El estrés, miedo, incertidumbre, soledad, angustia, violencia, consumo de alcohol y sustancias alucinógenas son los impactos emocionales, sociales y psicológicos que ha ocasionado la pandemia por el covid-19 y que han aumentado considerablemente las tasas de suicidio.
Desde sus inicios el coronavirus ha afectado la salud mental de muchas personas sin distinción de raza, edad, estrato social e incluso profesión. Se han creado a partir del confinamiento obligatorio y la emergencia sanitaria, factores emocionales, sociales y psicológicos que han incrementado la tendencia al suicidio.
La crisis que ha traído consigo la nueva normalidad ha aumentado el número de personas que han tomado la fatídica decisión de acabar con sus vidas en el departamento del Cesar. En lo transcurrido del 2021 se notificaron 25 casos de autoeliminaciones, según la Secretaría de Salud Departamental, de los cuales 11 tuvieron lugar en Valledupar.
Lea también: ¿En qué consiste la agorafobia, el fenómeno que aumentó en la pandemia?
El suicidio se ha convertido en un grave problema de salud pública. Las personas ven un espejo en los pacientes covid-19 que quedan con secuelas cerebrovasculares, daños renales, hemorragias, entre otras; por lo que hay quienes al ver esas situaciones entran en pánico que seguidamente se traduce en estados de depresión que pueden terminar en actos suicidas.
“El confinamiento ha afectado a las personas porque no estábamos preparados para el encierro, sabiendo que este no es saludable. Pensar en qué pasará el día de mañana ha traído mucho miedo, angustia e incertidumbre, lo que lleva a que muchas personas tengan dificultad para dormir, alimentarse, adicionando la tristeza profunda y la ansiedad”, subrayó la psicóloga María Eugenia Sarmiento.
Según información otorgada por la Secretaría de Salud Municipal, en el año 2020 se presentaron 21 eventos de suicidio, de los cuales 16 fueron masculinos y cinco femenino, concluyendo que por cada cuatro hombres se suicida una mujer. Estas tendencias se reflejan con mayor incidencia en las edades comprendidas entre los 16 a los 79 años de edad.
Las consecuencias emocionales y psicológicas se presentan en cualquier persona sin importar su nivel académico. Personal médico, periodistas, deportistas, entre otros se suman a la lista de trastornos que afectan la sana convivencia y el bienestar personal.
Tal es el caso de una joven que desea reservar su identidad, quien asegura que debido a la nueva normalidad y las noticias diarias sobre esta, su paz y tranquilidad se han visto irremediablemente afectadas, por lo que tuvo pensamientos suicidas, razón por la que acudió a un psicólogo. “Yo me comía las uñas, me tronaba los dedos, sudaba en exceso, me vestía y parecía no tener alma; incluso, sin ningún remordimiento pensé en matarme” expresó.
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Por otra parte, el coordinador de Salud Mental del Hospital Rosario Pumarejo de López Alexandro Mindiola, manifestó haber atendido a un núcleo familiar conformado por cuatro personas, en la cual todos fueron contagiados de coronavirus y una persona joven falleció en UCI. “Tuvieron ansiedad, psicosis, paranoia, se generó depresión y adicional el duelo que estaban viviendo”, explicó.
Los profesionales del área recomiendan realizar tratamientos para estos trastornos, que van desde la psicoterapia hasta los medicamentos, con el fin de combatir o minimizar sus efectos para brindar bienestar a sus pacientes.
Un primer acercamiento al caso es por medio del manejo psicoterapéutico, donde se pueden utilizar ‘catarsis’ para que el paciente exteriorice todos sus conflictos y por medio de esta técnica alivie su sufrimiento. También se puede utilizar la psicoterapia de corte psicodinámico, en la que el personal asiste a sesiones con el profesional de salud mental (psicólogo-psiquiatra) 2 o 3 veces por semana y se reviven los conflictos del pasado, haciendo una síntesis de su historia de vida.
El otro tipo de tratamiento es el psicofarmacológico, en el cual dependiendo la patología del paciente se prescribe el medicamento, ya sea antidepresivos o ansiolíticos.
La depresión es un estado clínico que se caracteriza porque la persona tiene una tristeza profunda, insomnio, dificultad para comer, desmotivación, baja autoestima, desconcentración, pérdida del interés por actividades que antes se hacían con agrado, entre otros síntomas.
