COLUMNISTA

Adiós

Desde mí cocina Por Silvia Betancourt Alliegro Jamás imaginé que fuera tan difícil despedirme de los lectores habituales de esta columna que escribí durante varios lustros. En ella detallé paso a paso la historia de nuestro territorio físico y mental;  revisando algunas me han sacado lágrimas de suma tristeza puesto que nada ha cambiado, nada […]

Por: Silvia

@el_pilon

canal de WhatsApp

Desde mí cocina

Por Silvia Betancourt Alliegro

Jamás imaginé que fuera tan difícil despedirme de los lectores habituales de esta columna que escribí durante varios lustros.
En ella detallé paso a paso la historia de nuestro territorio físico y mental;  revisando algunas me han sacado lágrimas de suma tristeza puesto que nada ha cambiado, nada logré modificar, entonces ¿para qué escribir?.
También reí a mandíbula batiente, en escasas ocasiones, cuando por la misericordia del Creador no había alguna noticia perversa, entonces el sentido del humor se hizo presente, para aliviar la carga de soterradas maldades con que los dirigentes legales e ilegales nos someten.
Por medio de este espacio semanal que el periódico me asignó, sin censurarme jamás, conseguí amigos de los verdaderos, que aplauden cuando nos lo merecemos y nos critican de frente con el ánimo de corregirnos, sin testigos, puesto que el escarnio no forma parte de sus talantes nobles.
Es posible que el exorcismo semanal al que por obligación con mis lectores me vi sometida haya dejado hondas huellas en mi ánimo, puesto que leyendo y escuchando las noticias mañana, tarde y noche con actitud de redactora, se me fueron borrando algunas costumbres adecuadas para la salud mental, tales como bailar salsa cada día para conservar balanceado el PH; sentarme desaprensiva en una cafetería para ver desfilar a los poetas que pululan por doquier inhalando el aire altamente contaminado por las miles de motocicletas que aterrorizan a cualquier transeúnte normal; sostener largas conversaciones telefónicas con amigas tiernas.
Sé que algunos ‘lectores’ forzados a ver mi fotografía de siempre y los titulares y hasta ahí, sentirán alivio por esta despedida, pero siento desilusionarlos, puesto que hoy es el día de los Santos Inocentes.
Que el 2012 que nos pisa los talones sea pleno de prosperidad, salud y amor, que los mayas se hallan equivocado imploro, o que el tiempo nos traiga una nueva era  para la cual no estamos preparados, pero iremos improvisando como buenos colombianos.

yastao2@hotmail.com

TE PUEDE INTERESAR