Respetada Dirección:
Por medio de la presente, expresamos nuestro profundo rechazo al editorial publicado el pasado 25 de noviembre bajo el título ‘La transformación de la violencia contra las mujeres’. La fecha en la que fue divulgado —el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer— exige responsabilidad, rigor y sensibilidad, cualidades ausentes en el texto publicado. Esta elección también demuestra un gran desconocimiento por parte de la dirección del medio sobre el origen de la conmemoración, que surgió en memoria de las hermanas Minerva, María Teresa y Patria Mirabal, asesinadas durante el régimen dominicano de Rafael Leónidas Trujillo, cuya opresión cuestionaron con valentía.
El editorial parte de la premisa, equivocada y dañina, de que las luchas feministas y la ampliación de derechos para las mujeres tendrían relación con su incursión en actividades delictivas. Al afirmar que la “liberación femenina” ha llevado a que algunas mujeres participen en el “mercado delincuencial” o en “escenarios de confrontación violenta”, el medio reproduce estereotipos profundamente misóginos y desvía la atención de las verdaderas causas estructurales de la violencia y la criminalidad.
Resulta inaceptable sugerir que el acceso de las mujeres a derechos, libertades y espacios históricamente negados sea un factor de riesgo o un detonante de comportamientos ligados a la ilegalidad. Esta narrativa no solo carece de sustento, también perpetúa la idea de que la presencia de las mujeres en cualquier ámbito debe ser vigilada, limitada o cuestionada, reforzando estructuras de discriminación que deberían ser desmontadas.
El feminismo es un movimiento social y político que busca garantizar la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres. Su objetivo es expandir libertades, dignidad, participación democrática y garantías de protección. Atribuir la incursión de algunas mujeres en la delincuencia es tan absurdo como atribuir al reconocimiento de derechos civiles el aumento de delitos cometidos por cualquier otro grupo poblacional.
Llama la atención que el editorial evada un análisis serio de las condiciones que realmente determinan la vulnerabilidad de las mujeres frente a contextos delictivos, como la desigualdad en el acceso a la educación, el empleo digno y bien remunerado, o la violencia intrafamiliar y sexual que afecta de forma desproporcionada a las mujeres en Colombia. Estas realidades, omitidas por el medio, son las que deberían ocupar el centro de cualquier discusión responsable.
Este mismo diario, un día antes, informaba que, según cifras del Instituto Nacional de Salud, cada 11 horas una mujer es violentada en Valledupar, que en departamento se han registrado 2.024 casos de violencia en diversas modalidades, de los cuales el 78 % corresponde a mujeres, siendo Valledupar la ciudad con mayor número de hechos, con 679 casos. Resulta igualmente llamativo que no se mencionara que el 60 % de los asesinatos de mujeres en el mundo ocurre a manos de parejas, exparejas o familiares.
Valdría la pena preguntarse cuántas de esas mujeres víctimas de violencia en Valledupar estaban vinculadas a dinámicas de ilegalidad cuando fueron agredidas, o si más bien estaban cerca de familiares, amigos o conocidos que se convirtieron en sus agresores, incluso mortales.
Un editorial expresa la voz institucional de un periódico y orienta la conversación pública. Por ello, consideramos especialmente grave que se haya optado por responsabilizar de manera implícita al movimiento feminista, en lugar de promover una reflexión profunda y documentada sobre las violencias que enfrentan las mujeres y las transformaciones sociales necesarias para superarlas. Herramientas como el Manual de Género para Periodistas: recomendaciones básicas para el ejercicio del periodismo con enfoque de género, de Naciones Unidas, y otros documentos orientadores están disponibles para los medios. Si periodistas y directivos, en especial los hombres que escriben estos textos, comprendieran, explicaran y actuaran con base en estos enfoques, sería posible avanzar hacia una sociedad vallenata y colombiana más pacífica y justa. Es preocupante que, teniendo herramientas al alcance, se sigan repitiendo estereotipos e ideas confusas que revictimizan a las mujeres.
Solicitamos respetuosamente que el diario revise los criterios con los que aborda temas de género y violencia, y que adopte un enfoque que reconozca los derechos de las mujeres, evite discursos culpabilizadores y contribuya a una sociedad más informada y justa. La prensa tiene un papel fundamental en la construcción de narrativas que protejan la dignidad humana. En esta ocasión, lamentablemente, el editorial publicado avanzó en sentido contrario.
Por: La Creciente Colectivo Feminista.
Caribe Afirmativo
