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Columnista - 31 mayo, 2014

Un electorado esquivo

Estadísticamente, la mayoría de los colombianos quieren la paz y están de acuerdo con los diálogos en La Habana. Tres de los candidatos presidenciales, incluyendo a Santos, Clara y Peñaloza apoyan abiertamente la salida negociada. Teóricamente, la sumatoria de la votación de ellos le daría la victoria a Santos y la continuación del proceso con […]

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Estadísticamente, la mayoría de los colombianos quieren la paz y están de acuerdo con los diálogos en La Habana. Tres de los candidatos presidenciales, incluyendo a Santos, Clara y Peñaloza apoyan abiertamente la salida negociada. Teóricamente, la sumatoria de la votación de ellos le daría la victoria a Santos y la continuación del proceso con las FARC.
Las cosas no son tan fáciles. Nunca los sectores de centro izquierda e izquierda desde Gaitán habían tenido la oportunidad de definir una elección presidencial y garantizar un acuerdo de paz y, sin embargo, la duda ante el candidato presidente los paraliza y hoy el gran dilema es votar por Santos o en blanco.
¿Por qué tanta desconfianza y sospecha? No es sólo por la presencia de Vargas Lleras y sus ambigüedades frente a la paz, ni por el desacertado manejo que se le ha dado a los paros agrarios. En departamentos como Huila, Caquetá, Tolima y Boyacá, donde se sintió con más rigor el maltrato a los campesinos, Zuluaga duplicó y hasta casi triplicó la votación de Santos. No. Es porque el presidente Santos no ha sabido vender su principal bandera, la paz, y la mayoría de los colombianos no la ve tan cerca y posible.
El mensaje desde el gobierno ha sido ambigüo y contradictorio. No ha comunicado debidamente lo que se ha avanzado y conseguido. Tampoco se han publicitado los gestos de las FARC, que ya ha decretado unilateralmente dos treguas, la última en conjunto con el ELN, ni que ha bajado sus acciones bélicas a pesar de la muerte en combate de sus comandantes. Las preguntas que surgen son ¿qué se puede hacer en estas tres semanas para mostrar que la paz está al alcance de departamentos como Arauca, Meta y Norte de Santander, con gran presencia guerrillera, que votaron mayoritariamente por Zuluaga, el candidato que amenaza suspender los diálogos? o, ¿qué hacer con Bogotá, que a pesar del apoyo de Petro, aunque tardío, se está uribizando?

¿Será que la excesiva confianza en las maquinarias electorales está matando a Santos y que le dejó la movilización y el voto de opinión a Zuluaga? ¿Por qué la campaña de Santos sigue pensando que los votos de los partidos de la Unidad Nacional son suficientes y no ha aprovechado el apoyo de la ASI y del petrismo?
Con humildad, Santos tiene que entender que debe tomar medidas para lograr credibilidad y certeza frente a un electorado esquivo, que representa más de un 20% y que quiere la paz pero a él no lo suficientemente para darle su voto.

Columnista
31 mayo, 2014

Un electorado esquivo

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Rodrigo Rojas

Estadísticamente, la mayoría de los colombianos quieren la paz y están de acuerdo con los diálogos en La Habana. Tres de los candidatos presidenciales, incluyendo a Santos, Clara y Peñaloza apoyan abiertamente la salida negociada. Teóricamente, la sumatoria de la votación de ellos le daría la victoria a Santos y la continuación del proceso con […]


Estadísticamente, la mayoría de los colombianos quieren la paz y están de acuerdo con los diálogos en La Habana. Tres de los candidatos presidenciales, incluyendo a Santos, Clara y Peñaloza apoyan abiertamente la salida negociada. Teóricamente, la sumatoria de la votación de ellos le daría la victoria a Santos y la continuación del proceso con las FARC.
Las cosas no son tan fáciles. Nunca los sectores de centro izquierda e izquierda desde Gaitán habían tenido la oportunidad de definir una elección presidencial y garantizar un acuerdo de paz y, sin embargo, la duda ante el candidato presidente los paraliza y hoy el gran dilema es votar por Santos o en blanco.
¿Por qué tanta desconfianza y sospecha? No es sólo por la presencia de Vargas Lleras y sus ambigüedades frente a la paz, ni por el desacertado manejo que se le ha dado a los paros agrarios. En departamentos como Huila, Caquetá, Tolima y Boyacá, donde se sintió con más rigor el maltrato a los campesinos, Zuluaga duplicó y hasta casi triplicó la votación de Santos. No. Es porque el presidente Santos no ha sabido vender su principal bandera, la paz, y la mayoría de los colombianos no la ve tan cerca y posible.
El mensaje desde el gobierno ha sido ambigüo y contradictorio. No ha comunicado debidamente lo que se ha avanzado y conseguido. Tampoco se han publicitado los gestos de las FARC, que ya ha decretado unilateralmente dos treguas, la última en conjunto con el ELN, ni que ha bajado sus acciones bélicas a pesar de la muerte en combate de sus comandantes. Las preguntas que surgen son ¿qué se puede hacer en estas tres semanas para mostrar que la paz está al alcance de departamentos como Arauca, Meta y Norte de Santander, con gran presencia guerrillera, que votaron mayoritariamente por Zuluaga, el candidato que amenaza suspender los diálogos? o, ¿qué hacer con Bogotá, que a pesar del apoyo de Petro, aunque tardío, se está uribizando?

¿Será que la excesiva confianza en las maquinarias electorales está matando a Santos y que le dejó la movilización y el voto de opinión a Zuluaga? ¿Por qué la campaña de Santos sigue pensando que los votos de los partidos de la Unidad Nacional son suficientes y no ha aprovechado el apoyo de la ASI y del petrismo?
Con humildad, Santos tiene que entender que debe tomar medidas para lograr credibilidad y certeza frente a un electorado esquivo, que representa más de un 20% y que quiere la paz pero a él no lo suficientemente para darle su voto.