La candidata considera que el Congreso de la República requiere “salir de ese 83% de imagen negativa y darle la vuelta. La ciudadanía quiere creer en sus instituciones”.
Enfocada en tres temas puntuales como equidad en el desarrollo territorial del país, equidad de género, y cultura ciudadana y paz, Viviana Barberena Nisimblat, adelanta su campaña al Senado de la República, en representación del Partido Alianza Verde. Sobre estos y otros aspectos conversó con EL PILÓN.
¿Quién es Viviana Barberena Nisimblat?
Viviana es abogada de la Universidad Externado de Colombia, filósofa de la Universidad del Rosario y magíster en ciencias de la administración pública, de la Escuela Superior de Ciencias Administrativas, de Speyer, Alemania. Es experta en gestión pública, descentralización, transparencia, buen gobierno, modernización del Estado, cultura ciudadana y cooperación internacional, temas en los cuales se ha desempeñado alternativamente como servidora pública, consultora y/o docente. Pero, sobre todo, es una ciudadana que siempre se ha preocupado por lo social y por la población más vulnerable del país.
¿Por qué desea llegar al Congreso de la República?
Quiero que el Congreso de la República le sirva a Colombia. Es uno de nuestros mayores retos hoy en día: hemos perdido la fe en nuestras instituciones y esta corporación es un pilar de nuestra democracia. Hay que salir de ese 83% de imagen negativa y darle la vuelta. La ciudadanía quiere creer en sus instituciones. Ese es mi gran sueño y que además ese Congreso renovado tenga rostro de mujer.
¿A quiénes representaría en esa corporación legislativa?
En realidad, una senatoría tiene un mandato nacional. Sin embargo, mi énfasis lo pondré en tres temas que me han sido muy cercanos: equidad en el desarrollo territorial del país, equidad de género, y cultura ciudadana y paz.
Usted ha trabajado en profundidad el tema de la descentralización. ¿Cuál ha sido su experiencia?
En realidad, la descentralización es una tarea pendiente, aún. Si bien se han logrado avances se requiere modernizar y hacer más equitativo el trato entre las regiones y el estado central. Tenemos enormes brechas de desigualdad, especialmente a nivel territorial. No tiene las mismas oportunidades una persona en el Chocó o en un pequeño municipio de Cundinamarca que una persona en Cali o Medellín, y entre estas grandes ciudades hay brechas con respecto a Bogotá. Es una discusión que como país necesitamos dar. De eso me ocuparé en el Senado de la República.
Se dice que la descentralización se hizo pero con corrupción. ¿Usted qué opina?
La corrupción ha sido un flagelo constante en lo público. Si se quiere lograr un proceso de descentralización acertado, hay que evitar que se acuda a ese azote. Yo diría que la descentralización es como todos los grandes procesos públicos, también ha sido “permeada” por hechos corruptos. Lo clave es que logremos realizar una descentralización que no permita las prácticas de la corrupción.
La cultura del ‘todo vale’ nos ha llevado a unos altísimos índices de corrupción que perjudican lo que podríamos hacer con los recursos públicos con que contamos, que ya son de por sí escasos. Hay que combatir con toda la contundencia nuestra cultura del camino fácil, de la corrupción. Recordar que tenemos derechos y también tenemos deberes. Ese es mi propósito.
Ha sido un sueño regional la conformación de la región Caribe, y ha tenidos obstáculos últimamente de entendimiento y falta de voluntad de algunos gobernadores, a pesar del amplio recorrido constitucional y legislativo. ¿Qué recomendaría?
Recomendaría que este proceso de descentralización sea más participativo. Es decir, que la ciudadanía se involucre en el proceso. Eso es lo más valioso para obtener legitimidad, que a su vez, es esencial para que funcione, sea eficiente y sostenible. Las élites locales deben tener el respaldo de la sociedad para que pueda realizarse un proceso eficiente que mejore las condiciones de la comunidad.
