No tuvimos otra opción que apelar al recuerdo. Cuando le pregunté por su vida, el brillo de sus ojos se intensificó y emitieron un destello que solo lo reflejan humanos con almas nobles, que por cierto son pocos en este reguero insulso que se ha encargado de dejar el mismo genero humano.
De otras frases para intitular esta columna periodística podría servirme y seguramente todas adecuadas, con el objeto de denunciar públicamente la hecatombe arboricida que en estos momentos, cuando escribo, está padeciendo la hermosa plantación de pinos de la finca cafetalera...