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Columnista - 14 mayo, 2013

Un festival con balotas y una pírrica premiación

Hasta los jurados se aburren de escuchar el mismo Paseo, el mismo Merengue, la misma Puya y el mismo Son, durante las cuatro presentaciones que hace cada conjunto en el marco del festival, que se desarrolla en Valledupar.

Por Aquilino Cotes Zuleta

Hasta los jurados se aburren de escuchar el mismo Paseo, el mismo Merengue, la misma Puya y el mismo Son, durante las cuatro presentaciones que hace cada conjunto en el marco del festival, que se desarrolla en Valledupar, afirmaron mis consejeros periodísticos Tío Chiro y Tío Nan.

Inclusive, Tío Chiro asegura que varios de los reyes vallenatos han surgido del anonimato para ganarse el Festival y después siguen siendo tan desconocidos como antes, musicalmente hablando. 

Saben con certeza de varios reyes que se ganaron el Festival con sólo saber interpretar cada uno de los ritmos, los cuales los practicaron durante todo el año. Eso está echando a perder la esencia de lo autóctono, la frialdad y la destreza del acordeonero. Lo otro es la ignorancia que tienen  muchos de los jurados sobre la música vallenata, especialmente el día de la gran final.  

Tío Nan precisó que a pesar de que nuestro folclor es tan prolifero, con más de tres millones de canciones creadas por nuestros compositores, los conjuntos están malgastando melodías de Luís Enrique Martínez, Emiliano Zuleta (padre e hijo), Rafael Manjarrez, Gustavo Gutiérrez, Norberto y Rosendo Romero (hermanos), Carlos Huertas, Leandro Díaz, Rafael Escalona, Diomedes Díaz, Hernando Marín, Hernán Urbina, entre otros.

Mis consejeros periodísticos no están poniendo en duda las capacidades musicales de algunos acordeoneros, sino su efímera producción musical que es otra cosa. Tampoco está en duda la grandeza del nuevo Rey Wilber Mendoza Zuleta, pero si se cuestiona su escaza trayectoria rítmica y como referencia mis consejeros citan al nuevo Rey, quien durante sus cuatro presentaciones tocó los mismos temas:  ‘Las amenazas de Emiliano’ ‘La Creciente del Cesar’, ’Juepaje’ y ‘Letras de Oro’. Los otros 4 conjuntos que pasaron a la gran final, hicieron lo mismo. ¡No hay derecho! 

Para acabar con esa anomalía los organizadores deberían entregarle a cada participante, el día de su inscripción, una lista con 10 o 20 canciones de diferentes autores y de cada ritmo, y el día de la presentación los obliguen a sacar de una mochila una balota con el nombre del tema que van a tocar. 

Lo otro es el tema de la premiación, porque no hay derecho que después de tanta inversión que hace un conjunto vallenato reciba una premiación tan blandengue y tan esquelética. No se compadece con el esfuerzo titánico de los participantes ni de los onerosos  dividendos que le queda al ente organizador cada año. 

Inclusive, muchos de esos premios en efectivo y los acordeones que les dan a los acordeoneros los donan las empresas que patrocinan el Festival. Entonces: ¿en qué país vivimos?, concluyeron mis consejeros periodísticos. Hasta la próxima semana. 

Columnista
14 mayo, 2013

Un festival con balotas y una pírrica premiación

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Aquilino Cotes Zuleta

Hasta los jurados se aburren de escuchar el mismo Paseo, el mismo Merengue, la misma Puya y el mismo Son, durante las cuatro presentaciones que hace cada conjunto en el marco del festival, que se desarrolla en Valledupar.


Por Aquilino Cotes Zuleta

Hasta los jurados se aburren de escuchar el mismo Paseo, el mismo Merengue, la misma Puya y el mismo Son, durante las cuatro presentaciones que hace cada conjunto en el marco del festival, que se desarrolla en Valledupar, afirmaron mis consejeros periodísticos Tío Chiro y Tío Nan.

Inclusive, Tío Chiro asegura que varios de los reyes vallenatos han surgido del anonimato para ganarse el Festival y después siguen siendo tan desconocidos como antes, musicalmente hablando. 

Saben con certeza de varios reyes que se ganaron el Festival con sólo saber interpretar cada uno de los ritmos, los cuales los practicaron durante todo el año. Eso está echando a perder la esencia de lo autóctono, la frialdad y la destreza del acordeonero. Lo otro es la ignorancia que tienen  muchos de los jurados sobre la música vallenata, especialmente el día de la gran final.  

Tío Nan precisó que a pesar de que nuestro folclor es tan prolifero, con más de tres millones de canciones creadas por nuestros compositores, los conjuntos están malgastando melodías de Luís Enrique Martínez, Emiliano Zuleta (padre e hijo), Rafael Manjarrez, Gustavo Gutiérrez, Norberto y Rosendo Romero (hermanos), Carlos Huertas, Leandro Díaz, Rafael Escalona, Diomedes Díaz, Hernando Marín, Hernán Urbina, entre otros.

Mis consejeros periodísticos no están poniendo en duda las capacidades musicales de algunos acordeoneros, sino su efímera producción musical que es otra cosa. Tampoco está en duda la grandeza del nuevo Rey Wilber Mendoza Zuleta, pero si se cuestiona su escaza trayectoria rítmica y como referencia mis consejeros citan al nuevo Rey, quien durante sus cuatro presentaciones tocó los mismos temas:  ‘Las amenazas de Emiliano’ ‘La Creciente del Cesar’, ’Juepaje’ y ‘Letras de Oro’. Los otros 4 conjuntos que pasaron a la gran final, hicieron lo mismo. ¡No hay derecho! 

Para acabar con esa anomalía los organizadores deberían entregarle a cada participante, el día de su inscripción, una lista con 10 o 20 canciones de diferentes autores y de cada ritmo, y el día de la presentación los obliguen a sacar de una mochila una balota con el nombre del tema que van a tocar. 

Lo otro es el tema de la premiación, porque no hay derecho que después de tanta inversión que hace un conjunto vallenato reciba una premiación tan blandengue y tan esquelética. No se compadece con el esfuerzo titánico de los participantes ni de los onerosos  dividendos que le queda al ente organizador cada año. 

Inclusive, muchos de esos premios en efectivo y los acordeones que les dan a los acordeoneros los donan las empresas que patrocinan el Festival. Entonces: ¿en qué país vivimos?, concluyeron mis consejeros periodísticos. Hasta la próxima semana.