“Yo sí me robé esa motocicleta, doy la frente y lo digo a los cuatro vientos, pero mi mujer no tiene nada que ver en esta vuelta, solo que cuando ya casi había coronado el negocio, se me dio por invitarla a dar un paseo”.

Con este relato Jaime David Barrios Gallón, defiende a su cónyuge quien fue capturada junto a él cuando fueron sorprendidos por la Policía con una moto robada.  

“Tan de malas yo, que se me apagó la moto y cuando la llevaba empujada para esconderla, me cayó la Policía y nos llevaron a los dos”. Dijo

Barrios Gallón, de 23 años, quien respondió sin tapujos detalles sobre el hurto de una motocicleta que su propietario la había dejado con seguro frente a la iglesia 'Divino Niño', localizada en el barrio Garupal, mientras asistía a misa el pasado domingo.

El delincuente y su pareja fueron interceptados por una patrulla de la Policía en la calle 14 con carrera 2 sobre la margen derecha del río Guatapurí, muy cerca a la Plaza 'Alfonso López'.

A los uniformados les llamó la atención el hecho de que llevaban la motocicleta apagada y  empujándola, y al notar el acercamiento de la fuerza pública se pusieron nerviosos. 

Durante el requerimiento de los documentos de la motocicleta, ninguno respondió y al revisar en el sistema nacional de la Sijín, se comprobó que la moto fue reportada como robada. 

Tanto Jaime David como su compañera sentimental, Leslin Liliana Tobías Polo, de 18 años, quien al parecer se encuentra en estado de gravidez, fueron cobijados con medida de aseguramiento sin beneficio de excarcelación, en la audiencia de legalización, formulación e imputación de cargos.

“Utilicé una llave maestra”

Jaime David Barrios Gallón dijo que lo primero que uno hace cuando ubica la motocicleta que se va a robar, es estar atento cuando el dueño llega en ella al sitio acostumbrado, hacia dónde coge o dónde se mete, para estar seguro de lo que uno va a hacer y hay una segunda persona encargada de vigilarlo, porque hay muchos que salen de donde están y le echan ojo.

Utilicé una llave maestra para prenderla y a la fuerza, le destruí el seguro que tiene en los cachos y salí despacio en principio, y después le di duro hasta llegar al barrio 'El Paraíso', donde la iba a negociar por 300 mil barras, pero podía pedir hasta 500 mil, porque los valía.

Aunque era la primera moto que me robaba, uno sabe donde están los clientes para vendérsela. A mí no me dio temor llevarme esa moto, porque uno va casi que a lo fijo.