Como dato curioso Alejo Durán no lo interpretó en la final cuando ganó en el año 1968, pero es el son que tiene un relato sensacional. Es la crónica cantada dedicada a un pueblo inolvidable, a unos amigos inigualables y a hechos que quedaron plasmados para la historia en letra y melodía.
Durán, cultivador de amores, durante su estancia en Altos del Rosario conquistó el corazón de Isidora Castro a la que le compuso una canción, y de la que tomó el nombre con el que la identificaban, Chola, para denominar a uno de sus acordeones.