Para salir triunfante en cualquier proceso hay que armar un ejército de características especiales.
Para salir triunfante en cualquier proceso hay que armar un ejército de características especiales.
Hay tres cosas que realzan la dignidad de una persona como el profesionalismo, la educación y la cultura y si se llevan correlacionadas fabuloso, pero cada uno por su lado serían un desastre completo en la personalidad de cualquier individuo y permitiría una clasificación incorrecta de sus virtudes.
Por ello es importante entender los conceptos antes mencionados en donde el primero nos hace dueños de una profesión u oficio que, si ha sido bien aprendida nos permite retar la vida en un campo específico y hacernos dueños y señores de ciertos conocimientos que entre más los profundicemos mayor será la capacidad de relación entre ellos y el fin primordial para el camino del éxito.
No es solo estudiar y obtener un cartón para poder trabajar en una rama específica, es aprender bien lo que se estudia para convertirse uno en un amante de lo que hace, un servidor eficiente y un buscador de novedades que ayuden a realzar el medio donde uno se ha desarrollado y en donde una población necesitada requiera del impulso de sus hijos para su estabilidad social, espiritual y económica.
El poder y bondad del hombre está sembrado en el alcance de sus conocimientos y de sus conocimientos depende la responsabilidad social en sus actuaciones que con la destreza en su aplicación es capaz de conquistar un universo de esperanzas posibles.
El segundo es la educación que empezando por la primaria, que si se recibe con la emoción y necesidad de un espíritu en formación de un hogar con costumbres sanas basadas en la modestia y la humildad, que nos enseña a bendecir el pan sobre la mesa, a mantener un cuerpo sano, a manejar el respeto y las buenas costumbres, a servir al prójimo como es debido, a propender por el medio ambiente y seguir las normas de urbanidad que tienen que ver con una vida donde los valores humanos son primordiales, donde tender la mano al anciano y con la sumisión a la dignidad de los mayores hacer frente a cualquier situación, entre otras, representan las fórmulas del sentido comunitario.
Ser educado, significa sumisión, respeto, lealtad, obediencia, humildad, entender la libertad con el orden debido y tener un dios no por complemento social sino por compromiso por la vida y la naturaleza con sus misterios.
El tercer punto es la cultura, que no es otra cosa que el manejo y ampliación del conocimiento de la mano con las costumbres, que nos permiten tener una idea del porqué y para que la vida y su permanecía en la tierra bajo las normas de una convivencia y pertenencia social justa y de principios morales.
Reunir estas tres condiciones con su correlación perfecta es lo que hace el don de gente y que es lo que sienta en su trono a la dignidad.
A veces me pregunto si vale la pena ser profesional y no tener educación y mucho menos cultura…, ¡No, no vale la pena ¡
En fin, la profesión nos permite vivir dentro de una sociedad, la educación nos da la credencial para sostenernos dentro de ella y la cultura nos permite distinción y categoría.
Estos argumentos me permitieron armar un concepto de inmediato sobre una especial dama que se presentó a mi oficina en forma espontánea en busca de apoyo para aspirar a una gobernación de mi departamento y después de esbozar sus pretensiones bajo argumentos amparados por los tres conceptos anteriores y que me dio a conocer sin necesidad de un análisis profundo sobre su personalidad, vi de inmediato su don de gente; más aún sorprendido me quedé cuando mis compañeros de trabajo que presenciaron nuestro diálogo no tuve necesidad de decirles que me acompañaran a colaborar con sus aspiraciones y me sorprendió cuando me dijeron, tranquilo señor, lo decidimos desde que pronunció sus primeras palabras.
El don de gente domina y apasiona de inmediato y la verdad fue que no nos equivocamos y esta virtud ganó la contienda y ganará cada vez en que la persona quien lo tenga lo saque a relucir. Y yo di mi palabra de compromiso, que vale más que una firma autenticada en papel sellado
También la felicidad debe ser la imagen siempre de una persona, aunque aún no sepa que habrá de desayunar y cómo lo habrá de lograr; si se está en el camino de la perseverancia, la esperanza existirá siempre y si se ha llevado una vida al lado del bien alguien te habrá de dar la mano y volverá realidad tu esperanza, pero tu don de gente tendrá un mayor porcentaje de participación en cualquier determinación externa.
Buena suerte Elvia Milena, tu don de gente te ampara y hará parte en una buena gestión de gobierno.
Por: Fausto Cotes N.
