Preocupado por la desigualdad, falta de oportunidad y carencia de muchos de mis paisanos y en honor a mis hijos constituí una visión de vida “un Mejor Futuro es Posible”
Mi padre siempre me inculco el amor por el paraíso terrenal escogido por Dios para nuestro nacimiento, el mismo que con ahínco le enseño a mis hijos, desde niño he disfrutado de su belleza natural, de su cultura, la idiosincrasia de su gente, pero así mismo he padecido y vivido sus necesidades, penurias y falencias.
Preocupado por la desigualdad, falta de oportunidad y carencia de muchos de mis paisanos y en honor a mis hijos constituí una visión de vida “un Mejor Futuro es Posible” que va encaminada en propender por el bienestar, transformación y mejoramiento de las condiciones de vida más que la nuestra personal, la de nuestros semejantes.
Por ello, comencé mi tarea de buscar aliados estratégicos y tocar puertas para generar acciones que nos permitieran contribuir en el desarrollo de actividades y acciones que beneficiaran a la población más vulnerable, de esta forma hemos logramos durante más de diez años adelantar jornadas de entrega de útiles escolares, implementos deportivos, obsequios navideños, mercados y hasta mascarillas en tiempos de pandemia.
Soy consciente de lo expresado en el evangelio de San Mateo, Capitulo 6, versículo 3 que manifiesta “No dejes que tu mano izquierda sepa lo que hace la derecha”, y lo concibo como que las buenas obras, no hay que refregárselas en la cara a nadie, para luego exigirle lealtad, en búsqueda de sometimiento, es por esto que jamás he esperado retribución alguna por nuestra labor social, aunque como reconocimiento, agradecimiento a los aportantes y forma de persuadir para ganar más padrinos, damos a conocer a la población las obras adelantadas.
Muchas personas ven con buenos ojos nuestra labor, otras, por el contrario, y lo entendemos, es una condición de la naturaleza humana, es por ello, que aceptamos las críticas, pero lo verdaderamente importante y esencial es la satisfacción que muchos niños y niñas pueden contar con sus útiles para recibir el proceso de enseñanza y aprendizaje, que los deportistas cuentes con los implementos para la práctica del deporte o brindarles una sonrisa a muchos infantes en la época más especial del año.
Lo inconcebible es que este sueño, comience a convertirse en pesadilla, pues muchos piensan de manera errada que servir a tu comunidad, es pretender ostentar cargos de elección popular, que está en contravía de tu posición de servidor público, olvidándose que nuestra Constitución Política en su Artículo 123 establece “Los servidores públicos están al servicio del Estado y de la comunidad”.
El ejercicio de la función pública no debe ser una limitante para que podamos servir a nuestra comunidad, a la población más vulnerable, por el contrario, como servidores públicos nuestro ideal debe ser “servir a los demás”, solo así podremos contribuir en la construcción de una sociedad más justa, equitativa y ajustada al estado social de derecho.
Preocupado por la desigualdad, falta de oportunidad y carencia de muchos de mis paisanos y en honor a mis hijos constituí una visión de vida “un Mejor Futuro es Posible”
Mi padre siempre me inculco el amor por el paraíso terrenal escogido por Dios para nuestro nacimiento, el mismo que con ahínco le enseño a mis hijos, desde niño he disfrutado de su belleza natural, de su cultura, la idiosincrasia de su gente, pero así mismo he padecido y vivido sus necesidades, penurias y falencias.
Preocupado por la desigualdad, falta de oportunidad y carencia de muchos de mis paisanos y en honor a mis hijos constituí una visión de vida “un Mejor Futuro es Posible” que va encaminada en propender por el bienestar, transformación y mejoramiento de las condiciones de vida más que la nuestra personal, la de nuestros semejantes.
Por ello, comencé mi tarea de buscar aliados estratégicos y tocar puertas para generar acciones que nos permitieran contribuir en el desarrollo de actividades y acciones que beneficiaran a la población más vulnerable, de esta forma hemos logramos durante más de diez años adelantar jornadas de entrega de útiles escolares, implementos deportivos, obsequios navideños, mercados y hasta mascarillas en tiempos de pandemia.
Soy consciente de lo expresado en el evangelio de San Mateo, Capitulo 6, versículo 3 que manifiesta “No dejes que tu mano izquierda sepa lo que hace la derecha”, y lo concibo como que las buenas obras, no hay que refregárselas en la cara a nadie, para luego exigirle lealtad, en búsqueda de sometimiento, es por esto que jamás he esperado retribución alguna por nuestra labor social, aunque como reconocimiento, agradecimiento a los aportantes y forma de persuadir para ganar más padrinos, damos a conocer a la población las obras adelantadas.
Muchas personas ven con buenos ojos nuestra labor, otras, por el contrario, y lo entendemos, es una condición de la naturaleza humana, es por ello, que aceptamos las críticas, pero lo verdaderamente importante y esencial es la satisfacción que muchos niños y niñas pueden contar con sus útiles para recibir el proceso de enseñanza y aprendizaje, que los deportistas cuentes con los implementos para la práctica del deporte o brindarles una sonrisa a muchos infantes en la época más especial del año.
Lo inconcebible es que este sueño, comience a convertirse en pesadilla, pues muchos piensan de manera errada que servir a tu comunidad, es pretender ostentar cargos de elección popular, que está en contravía de tu posición de servidor público, olvidándose que nuestra Constitución Política en su Artículo 123 establece “Los servidores públicos están al servicio del Estado y de la comunidad”.
El ejercicio de la función pública no debe ser una limitante para que podamos servir a nuestra comunidad, a la población más vulnerable, por el contrario, como servidores públicos nuestro ideal debe ser “servir a los demás”, solo así podremos contribuir en la construcción de una sociedad más justa, equitativa y ajustada al estado social de derecho.