La Constitución de 1991 dejó abierta la puerta a la conformación de las regiones como un proceso social, político y económico integral, es decir, que surgieran de abajo hacia arriba y no al revés.
¿Recomendaría una reforma tributaria para los gobiernos territoriales? ¿En qué sentido?
Más que una reforma de ese talante, yo recomendaría una mejor organización de las finanzas territoriales que conlleve más eficiencia y menos corrupción en el erario público.
Necesitamos mejorar la flexibilidad de las transferencias territoriales a través de una revisión del SGP; y promover una ley de descentralización de oportunidades de desarrollo, que ayude a descentralizar no solamente los recursos, sino el poder político y económico que sigue estando concentrado en ciertas regiones del país.
¿Cómo representaría a regiones como Cesar, Guajira y Magdalena en una curul en el Senado de la República?
Los temas que voy a trabajar en el senado tienen que ver con las problemáticas más acuciantes para estos departamentos: la inequidad territorial, la lucha contra la corrupción y la equidad de género. Adicionalmente, por mucho tiempo he estado vinculada a esos territorios y he establecido una relación sentimental con estas tierras que conozco mucho y quiero más.
¿Qué le ha admirado a Antanas Mockus, su principal apoyo en esta campaña?
Hay muchas cosas que le admiro a Mockus. Su inteligencia, su honestidad, y su capacidad de analizar en forma diferente las problemáticas de lo público y la implementación de las soluciones. Mockus cambió la forma de hacer política en el país y yo quiero continuar con ese legado.
¿Qué ofrece la Coalición de La Esperanza de aspirantes presidenciales este 13 de marzo?
Antes que nada, la coalición de la Esperanza, es una opción diferente para el país. Sin caer en odios, ni venganzas, ni promesas irrealizables, pero sí con la capacidad de lograr un mejor destino para Colombia. Realmente, somos la opción histórica de centro para este momento que vivimos.
REDACCIÓN/EL PILÓN
La candidata considera que el Congreso de la República requiere “salir de ese 83% de imagen negativa y darle la vuelta. La ciudadanía quiere creer en sus instituciones”.
Enfocada en tres temas puntuales como equidad en el desarrollo territorial del país, equidad de género, y cultura ciudadana y paz, Viviana Barberena Nisimblat, adelanta su campaña al Senado de la República, en representación del Partido Alianza Verde. Sobre estos y otros aspectos conversó con EL PILÓN.
¿Quién es Viviana Barberena Nisimblat?
Viviana es abogada de la Universidad Externado de Colombia, filósofa de la Universidad del Rosario y magíster en ciencias de la administración pública, de la Escuela Superior de Ciencias Administrativas, de Speyer, Alemania. Es experta en gestión pública, descentralización, transparencia, buen gobierno, modernización del Estado, cultura ciudadana y cooperación internacional, temas en los cuales se ha desempeñado alternativamente como servidora pública, consultora y/o docente. Pero, sobre todo, es una ciudadana que siempre se ha preocupado por lo social y por la población más vulnerable del país.
¿Por qué desea llegar al Congreso de la República?
Quiero que el Congreso de la República le sirva a Colombia. Es uno de nuestros mayores retos hoy en día: hemos perdido la fe en nuestras instituciones y esta corporación es un pilar de nuestra democracia. Hay que salir de ese 83% de imagen negativa y darle la vuelta. La ciudadanía quiere creer en sus instituciones. Ese es mi gran sueño y que además ese Congreso renovado tenga rostro de mujer.
¿A quiénes representaría en esa corporación legislativa?
En realidad, una senatoría tiene un mandato nacional. Sin embargo, mi énfasis lo pondré en tres temas que me han sido muy cercanos: equidad en el desarrollo territorial del país, equidad de género, y cultura ciudadana y paz.
Usted ha trabajado en profundidad el tema de la descentralización. ¿Cuál ha sido su experiencia?
