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Columnista - 9 agosto, 2021

Telesila, personaje en el progreso de Mariangola

Juana Ochoa Campo fue la precursora del comercio en Mariangola.  En la década del 30, del pasado siglo, procedente de Pueblo Bello, montada a caballo, con un asistente guiaba los burros cargados de panela, chirrinche, café y otras mercancías. La matrona conoce al momposino Cipriano Acuña, carpintero y comerciante.  El amor y los negocios fueron […]

Juana Ochoa Campo fue la precursora del comercio en Mariangola.  En la década del 30, del pasado siglo, procedente de Pueblo Bello, montada a caballo, con un asistente guiaba los burros cargados de panela, chirrinche, café y otras mercancías. La matrona conoce al momposino Cipriano Acuña, carpintero y comerciante.  El amor y los negocios fueron los lazos que unieron esa pareja. Emprendedores ambos, organizan la primera tienda en Mariangola. 

Juana Ochoa trae de Pueblo Bello a sus tres hijas, nacidas en Valledupar en el hogar que había formado con José María Díaz. Tres hermosas doncellas de piel clara y ojos radiantes de primavera: María, Telesila y Emelina.  Tiempo después, María hace hogar con Carlos Arturo Céspedes, administrador de la hacienda Villa Real; Telesila con Asunción Maestre, de Aguas Blancas, dueño de la finca ‘El Carmen’, y Emelina se casa con el profesor Blas Orozco Monsalvo.  

María y Emelina, con sus respectivos cónyuges, viven un tiempo en Mariangola y se van después para Valledupar.  Telesila y Asunción Maestre se trasladan a la finca ‘El Carmen’, cerca de Aguas Blancas. Allí nace su primer hijo, Rafael (1939), y en junio de 1940 muere su esposo. Regresa a Mariangola, a la casa materna, y un mes después nace su segundo hijo, que bautiza con el nombre del padre. Al lado de su madre se dedica a los oficios de la tienda y despierta su vocación por el comercio, y empieza su veneración por San Martín, el santo de los caminos y vaqueros.  

En Mariangola conoce a Rafael Rodríguez, un villanuevero que había llegado a trabajar en la construcción de la carretera nacional, bajo la tutela del ingeniero José María Castro Monsalvo. Terminada la construcción de la carretera se queda trabajando en la hacienda Villa Rosa del ingeniero Castro Monsalvo. En 1945, Rafael y Telesila reciben la unción del matrimonio. Construyen una casa a orilla de la carretera, a 300 metros de la casa materna; Rafael trabaja en administración de ganaderías, y ella con el apoyo de su mamá y su hermana María desarrolla su tradición comercial, con la venta de pequeñas cosas. En el 1960 amplía la ‘Tienda San Martín’, una verdadera miscelánea, y construye un salón de baile donde se realizan las verbenas del Santo Cristo, bailes de carnaval y la fiesta de San Martín.     

Su casa fue un referente para reuniones sociales, en virtud de su decencia y emprendimiento comercial.  Sus dos hijos mayores, criados por la abuela, desde temprana edad se convierten en comerciantes y en transportadores.  Con Rafael Rodríguez tuvo cinco hijos: Pedro, Hernán, Silvestre, Luz y Fanny. Pedro se gradúa de médico en 1972, en Argentina; es el primer profesional nacido y criado en Mariangola. Hernán se gradúa de abogado. Luz es bacterióloga. 

Telesila se despide de la estancia terrenal el 3 de mayo de 1972, a los 58 años de edad, cuando ya era un personaje de la historia de Mariangola. Finalmente, esta propuesta a la comunidad cívica y cultural de Mariangola: que la calle donde ella vivió, hasta la Plaza Principal, lleve el nombre de ‘Calle Telesilla Díaz de Rodríguez’.

Columnista
9 agosto, 2021

Telesila, personaje en el progreso de Mariangola

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Atuesta Mindiola

Juana Ochoa Campo fue la precursora del comercio en Mariangola.  En la década del 30, del pasado siglo, procedente de Pueblo Bello, montada a caballo, con un asistente guiaba los burros cargados de panela, chirrinche, café y otras mercancías. La matrona conoce al momposino Cipriano Acuña, carpintero y comerciante.  El amor y los negocios fueron […]


Juana Ochoa Campo fue la precursora del comercio en Mariangola.  En la década del 30, del pasado siglo, procedente de Pueblo Bello, montada a caballo, con un asistente guiaba los burros cargados de panela, chirrinche, café y otras mercancías. La matrona conoce al momposino Cipriano Acuña, carpintero y comerciante.  El amor y los negocios fueron los lazos que unieron esa pareja. Emprendedores ambos, organizan la primera tienda en Mariangola. 

Juana Ochoa trae de Pueblo Bello a sus tres hijas, nacidas en Valledupar en el hogar que había formado con José María Díaz. Tres hermosas doncellas de piel clara y ojos radiantes de primavera: María, Telesila y Emelina.  Tiempo después, María hace hogar con Carlos Arturo Céspedes, administrador de la hacienda Villa Real; Telesila con Asunción Maestre, de Aguas Blancas, dueño de la finca ‘El Carmen’, y Emelina se casa con el profesor Blas Orozco Monsalvo.  

María y Emelina, con sus respectivos cónyuges, viven un tiempo en Mariangola y se van después para Valledupar.  Telesila y Asunción Maestre se trasladan a la finca ‘El Carmen’, cerca de Aguas Blancas. Allí nace su primer hijo, Rafael (1939), y en junio de 1940 muere su esposo. Regresa a Mariangola, a la casa materna, y un mes después nace su segundo hijo, que bautiza con el nombre del padre. Al lado de su madre se dedica a los oficios de la tienda y despierta su vocación por el comercio, y empieza su veneración por San Martín, el santo de los caminos y vaqueros.  

En Mariangola conoce a Rafael Rodríguez, un villanuevero que había llegado a trabajar en la construcción de la carretera nacional, bajo la tutela del ingeniero José María Castro Monsalvo. Terminada la construcción de la carretera se queda trabajando en la hacienda Villa Rosa del ingeniero Castro Monsalvo. En 1945, Rafael y Telesila reciben la unción del matrimonio. Construyen una casa a orilla de la carretera, a 300 metros de la casa materna; Rafael trabaja en administración de ganaderías, y ella con el apoyo de su mamá y su hermana María desarrolla su tradición comercial, con la venta de pequeñas cosas. En el 1960 amplía la ‘Tienda San Martín’, una verdadera miscelánea, y construye un salón de baile donde se realizan las verbenas del Santo Cristo, bailes de carnaval y la fiesta de San Martín.     

Su casa fue un referente para reuniones sociales, en virtud de su decencia y emprendimiento comercial.  Sus dos hijos mayores, criados por la abuela, desde temprana edad se convierten en comerciantes y en transportadores.  Con Rafael Rodríguez tuvo cinco hijos: Pedro, Hernán, Silvestre, Luz y Fanny. Pedro se gradúa de médico en 1972, en Argentina; es el primer profesional nacido y criado en Mariangola. Hernán se gradúa de abogado. Luz es bacterióloga. 

Telesila se despide de la estancia terrenal el 3 de mayo de 1972, a los 58 años de edad, cuando ya era un personaje de la historia de Mariangola. Finalmente, esta propuesta a la comunidad cívica y cultural de Mariangola: que la calle donde ella vivió, hasta la Plaza Principal, lleve el nombre de ‘Calle Telesilla Díaz de Rodríguez’.