Los Colombianos ya estamos acostumbrados a que al acaecimiento de cualquier acontecimiento conmovedor, nos motive hacer algo o a cambiar algo, es decir, somos un país de fiebre; pues solo bastó la muerte de nuestro Nobel de literatura, Gabriel García Márquez, para que se despertara el interés por la lectura a partir de lo que […]
Los Colombianos ya estamos acostumbrados a que al acaecimiento de cualquier acontecimiento conmovedor, nos motive hacer algo o a cambiar algo, es decir, somos un país de fiebre; pues solo bastó la muerte de nuestro Nobel de literatura, Gabriel García Márquez, para que se despertara el interés por la lectura a partir de lo que se ha denominado la Gabo-lectura en el marco de una iniciativa auspiciada por el Ministerio de Cultura y la Biblioteca Nacional de Colombia que convocan a todos los colombianos para hoy, 23 de abril, Día del Idioma, a participar en una jornada masiva de lectura en todas las Bibliotecas Públicas, plazas y parques del país, entre las 9:00 de la mañana y 5:00 de la tarde. Para cumplir este objetivo, entre todas las obras del Nobel se seleccionó «El coronel no tiene quien le escriba», cuya lectura, iniciará el Presidente Juan Manuel Santos.
Según información publicada en los diferentes medios, esta actividad demandó la distribución gratuita de más de 12.000 ejemplares de la obra escogida en: bibliotecas públicas, secretarías de cultura municipales y departamentales, colegios, y demás organismos no gubernamentales que se vincularon con este proyecto. Ahora, aunque es muy loable y merecido este homenaje a tan ilustre literato Colombiano, el interés por la lectura, debe ser una constante y misión de estas instituciones, pero también de los establecimientos educativos y docentes. Según la Fundación Académica Comunidad Digital del Conocimiento, sostiene que la lectura es el medio más eficaz para la adquisición de conocimientos, ya que enriquece nuestra visión de la realidad, intensifica nuestro pensamiento lógico y creativo, y facilita la capacidad de expresión.
En fin, según esta idea, de lo que es la lectura; leer equivale a pensar. En suma, según la filosofía de esta fundación, la lectura es el verdadero camino hacia el conocimiento y la libertad, ya que nos permite viajar por los caminos del tiempo y el espacio, así como también conocer y comprender las diferentes sociedades y sus culturas. He ahí entonces, la importancia de la lectura y el lugar que debe dársele a esta actividad en los currículos académicos en todos los niveles de la educación y en las agendas públicas locales y regionales, ya que la lectura no solo aumenta el conocimiento académico, sino que también divierte, entretiene, desarrolla el vocabulario y sobre todo, incentiva la imaginación, o de no cómo se explica la magia y el encanto de cada palabra y de cada frase escrita por Gabo en la obra Cien años de Soledad.
Leer es la manera más enriquecedora para aprovechar el tiempo libre; claro está sin restarle importancia a la actividad física y al deporte. Desafortunadamente, tengo que confesarlo, que todavía encuentro en las aulas universitarias estudiantes apáticos a la lectura y lo peor aún, que no saben leer, ni tienen hábitos de lectura y como es lógico carecen de la mínima capacidad de comprensión. Pero lejos de todo esto, sigo pensando y creyendo al igual que muchos, que la lectura, la escritura y las matemáticas básicas siguen siendo las bases primordiales para «Aprender a Aprender» y desarrollarnos cada vez más como seres autónomos e independientes en un mundo enrutado hacia el poder del conocimiento.
Los Colombianos ya estamos acostumbrados a que al acaecimiento de cualquier acontecimiento conmovedor, nos motive hacer algo o a cambiar algo, es decir, somos un país de fiebre; pues solo bastó la muerte de nuestro Nobel de literatura, Gabriel García Márquez, para que se despertara el interés por la lectura a partir de lo que […]
Los Colombianos ya estamos acostumbrados a que al acaecimiento de cualquier acontecimiento conmovedor, nos motive hacer algo o a cambiar algo, es decir, somos un país de fiebre; pues solo bastó la muerte de nuestro Nobel de literatura, Gabriel García Márquez, para que se despertara el interés por la lectura a partir de lo que se ha denominado la Gabo-lectura en el marco de una iniciativa auspiciada por el Ministerio de Cultura y la Biblioteca Nacional de Colombia que convocan a todos los colombianos para hoy, 23 de abril, Día del Idioma, a participar en una jornada masiva de lectura en todas las Bibliotecas Públicas, plazas y parques del país, entre las 9:00 de la mañana y 5:00 de la tarde. Para cumplir este objetivo, entre todas las obras del Nobel se seleccionó «El coronel no tiene quien le escriba», cuya lectura, iniciará el Presidente Juan Manuel Santos.
Según información publicada en los diferentes medios, esta actividad demandó la distribución gratuita de más de 12.000 ejemplares de la obra escogida en: bibliotecas públicas, secretarías de cultura municipales y departamentales, colegios, y demás organismos no gubernamentales que se vincularon con este proyecto. Ahora, aunque es muy loable y merecido este homenaje a tan ilustre literato Colombiano, el interés por la lectura, debe ser una constante y misión de estas instituciones, pero también de los establecimientos educativos y docentes. Según la Fundación Académica Comunidad Digital del Conocimiento, sostiene que la lectura es el medio más eficaz para la adquisición de conocimientos, ya que enriquece nuestra visión de la realidad, intensifica nuestro pensamiento lógico y creativo, y facilita la capacidad de expresión.
En fin, según esta idea, de lo que es la lectura; leer equivale a pensar. En suma, según la filosofía de esta fundación, la lectura es el verdadero camino hacia el conocimiento y la libertad, ya que nos permite viajar por los caminos del tiempo y el espacio, así como también conocer y comprender las diferentes sociedades y sus culturas. He ahí entonces, la importancia de la lectura y el lugar que debe dársele a esta actividad en los currículos académicos en todos los niveles de la educación y en las agendas públicas locales y regionales, ya que la lectura no solo aumenta el conocimiento académico, sino que también divierte, entretiene, desarrolla el vocabulario y sobre todo, incentiva la imaginación, o de no cómo se explica la magia y el encanto de cada palabra y de cada frase escrita por Gabo en la obra Cien años de Soledad.
Leer es la manera más enriquecedora para aprovechar el tiempo libre; claro está sin restarle importancia a la actividad física y al deporte. Desafortunadamente, tengo que confesarlo, que todavía encuentro en las aulas universitarias estudiantes apáticos a la lectura y lo peor aún, que no saben leer, ni tienen hábitos de lectura y como es lógico carecen de la mínima capacidad de comprensión. Pero lejos de todo esto, sigo pensando y creyendo al igual que muchos, que la lectura, la escritura y las matemáticas básicas siguen siendo las bases primordiales para «Aprender a Aprender» y desarrollarnos cada vez más como seres autónomos e independientes en un mundo enrutado hacia el poder del conocimiento.