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Un Congreso moribundo

Los escándalos del actual Congreso se encuentran a la orden del día, y sorprendería a cualquier extranjero que se dignara a ver las noticias y se entere que el expresidente de la Cámara de Representantes Andrés Calle, y el expresidente del Senado Iván Name, fueron capturados por presuntos delitos de corrupción.

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Un Congreso moribundo

Por: Dario

@el_pilon

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Por mandato de la Constitución Política, compete al Congreso de la República hacer las leyes. No obstante, la actividad legislativa del actual Congreso se limita en buena parte a reconocimientos, condecoraciones, homenajes y conmemoraciones, en lugar de legislar sobre los problemas estructurales de Colombia. El problema ha sido de tal magnitud, que ante la ausencia de normas que diriman los grandes conflictos que se generan en nuestra sociedad, le ha correspondido a la Corte Constitucional, entrar a resolverlos vía jurisprudencia. Es así como le ha tocado a la Corte Constitucional, en aras de salvaguardar la supremacía de la Constitución Política y garantizar los derechos fundamentales, proferir sentencia con fuerza vinculante sobre asuntos tales como eutanasia C-239/1997; aborto C-355/2006 y C-055/2022 y el matrimonio igualitario C-577/2011. Pero, para colmo, los escándalos del actual Congreso se encuentran a la orden del día, y sorprendería a cualquier extranjero que se dignara a ver las noticias y se entere que el expresidente de la Cámara de Representantes Andrés Calle, y el expresidente del Senado Iván Name, fueron capturados por presuntos delitos de corrupción. Y qué podemos decir acerca de ciertas iniciativas legislativas, impulsadas por nuestros honorables parlamentarios, como la presentada en el 2014 por un distinguido miembro del partido Conservador, cuya finalidad era hacer que el domingo fuera declarado como el primer día de la semana a imagen y semejanza del calendario litúrgico (¿?), o las más de 20 iniciativas legislativas, que con una elevada dosis de ingenuidad pretenden reducir los salarios de los congresistas; la última presentada por el senador Iván Cepeda, la cual, por enésima vez fue hundida por falta de quorum.

Como se echan de menos, congresistas de la talla de Ignacio Vives, el mismo que junto con Enrique Peñalosa (ministro de Agricultura y padre del exalcalde de Bogotá), protagonizaron en el año 1969, un debate que paralizó el país, y que tuvo como tema central recíprocas acusaciones de tráfico de influencia y de soborno, que terminaron en el desprestigio del Gobierno del presidente Lleras Restrepo. El enfrentamiento le sirvió a Vives de plataforma política para hacerse reelegir senador por el partido liberal. O la mesura y disciplina del senador conservador Víctor Renán Barco, a quien se le recuerda por haber sido el gestor de leyes como el Presupuesto General de la Nación; Plan Nacional de Desarrollo año 1998 y 2002 y la Ley de Juegos de Azar, entre otras. O los debates realizados por Gustavo Petro, sobre la Parapolítica; las chuzadas del extinto D.A.S., o el Carrusel de la contratación, donde denunció al alcalde Samuel Moreno Rojas, entre otros.
Hoy nuestro Congreso, yace moribundo y requiere de una profunda transformación que evite su propia autodestrucción.


Por: Darío Arregocés Baute./ darioarregoces2308@hotmail.com

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