La situación ya completa varios años preocupando a la comunidad vallenata que, indistintamente del sector, debe lidiar con estas especies que se mueven con total libertad entre las calles, avenidas, parques y viviendas de la ciudad.
El editorial La culpa es de la vaca que salió en nuestra edición del 9 de junio merece una segunda parte y con mayor energía pues como lo anunciamos en aquella oportunidad, semovientes en vías urbanas de Valledupar representan un peligro para la ciudadanía.