COLUMNISTA

La actitud

“Porque cuáles son sus pensamientos íntimos, tal es él”. Proverbios 23,7 La actitud se define como postura, talante, posición, aspecto, porte o disposición de ánimo que se manifiesta de algún modo. Ella moldea quiénes somos y qué esperamos de la vida. Una de las secuelas que nos ha dejado la separación de Dios, es que […]

Por: Valerio

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“Porque cuáles son sus pensamientos íntimos, tal es él”. Proverbios 23,7

La actitud se define como postura, talante, posición, aspecto, porte o disposición de ánimo que se manifiesta de algún modo. Ella moldea quiénes somos y qué esperamos de la vida.

Una de las secuelas que nos ha dejado la separación de Dios, es que nos lleva a considerar que somos los protagonistas de todo lo que acontece alrededor. Nuestra perspectiva egoísta nos impide entender que el mundo se mueve en forma independiente de nuestra existencia.

Insistimos en creer que somos el motor que impulsa todo alrededor y esa perspectiva distorsionada nos ubica en el plano que le corresponde a Dios  y por esa misma razón perdemos mucho tiempo intentando lograr cosas que no son nuestra responsabilidad.

Una de las mejores cosas que nos puede ocurrir es la alteración positiva de la actitud en cuanto a la vida y el modo en que percibimos el mundo que nos rodea, incluyendo los problemas y dificultades. Si creemos que las promesas de Dios son para nosotros, no nos sentiremos intimidados con los problemas y adversidades cuando estas lleguen.

Si escogemos tener actitudes negativas, pensando en términos de estreches mental, entonces las posibilidades de superar las dificultades se hacen pocas. Nos destinamos nosotros mismos a permanecer atrapados en nuestro desierto privado. Una actitud negativa e inmadura pretende manipular a Dios y le hace responsable de todos los fracasos. Una actitud madura y positiva busca estar en consonancia con la voluntad de Dios y acepta sus promesas. Así pues, la diferencia entre un obstáculo y una oportunidad de crecimiento es nuestra actitud hacia él.

Amados amigos lectores: ¿Acaso, han escogido una actitud negativa hacia sus circunstancias? ¿Lograron algo con sus quejas, malhumor y una actitud pesimista? Si esa actitud negativa no allanó el camino hacia la solución de problemas y hacia su destino divino, ¿por qué adoptarlo? Recordemos que la actitud determina el resultado de la mayoría de cosas en la vida.

San Pablo, descubrió en Romanos, que los seres humanos podemos alterar el curso de la vida, si alteramos las actitudes mentales: “Transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y  perfecta”.

La actitud es una elección, no podemos controlar las circunstancias, los acontecimientos de la vida suceden y el sol sale sobre buenos y malos, pero es nuestra responsabilidad escoger nuestras respuestas. ¡Aprendamos a escoger con cuidado!¡Somos libres para elegir, pero luego la elección controlará nuestras vidas!

Las personas positivas saben que acontecimientos desafiantes, adversidades y situaciones difíciles son inevitables; la diferencia entre un obstáculo franqueable y la adversidad es nuestra actitud hacia ello. Cada dificultad tendrá una oportunidad.

Mi invitación de hoy es a quitar la palabra fracaso de nuestras vidas, a tener una actitud mental positiva alimentada por la palabra de Dios, a interiorizar y creer todas sus promesas. Estoy cierto que si logramos tener la actitud correcta ante la vida misma, los contratiempos, errores, pecados y fallas no nos convertirán en fracasados. Pero con una actitud mental incorrecta, toda la ayuda del mundo no nos convertirá en exitosos.

Quienes somos hoy, es debido a la actitud que escogimos. También, hacer que el futuro sea promisorio es una elección nuestra.

Hagamos las cosas que nos sea posible con la mejor de nuestra actitud y seremos invencibles frente a la adversidad. ¡Adelante!

Abrazos y bendiciones

Por Valerio Mejía

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