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“Si el hogar no es de mucha armonía, no hay comunicación, confianza y muestras de amor, la persona cada día se irá aislando, por lo tanto muchas de las personas se encierran en sus habitaciones, descuidan su presentación personal y su autoestima se ve afectada” aseguró la psicóloga Sarmiento.
Algunas personas, además de ‘lidiar’ con la depresión, se refugian en el consumo de sustancias sicoactivas, otros en el alcohol, no sabiendo que este afecta el sistema nervioso central y es un depresor que pasadas las tres horas termina por causar ese efecto.
El psiquiatra Mindiola recomienda disfrutar del medio ambiente, utilizar pasatiempos, sopa de letras, crucigramas, jugar ajedrez, además generar estimulación cognitiva y consultar a un profesional de la salud mental para el manejo de las ansiedades, ya que se puede hacer de manera virtual. Agregando que no se debe prestar atención a información falsa que carece de un fundamento científico, ya que genera pánico en las personas.
Es importante tomarse un minuto para hablar sobre el tema, apoyarse mutuamente en estos tiempos de pandemia y conocer los signos de advertencia del suicidio. Frases como “me voy a matar”, “mi vida no vale nada” y “no vale la pena vivir” son algunas de las expresiones que envían como alerta aquellos que luchan contra este ‘monstruo’ llamado depresión.
Sin embargo, también es importante identificar comportamientos o conductas que las personas muestran para poder prevenir cualquier tendencia suicida.
Sarmiento concluye que es necesario generar espacios de comunicación, confianza y recreación, que se incorporen los miembros para fortalecer los lazos afectivos. Aprovechar el uso del celular para conectarse de manera virtual, hacer ejercicio, dormir bien, alimentarse correctamente, expresar los sentimientos y emociones, aprender algo nuevo, buscar razones para reír y refugiarse en Dios para minimizar la lucha emocional.
Lea también: La salud mental frente al coronavirus: ¿cómo ganarle el pulso?
Por su parte, la Secretaria local de Salud implementa jornadas de capacitación dirigida a actores institucionales y comunitarios para la prevención de la violencia autoinfligida en el municipio de Valledupar.
El intento de suicidio no es una enfermedad, es un desenlace no deseado como resultado de varios factores y situaciones, pero es un evento prevenible, por lo que se recomienda consultar con un profesional en caso de presentar los síntomas. Se encuentra disponible la Línea Vital 125 en caso de requerir ayuda.
Por: Ketty Gutiérrez/El Pilón
El estrés, miedo, incertidumbre, soledad, angustia, violencia, consumo de alcohol y sustancias alucinógenas son los impactos emocionales, sociales y psicológicos que ha ocasionado la pandemia por el covid-19 y que han aumentado considerablemente las tasas de suicidio.
Desde sus inicios el coronavirus ha afectado la salud mental de muchas personas sin distinción de raza, edad, estrato social e incluso profesión. Se han creado a partir del confinamiento obligatorio y la emergencia sanitaria, factores emocionales, sociales y psicológicos que han incrementado la tendencia al suicidio.
La crisis que ha traído consigo la nueva normalidad ha aumentado el número de personas que han tomado la fatídica decisión de acabar con sus vidas en el departamento del Cesar. En lo transcurrido del 2021 se notificaron 25 casos de autoeliminaciones, según la Secretaría de Salud Departamental, de los cuales 11 tuvieron lugar en Valledupar.
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El suicidio se ha convertido en un grave problema de salud pública. Las personas ven un espejo en los pacientes covid-19 que quedan con secuelas cerebrovasculares, daños renales, hemorragias, entre otras; por lo que hay quienes al ver esas situaciones entran en pánico que seguidamente se traduce en estados de depresión que pueden terminar en actos suicidas.
“El confinamiento ha afectado a las personas porque no estábamos preparados para el encierro, sabiendo que este no es saludable. Pensar en qué pasará el día de mañana ha traído mucho miedo, angustia e incertidumbre, lo que lleva a que muchas personas tengan dificultad para dormir, alimentarse, adicionando la tristeza profunda y la ansiedad”, subrayó la psicóloga María Eugenia Sarmiento.
Según información otorgada por la Secretaría de Salud Municipal, en el año 2020 se presentaron 21 eventos de suicidio, de los cuales 16 fueron masculinos y cinco femenino, concluyendo que por cada cuatro hombres se suicida una mujer. Estas tendencias se reflejan con mayor incidencia en las edades comprendidas entre los 16 a los 79 años de edad.
Las consecuencias emocionales y psicológicas se presentan en cualquier persona sin importar su nivel académico. Personal médico, periodistas, deportistas, entre otros se suman a la lista de trastornos que afectan la sana convivencia y el bienestar personal.
