En eso se le apareció una legión de la tribu yukpa que, al ver su rutilante platina y sus ojos infernales, lo concibieron como un ser sobrenatural y asestaron golpes de alfanje hasta consumar su muerte […].
Los abuelos eran seres sabios, y su sabiduría provenía tal vez de una fuente natural pues hace un siglo el acceso a la información en los pueblos y en el sector rural era prácticamente inexistente.
¡Da igual atrás que en la espalda! ¡La misma jeringa con distinta aguja!