo este año que ya pasó y el que hoy comienza”.
Por José Manuel Aponte Martínez