Para salir triunfante en cualquier proceso hay que armar un ejército de características especiales.
Para salir triunfante en cualquier proceso hay que armar un ejército de características especiales.
Hay tres cosas que realzan la dignidad de una persona como el profesionalismo, la educación y la cultura y si se llevan correlacionadas fabuloso, pero cada uno por su lado serían un desastre completo en la personalidad de cualquier individuo y permitiría una clasificación incorrecta de sus virtudes.
Por ello es importante entender los conceptos antes mencionados en donde el primero nos hace dueños de una profesión u oficio que, si ha sido bien aprendida nos permite retar la vida en un campo específico y hacernos dueños y señores de ciertos conocimientos que entre más los profundicemos mayor será la capacidad de relación entre ellos y el fin primordial para el camino del éxito.
No es solo estudiar y obtener un cartón para poder trabajar en una rama específica, es aprender bien lo que se estudia para convertirse uno en un amante de lo que hace, un servidor eficiente y un buscador de novedades que ayuden a realzar el medio donde uno se ha desarrollado y en donde una población necesitada requiera del impulso de sus hijos para su estabilidad social, espiritual y económica.
El poder y bondad del hombre está sembrado en el alcance de sus conocimientos y de sus conocimientos depende la responsabilidad social en sus actuaciones que con la destreza en su aplicación es capaz de conquistar un universo de esperanzas posibles.
El segundo es la educación que empezando por la primaria, que si se recibe con la emoción y necesidad de un espíritu en formación de un hogar con costumbres sanas basadas en la modestia y la humildad, que nos enseña a bendecir el pan sobre la mesa, a mantener un cuerpo sano, a manejar el respeto y las buenas costumbres, a servir al prójimo como es debido, a propender por el medio ambiente y seguir las normas de urbanidad que tienen que ver con una vida donde los valores humanos son primordiales, donde tender la mano al anciano y con la sumisión a la dignidad de los mayores hacer frente a cualquier situación, entre otras, representan las fórmulas del sentido comunitario.
Ser educado, significa sumisión, respeto, lealtad, obediencia, humildad, entender la libertad con el orden debido y tener un dios no por complemento social sino por compromiso por la vida y la naturaleza con sus misterios.
El tercer punto es la cultura, que no es otra cosa que el manejo y ampliación del conocimiento de la mano con las costumbres, que nos permiten tener una idea del porqué y para que la vida y su permanecía en la tierra bajo las normas de una convivencia y pertenencia social justa y de principios morales.
Reunir estas tres condiciones con su correlación perfecta es lo que hace el don de gente y que es lo que sienta en su trono a la dignidad.
A veces me pregunto si vale la pena ser profesional y no tener educación y mucho menos cultura…, ¡No, no vale la pena ¡
En fin, la profesión nos permite vivir dentro de una sociedad, la educación nos da la credencial para sostenernos dentro de ella y la cultura nos permite distinción y categoría.
Estos argumentos me permitieron armar un concepto de inmediato sobre una especial dama que se presentó a mi oficina en forma espontánea en busca de apoyo para aspirar a una gobernación de mi departamento y después de esbozar sus pretensiones bajo argumentos amparados por los tres conceptos anteriores y que me dio a conocer sin necesidad de un análisis profundo sobre su personalidad, vi de inmediato su don de gente; más aún sorprendido me quedé cuando mis compañeros de trabajo que presenciaron nuestro diálogo no tuve necesidad de decirles que me acompañaran a colaborar con sus aspiraciones y me sorprendió cuando me dijeron, tranquilo señor, lo decidimos desde que pronunció sus primeras palabras.
El don de gente domina y apasiona de inmediato y la verdad fue que no nos equivocamos y esta virtud ganó la contienda y ganará cada vez en que la persona quien lo tenga lo saque a relucir. Y yo di mi palabra de compromiso, que vale más que una firma autenticada en papel sellado
También la felicidad debe ser la imagen siempre de una persona, aunque aún no sepa que habrá de desayunar y cómo lo habrá de lograr; si se está en el camino de la perseverancia, la esperanza existirá siempre y si se ha llevado una vida al lado del bien alguien te habrá de dar la mano y volverá realidad tu esperanza, pero tu don de gente tendrá un mayor porcentaje de participación en cualquier determinación externa.
Buena suerte Elvia Milena, tu don de gente te ampara y hará parte en una buena gestión de gobierno.
Por: Fausto Cotes N.