Nuestra Policía Nacional es una institución cuya razón de ser es fundamental para la consecución de la convivencia pacífica, entre tantas funciones resulta relevante la de proteger a todas las personas residentes en Colombia, garantizando el ejercicio de los derechos y libertades públicas.
Convulsionada la situación de orden público que vive en estos momentos el país y con mayor intensidad algunas regiones, entre ellas la del sur del departamento del Cesar que ya también se ha visto afectada por la guerra desatada por grupos armados ilegales en contra de la Policía Nacional.
Nuestra Policía Nacional es una institución cuya razón de ser es fundamental para la consecución de la convivencia pacífica, entre tantas funciones resulta relevante la de proteger a todas las personas residentes en Colombia, garantizando el ejercicio de los derechos y libertades públicas.
No menos importante es la misión que cumple la Policía en el sentido de prestar el auxilio que requiera la ejecución de las leyes y las providencias judiciales y administrativas. De igual manera la de prevenir la comisión de hechos punibles, utilizando los medios autorizados por la ley, con el fin de asegurar que los habitantes de Colombia convivan en paz.
Por todas estas razones la Policía merece del apoyo de todos y esta a su vez requiere hacer equipo conjunto con la ciudadanía, ese es el deber ser, eso sería lo ideal, pero infortunadamente no siempre es así. Por encima de cualquier mala actuación individual de algún miembro de esta institución, en términos generales los policías son buenos servidores públicos, todos necesitamos de la labor policial.
Siempre hemos necesitado y permanentemente requerimos de los servicios de la Policía Nacional, pero en estos momentos es esta institución la que necesita de la ciudadanía ante la ola de violencia decretada por los grupos armados ilegales bajo la modalidad llamada por ellos “plan pistola” que va dirigido al asesinato a mansalva de policías.
Es hora de que la ciudadanía salga a arropar y brindarle todo el apoyo a nuestros policías, que ellos sientan que su arriesgada labor vale la pena y que cuentan con un país que valora y reconoce su loable misión en defensa de la seguridad ciudadana.
El reciente hecho violento desarrollado con artefactos explosivos, tipo tatucos, y ráfagas de fusil contra la estación del corregimiento de La Mata, del municipio de La Gloria, sur del Cesar, es un campanazo de alerta de que esa guerra sucia no es cuestión de otras regiones del país, eso es un claro aviso que ninguna ciudad o departamento está ajeno a los objetivos de estas organizaciones criminales.
Ya son muchas las familias de luto por el accionar de estos grupos violentos, cuyas víctimas no son solo policías, también han caído civiles, incluidas mujeres y menores de edad de manera despiadada. Como se puede ver es una guerra que nos afecta a todos, pero el nivel de afectación puede ser mayor si no salimos a hacer algo al respecto, desde el pronunciamiento público como también el reporte de información valiosa que ayude a contrarrestar dichos actos criminales.
Oportuno sería el pronto funcionamiento de la sede la Policía Metropolitana en Valledupar, obra que ayer fue presentada de manera oficial por parte del presidente Iván Duque. También la idea del presidente electo Gustavo Petro que, con base en sesudos estudios hechos por el designado ministro de Defensa, Iván Velásquez, de pasar la dirección de la Policía al Ministerio del Interior con el fin de acercarla más a la ciudadanía.
El llamado también es para los organismos competentes para que investiguen a fondo cada caso y cada situación, ya la Defensoría del Pueblo hizo esa solicitud, pero del mismo modo deben hacerlo todas las instituciones comprometidas con la defensa de los derechos humanos.
Nuestra Policía Nacional es una institución cuya razón de ser es fundamental para la consecución de la convivencia pacífica, entre tantas funciones resulta relevante la de proteger a todas las personas residentes en Colombia, garantizando el ejercicio de los derechos y libertades públicas.
Convulsionada la situación de orden público que vive en estos momentos el país y con mayor intensidad algunas regiones, entre ellas la del sur del departamento del Cesar que ya también se ha visto afectada por la guerra desatada por grupos armados ilegales en contra de la Policía Nacional.
Nuestra Policía Nacional es una institución cuya razón de ser es fundamental para la consecución de la convivencia pacífica, entre tantas funciones resulta relevante la de proteger a todas las personas residentes en Colombia, garantizando el ejercicio de los derechos y libertades públicas.
No menos importante es la misión que cumple la Policía en el sentido de prestar el auxilio que requiera la ejecución de las leyes y las providencias judiciales y administrativas. De igual manera la de prevenir la comisión de hechos punibles, utilizando los medios autorizados por la ley, con el fin de asegurar que los habitantes de Colombia convivan en paz.
Por todas estas razones la Policía merece del apoyo de todos y esta a su vez requiere hacer equipo conjunto con la ciudadanía, ese es el deber ser, eso sería lo ideal, pero infortunadamente no siempre es así. Por encima de cualquier mala actuación individual de algún miembro de esta institución, en términos generales los policías son buenos servidores públicos, todos necesitamos de la labor policial.
Siempre hemos necesitado y permanentemente requerimos de los servicios de la Policía Nacional, pero en estos momentos es esta institución la que necesita de la ciudadanía ante la ola de violencia decretada por los grupos armados ilegales bajo la modalidad llamada por ellos “plan pistola” que va dirigido al asesinato a mansalva de policías.
Es hora de que la ciudadanía salga a arropar y brindarle todo el apoyo a nuestros policías, que ellos sientan que su arriesgada labor vale la pena y que cuentan con un país que valora y reconoce su loable misión en defensa de la seguridad ciudadana.
El reciente hecho violento desarrollado con artefactos explosivos, tipo tatucos, y ráfagas de fusil contra la estación del corregimiento de La Mata, del municipio de La Gloria, sur del Cesar, es un campanazo de alerta de que esa guerra sucia no es cuestión de otras regiones del país, eso es un claro aviso que ninguna ciudad o departamento está ajeno a los objetivos de estas organizaciones criminales.
Ya son muchas las familias de luto por el accionar de estos grupos violentos, cuyas víctimas no son solo policías, también han caído civiles, incluidas mujeres y menores de edad de manera despiadada. Como se puede ver es una guerra que nos afecta a todos, pero el nivel de afectación puede ser mayor si no salimos a hacer algo al respecto, desde el pronunciamiento público como también el reporte de información valiosa que ayude a contrarrestar dichos actos criminales.
Oportuno sería el pronto funcionamiento de la sede la Policía Metropolitana en Valledupar, obra que ayer fue presentada de manera oficial por parte del presidente Iván Duque. También la idea del presidente electo Gustavo Petro que, con base en sesudos estudios hechos por el designado ministro de Defensa, Iván Velásquez, de pasar la dirección de la Policía al Ministerio del Interior con el fin de acercarla más a la ciudadanía.
El llamado también es para los organismos competentes para que investiguen a fondo cada caso y cada situación, ya la Defensoría del Pueblo hizo esa solicitud, pero del mismo modo deben hacerlo todas las instituciones comprometidas con la defensa de los derechos humanos.