Tal es el caso de una joven que desea reservar su identidad, quien asegura que debido a la nueva normalidad y las noticias diarias sobre esta, su paz y tranquilidad se han visto irremediablemente afectadas, por lo que tuvo pensamientos suicidas, razón por la que acudió a un psicólogo. “Yo me comía las uñas, me tronaba los dedos, sudaba en exceso, me vestía y parecía no tener alma; incluso, sin ningún remordimiento pensé en matarme” expresó.
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Por otra parte, el coordinador de Salud Mental del Hospital Rosario Pumarejo de López Alexandro Mindiola, manifestó haber atendido a un núcleo familiar conformado por cuatro personas, en la cual todos fueron contagiados de coronavirus y una persona joven falleció en UCI. “Tuvieron ansiedad, psicosis, paranoia, se generó depresión y adicional el duelo que estaban viviendo”, explicó.
Los profesionales del área recomiendan realizar tratamientos para estos trastornos, que van desde la psicoterapia hasta los medicamentos, con el fin de combatir o minimizar sus efectos para brindar bienestar a sus pacientes.
Un primer acercamiento al caso es por medio del manejo psicoterapéutico, donde se pueden utilizar ‘catarsis’ para que el paciente exteriorice todos sus conflictos y por medio de esta técnica alivie su sufrimiento. También se puede utilizar la psicoterapia de corte psicodinámico, en la que el personal asiste a sesiones con el profesional de salud mental (psicólogo-psiquiatra) 2 o 3 veces por semana y se reviven los conflictos del pasado, haciendo una síntesis de su historia de vida.
El otro tipo de tratamiento es el psicofarmacológico, en el cual dependiendo la patología del paciente se prescribe el medicamento, ya sea antidepresivos o ansiolíticos.
La depresión es un estado clínico que se caracteriza porque la persona tiene una tristeza profunda, insomnio, dificultad para comer, desmotivación, baja autoestima, desconcentración, pérdida del interés por actividades que antes se hacían con agrado, entre otros síntomas.
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“Si el hogar no es de mucha armonía, no hay comunicación, confianza y muestras de amor, la persona cada día se irá aislando, por lo tanto muchas de las personas se encierran en sus habitaciones, descuidan su presentación personal y su autoestima se ve afectada” aseguró la psicóloga Sarmiento.
Algunas personas, además de ‘lidiar’ con la depresión, se refugian en el consumo de sustancias sicoactivas, otros en el alcohol, no sabiendo que este afecta el sistema nervioso central y es un depresor que pasadas las tres horas termina por causar ese efecto.
El psiquiatra Mindiola recomienda disfrutar del medio ambiente, utilizar pasatiempos, sopa de letras, crucigramas, jugar ajedrez, además generar estimulación cognitiva y consultar a un profesional de la salud mental para el manejo de las ansiedades, ya que se puede hacer de manera virtual. Agregando que no se debe prestar atención a información falsa que carece de un fundamento científico, ya que genera pánico en las personas.
Es importante tomarse un minuto para hablar sobre el tema, apoyarse mutuamente en estos tiempos de pandemia y conocer los signos de advertencia del suicidio. Frases como “me voy a matar”, “mi vida no vale nada” y “no vale la pena vivir” son algunas de las expresiones que envían como alerta aquellos que luchan contra este ‘monstruo’ llamado depresión.
Sin embargo, también es importante identificar comportamientos o conductas que las personas muestran para poder prevenir cualquier tendencia suicida.
Sarmiento concluye que es necesario generar espacios de comunicación, confianza y recreación, que se incorporen los miembros para fortalecer los lazos afectivos. Aprovechar el uso del celular para conectarse de manera virtual, hacer ejercicio, dormir bien, alimentarse correctamente, expresar los sentimientos y emociones, aprender algo nuevo, buscar razones para reír y refugiarse en Dios para minimizar la lucha emocional.
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Por su parte, la Secretaria local de Salud implementa jornadas de capacitación dirigida a actores institucionales y comunitarios para la prevención de la violencia autoinfligida en el municipio de Valledupar.
El intento de suicidio no es una enfermedad, es un desenlace no deseado como resultado de varios factores y situaciones, pero es un evento prevenible, por lo que se recomienda consultar con un profesional en caso de presentar los síntomas. Se encuentra disponible la Línea Vital 125 en caso de requerir ayuda.
Por: Ketty Gutiérrez/El Pilón