Pese a sus 99 años tenía una visión clara del mundo. Esa lucidez le permitía participar en foros, eventos, inauguraciones. Siempre en la primera fila. Atento, escuchando, a pesar de que era el más experimentado de la tribu.
El cuerpo del hijo ilustre de San Jacinto fue velado en cámara ardiente durante toda la mañana de este lunes en la iglesia municipal del municipio de Bolívar antes de ser trasladado a Barranquilla donde fue sepultado rodeado de familiares, amigos y colegas.