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Columnista - 25 junio, 2016

Por una economía sana y fuerte

El Gobierno colombiano está empeñado en la construcción de una nueva economía, ampliando y diversificando sus bases, para no seguir dependiendo de los precios del petróleo y de la minería, sino con una industria más fuerte y vigorosa con grandes proyectos agroindustriales, con servicios y con un turismo más competitivo y profesional. Nuestra Región busca […]

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El Gobierno colombiano está empeñado en la construcción de una nueva economía, ampliando y diversificando sus bases, para no seguir dependiendo de los precios del petróleo y de la minería, sino con una industria más fuerte y vigorosa con grandes proyectos agroindustriales, con servicios y con un turismo más competitivo y profesional. Nuestra Región busca que siempre estemos en el radar de los inversionistas con la imagen de un país innovador, pujante, con buena infraestructura y grandes empresas. La posibilidad cercana de una paz estable es un gran escenario para reiterar el mensaje de optimismo y oportunidades que representa la Colombia del futuro, de los astros alineados y de los buenos vientos.

Se está reacomodando la economía para potenciar el financiamiento internacional hacia el sector privado de la mano del BID y los bancos internacionales con recursos frescos y de bajo costo. Colombia, a pesar de las crisis económicas y políticas de la vecindad, especialmente en Brasil y Venezuela, y de la rebaja en los precios internacionales de las materias primas, ha logrado un manejo relativamente exitoso de su ecónoma y de la gobernabilidad en lo político.

Lo anterior se traduce en la aplicación de medidas impopulares, como el recorte de los gastos y las decisiones en materia tributaria, políticas e inflacionarias, de acuerdo con la nueva realidad. Es necesario estimular las ofertas de alimentos y fijarles techos realistas a la inflación. ¡La paz tiene que ser antiinflacionaria!

La nueva reforma tributaria estructural será presentada en el segundo semestre de este con la idea que entre en vigencia el primero de enero del 2017, y se espera que sea una reforma simple, equitativa y competitiva. Además, es indispensable tecnificar y profesionalizar a la Dian para que sea más moderna, más ágil y con más dientes.

Se buscará que el PIB no dependa solo de los recursos minero-energético, pero seguirán siendo pilares y no dejarán de incentivar la nueva economía, como fuente de desarrollo, manteniendo el objetivo de una producción diaria de 900.000 barriles de petróleo. El plan incluye la ayuda a los emprendedores para que sus negocios prosperen con incentivos para mejorar su nivel de preparación y asegurarles el acceso a la universidad y la tecnología para no quedar rezagados. La nueva reforma tributaria no debe dificultar la inversión ni la competitividad al sector privado. Todos esperamos que la economía colombiana tenga un crecimiento sostenible con la llegada de la paz.

Columnista
25 junio, 2016

Por una economía sana y fuerte

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Gustavo Cotez Medina

El Gobierno colombiano está empeñado en la construcción de una nueva economía, ampliando y diversificando sus bases, para no seguir dependiendo de los precios del petróleo y de la minería, sino con una industria más fuerte y vigorosa con grandes proyectos agroindustriales, con servicios y con un turismo más competitivo y profesional. Nuestra Región busca […]


El Gobierno colombiano está empeñado en la construcción de una nueva economía, ampliando y diversificando sus bases, para no seguir dependiendo de los precios del petróleo y de la minería, sino con una industria más fuerte y vigorosa con grandes proyectos agroindustriales, con servicios y con un turismo más competitivo y profesional. Nuestra Región busca que siempre estemos en el radar de los inversionistas con la imagen de un país innovador, pujante, con buena infraestructura y grandes empresas. La posibilidad cercana de una paz estable es un gran escenario para reiterar el mensaje de optimismo y oportunidades que representa la Colombia del futuro, de los astros alineados y de los buenos vientos.

Se está reacomodando la economía para potenciar el financiamiento internacional hacia el sector privado de la mano del BID y los bancos internacionales con recursos frescos y de bajo costo. Colombia, a pesar de las crisis económicas y políticas de la vecindad, especialmente en Brasil y Venezuela, y de la rebaja en los precios internacionales de las materias primas, ha logrado un manejo relativamente exitoso de su ecónoma y de la gobernabilidad en lo político.

Lo anterior se traduce en la aplicación de medidas impopulares, como el recorte de los gastos y las decisiones en materia tributaria, políticas e inflacionarias, de acuerdo con la nueva realidad. Es necesario estimular las ofertas de alimentos y fijarles techos realistas a la inflación. ¡La paz tiene que ser antiinflacionaria!

La nueva reforma tributaria estructural será presentada en el segundo semestre de este con la idea que entre en vigencia el primero de enero del 2017, y se espera que sea una reforma simple, equitativa y competitiva. Además, es indispensable tecnificar y profesionalizar a la Dian para que sea más moderna, más ágil y con más dientes.

Se buscará que el PIB no dependa solo de los recursos minero-energético, pero seguirán siendo pilares y no dejarán de incentivar la nueva economía, como fuente de desarrollo, manteniendo el objetivo de una producción diaria de 900.000 barriles de petróleo. El plan incluye la ayuda a los emprendedores para que sus negocios prosperen con incentivos para mejorar su nivel de preparación y asegurarles el acceso a la universidad y la tecnología para no quedar rezagados. La nueva reforma tributaria no debe dificultar la inversión ni la competitividad al sector privado. Todos esperamos que la economía colombiana tenga un crecimiento sostenible con la llegada de la paz.