Con quemaduras de segundo y tercer grado en el 40 % de su cuerpo, Jhoander López se convirtió en el ‘héroe sin capa’ de aquella familia vallenata que estaba siendo consumida por las llamas en el barrio Bello Horizonte 2 el pasado 30 de agosto.
Las cicatrices son batallas y el cuerpo por medio de estas expresan que ha sido herido. Esas marcas consideradas ‘defectos’ por muchas personas forman parte de unas historias de vida. Las cicatrices son el recuerdo de lo sucedido y la experiencia de sobrevivir.
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El pasado 30 de agosto Jhoander López, de 33 años de edad, fue testigo y salvavidas de un incendio en el barrio Bello Horizonte 2, del cual se desconoce aún el origen; este sin medir consecuencias ingresó a la vivienda en llamas para rescatar a quienes se encontraban ahí, aún sin conocerlos.
La muerte por fuego es quizá la más aterradora que pueda imaginarse, pero pese a lo tremendamente doloroso que esto pudiera ser, él decidió exponerse para salvar la vida de otras personas.
Hacia las 9:40 de la noche del pasado 30 de agosto, López, quien labora como mototaxista en el municipio, estaba donde un amigo. Ellos se desplazaban por el barrio cuando en el silencio de la noche escucharon unas voces de auxilio; al acercarse se percataron que la casa estaba en medio del fuego.
Un niño con problemas mentales y el otro con 11 años de edad clamaban ayuda, aunque no estaban dentro de la vivienda, se encontraban en el perímetro donde se desenvolvía el fuego. López junto a su amigo tumbaron el portón que les impedía entrar, logrando así salvar a los dos menores.
Sin embargo, cuando estos creían que todos estaban a salvo se escuchó una voz que pedía ayuda. “Cuando estoy salvando al muchacho, escucho la voz de auxilio de una señora. Mi amigo en ese momento trata de entrar para ayudar también, pero pareciera que le hubieran echado gasolina a la casa y no pudo entrar”, recordó López.
Rememoró que cuando nuevamente escuchó a la señora imaginó muchas cosas. “Uno a veces se quema un dedo con un fosforo y le duele, no quería imaginarme como estaría ella, entonces dije: ‘Señor contigo entraré y contigo saldré’”, manifestó. Se llenó de valentía e ingresó a una de las habitaciones consumidas por las llamas, en donde se encontraba la adulta mayor de 75 años de edad.
Sin pensar las consecuencias se expuso y buscó en la habitación, pero recuerda que no veía a nadie y que las llamas estaban consumiendo la vivienda y junto a esto su posibilidad de salir vivo, por lo que decidió regresar al exterior y fue justo cuando escuchó por segunda vez la voz de auxilio. La adulta estaba acostada en la cama sin poder moverse por un problema que presentaba en sus piernas.
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La cargó y ella en su desespero de ayudar con su palo, que simulaba un bastón, intentó empujar la puerta para abrirla, pero infructuosamente sucedió lo contrario, por lo que Jhoander tuvo que dejarla en la cama para tratar de abrirla nuevamente.
“Ya la puerta no quería abrir porque la candela era impresionante, ya se había consumido gran parte de la casa, nada más faltaba donde estábamos la señora y yo; de igual manera no me di por vendido, mi objetivo era sacarla”, recuerda.
Cuando por fin logran salir de la vivienda en llamas explota un televisor de 42 pulgadas que se encontraba en el interior de esta y finalmente se terminó de quemar la casa. Asegura que en el interior de esta no sentía resplandor ni quemadura, lo cual le resulta increíble, ya que al salir de su cabeza salía humo.
Los heridos fueron trasladados al hospitalito de La Nevada, luego los llevaron a la Clínica de Alta Complejidad, pero por la ausencia de camas en la Unidad de Quemados él no fue atendido, por lo que lo remitieron a la Clínica Valledupar y posteriormente fue remitido a la institución hospitalaria inicial. “Me estaban paseando, lo que llaman el ‘paseo de la muerte’”, agregó. Fue solo hasta la 1:20 de la mañana que recibió atención médica, recordando que los hechos se presentaron hacia las 9:40 de la noche anterior.
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Su cuerpo se hincó completamente y afirma haber quedado ciego por cuatro días. Estuvo 15 días en la Unidad de Cuidados Intensivos y estando ahí salió positivo para covid-19, por lo que estuvo aislado; durante ese tiempo tuvo una fuerte infección ocasionada por una bacteria. Le realizaron 26 cirugías en dos meses debido a que presentó quemaduras de segundo y tercer grado en el 40 % de su cuerpo en cabeza, cara, brazos, espalda, cuello y hombros.
Las cicatrices en ocasiones solo cambian la apariencia de la piel o del cuerpo, pero además forjan la personalidad y el carácter, no precisamente por las heridas sino por lo que representan. Actualmente López presenta dificultades físicas en sus brazos y espalda como consecuencia de las quemaduras.
“Yo soy mototaxi. No puedo estar en el sol, tengo la piel débil, me irrito pero me toca, tengo seis hijos y una esposa por mantener”, dijo, agregando que al hijo de la señora que salvo lo vio tres veces y que la última vez este le dijo que no lo molestara más y que dejara a su madre descansar en paz, puesto que aun cuando ambos salieron vivos del fuego, esta falleció después de estar internada en la clínica, por lo que no recibió apoyo por parte de ellos.
Por otro lado, dice que ya Dios le recompensó su solidaridad con aquella anciana, puesto que su hijo de tres meses estaba en la clínica a causa de una isquemia cerebral, por lo que debían operarlo, pero luego de un tiempo los médicos afirmaron no era necesario intervenirlo.