En realidad, la descentralización es una tarea pendiente, aún. Si bien se han logrado avances se requiere modernizar y hacer más equitativo el trato entre las regiones y el estado central. Tenemos enormes brechas de desigualdad, especialmente a nivel territorial. No tiene las mismas oportunidades una persona en el Chocó o en un pequeño municipio de Cundinamarca que una persona en Cali o Medellín, y entre estas grandes ciudades hay brechas con respecto a Bogotá. Es una discusión que como país necesitamos dar. De eso me ocuparé en el Senado de la República.
Se dice que la descentralización se hizo pero con corrupción. ¿Usted qué opina?
La corrupción ha sido un flagelo constante en lo público. Si se quiere lograr un proceso de descentralización acertado, hay que evitar que se acuda a ese azote. Yo diría que la descentralización es como todos los grandes procesos públicos, también ha sido “permeada” por hechos corruptos. Lo clave es que logremos realizar una descentralización que no permita las prácticas de la corrupción.
La cultura del ‘todo vale’ nos ha llevado a unos altísimos índices de corrupción que perjudican lo que podríamos hacer con los recursos públicos con que contamos, que ya son de por sí escasos. Hay que combatir con toda la contundencia nuestra cultura del camino fácil, de la corrupción. Recordar que tenemos derechos y también tenemos deberes. Ese es mi propósito.
Ha sido un sueño regional la conformación de la región Caribe, y ha tenidos obstáculos últimamente de entendimiento y falta de voluntad de algunos gobernadores, a pesar del amplio recorrido constitucional y legislativo. ¿Qué recomendaría?
Recomendaría que este proceso de descentralización sea más participativo. Es decir, que la ciudadanía se involucre en el proceso. Eso es lo más valioso para obtener legitimidad, que a su vez, es esencial para que funcione, sea eficiente y sostenible. Las élites locales deben tener el respaldo de la sociedad para que pueda realizarse un proceso eficiente que mejore las condiciones de la comunidad.
La Constitución de 1991 dejó abierta la puerta a la conformación de las regiones como un proceso social, político y económico integral, es decir, que surgieran de abajo hacia arriba y no al revés.
¿Recomendaría una reforma tributaria para los gobiernos territoriales? ¿En qué sentido?
Más que una reforma de ese talante, yo recomendaría una mejor organización de las finanzas territoriales que conlleve más eficiencia y menos corrupción en el erario público.
Necesitamos mejorar la flexibilidad de las transferencias territoriales a través de una revisión del SGP; y promover una ley de descentralización de oportunidades de desarrollo, que ayude a descentralizar no solamente los recursos, sino el poder político y económico que sigue estando concentrado en ciertas regiones del país.
¿Cómo representaría a regiones como Cesar, Guajira y Magdalena en una curul en el Senado de la República?
Los temas que voy a trabajar en el senado tienen que ver con las problemáticas más acuciantes para estos departamentos: la inequidad territorial, la lucha contra la corrupción y la equidad de género. Adicionalmente, por mucho tiempo he estado vinculada a esos territorios y he establecido una relación sentimental con estas tierras que conozco mucho y quiero más.
¿Qué le ha admirado a Antanas Mockus, su principal apoyo en esta campaña?
Hay muchas cosas que le admiro a Mockus. Su inteligencia, su honestidad, y su capacidad de analizar en forma diferente las problemáticas de lo público y la implementación de las soluciones. Mockus cambió la forma de hacer política en el país y yo quiero continuar con ese legado.
¿Qué ofrece la Coalición de La Esperanza de aspirantes presidenciales este 13 de marzo?
Antes que nada, la coalición de la Esperanza, es una opción diferente para el país. Sin caer en odios, ni venganzas, ni promesas irrealizables, pero sí con la capacidad de lograr un mejor destino para Colombia. Realmente, somos la opción histórica de centro para este momento que vivimos.
REDACCIÓN/EL PILÓN