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Sus vecinos cercanos en solidaridad a él le ayudaron y estuvieron pendientes de su proceso. Actualmente aunque sabe que sus ingresos económicos son pocos y que sus gastos son elevados ayuda a personas que viven en las calles. Añade que si se encontrara nuevamente en una situación similar volvería a salvar a cualquier persona, siempre y cuando esté en sus capacidades hacerlo.
Por: KETTY GUTIÉRREZ/EL PILÓN
Con quemaduras de segundo y tercer grado en el 40 % de su cuerpo, Jhoander López se convirtió en el ‘héroe sin capa’ de aquella familia vallenata que estaba siendo consumida por las llamas en el barrio Bello Horizonte 2 el pasado 30 de agosto.
Las cicatrices son batallas y el cuerpo por medio de estas expresan que ha sido herido. Esas marcas consideradas ‘defectos’ por muchas personas forman parte de unas historias de vida. Las cicatrices son el recuerdo de lo sucedido y la experiencia de sobrevivir.
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El pasado 30 de agosto Jhoander López, de 33 años de edad, fue testigo y salvavidas de un incendio en el barrio Bello Horizonte 2, del cual se desconoce aún el origen; este sin medir consecuencias ingresó a la vivienda en llamas para rescatar a quienes se encontraban ahí, aún sin conocerlos.
La muerte por fuego es quizá la más aterradora que pueda imaginarse, pero pese a lo tremendamente doloroso que esto pudiera ser, él decidió exponerse para salvar la vida de otras personas.
Hacia las 9:40 de la noche del pasado 30 de agosto, López, quien labora como mototaxista en el municipio, estaba donde un amigo. Ellos se desplazaban por el barrio cuando en el silencio de la noche escucharon unas voces de auxilio; al acercarse se percataron que la casa estaba en medio del fuego.
Un niño con problemas mentales y el otro con 11 años de edad clamaban ayuda, aunque no estaban dentro de la vivienda, se encontraban en el perímetro donde se desenvolvía el fuego. López junto a su amigo tumbaron el portón que les impedía entrar, logrando así salvar a los dos menores.
Sin embargo, cuando estos creían que todos estaban a salvo se escuchó una voz que pedía ayuda. “Cuando estoy salvando al muchacho, escucho la voz de auxilio de una señora. Mi amigo en ese momento trata de entrar para ayudar también, pero pareciera que le hubieran echado gasolina a la casa y no pudo entrar”, recordó López.
Rememoró que cuando nuevamente escuchó a la señora imaginó muchas cosas. “Uno a veces se quema un dedo con un fosforo y le duele, no quería imaginarme como estaría ella, entonces dije: ‘Señor contigo entraré y contigo saldré’”, manifestó. Se llenó de valentía e ingresó a una de las habitaciones consumidas por las llamas, en donde se encontraba la adulta mayor de 75 años de edad.
Sin pensar las consecuencias se expuso y buscó en la habitación, pero recuerda que no veía a nadie y que las llamas estaban consumiendo la vivienda y junto a esto su posibilidad de salir vivo, por lo que decidió regresar al exterior y fue justo cuando escuchó por segunda vez la voz de auxilio. La adulta estaba acostada en la cama sin poder moverse por un problema que presentaba en sus piernas.
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La cargó y ella en su desespero de ayudar con su palo, que simulaba un bastón, intentó empujar la puerta para abrirla, pero infructuosamente sucedió lo contrario, por lo que Jhoander tuvo que dejarla en la cama para tratar de abrirla nuevamente.
“Ya la puerta no quería abrir porque la candela era impresionante, ya se había consumido gran parte de la casa, nada más faltaba donde estábamos la señora y yo; de igual manera no me di por vendido, mi objetivo era sacarla”, recuerda.
Cuando por fin logran salir de la vivienda en llamas explota un televisor de 42 pulgadas que se encontraba en el interior de esta y finalmente se terminó de quemar la casa. Asegura que en el interior de esta no sentía resplandor ni quemadura, lo cual le resulta increíble, ya que al salir de su cabeza salía humo.
Los heridos fueron trasladados al hospitalito de La Nevada, luego los llevaron a la Clínica de Alta Complejidad, pero por la ausencia de camas en la Unidad de Quemados él no fue atendido, por lo que lo remitieron a la Clínica Valledupar y posteriormente fue remitido a la institución hospitalaria inicial. “Me estaban paseando, lo que llaman el ‘paseo de la muerte’”, agregó. Fue solo hasta la 1:20 de la mañana que recibió atención médica, recordando que los hechos se presentaron hacia las 9:40 de la noche anterior.
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Su cuerpo se hincó completamente y afirma haber quedado ciego por cuatro días. Estuvo 15 días en la Unidad de Cuidados Intensivos y estando ahí salió positivo para covid-19, por lo que estuvo aislado; durante ese tiempo tuvo una fuerte infección ocasionada por una bacteria. Le realizaron 26 cirugías en dos meses debido a que presentó quemaduras de segundo y tercer grado en el 40 % de su cuerpo en cabeza, cara, brazos, espalda, cuello y hombros.
Las cicatrices en ocasiones solo cambian la apariencia de la piel o del cuerpo, pero además forjan la personalidad y el carácter, no precisamente por las heridas sino por lo que representan. Actualmente López presenta dificultades físicas en sus brazos y espalda como consecuencia de las quemaduras.
“Yo soy mototaxi. No puedo estar en el sol, tengo la piel débil, me irrito pero me toca, tengo seis hijos y una esposa por mantener”, dijo, agregando que al hijo de la señora que salvo lo vio tres veces y que la última vez este le dijo que no lo molestara más y que dejara a su madre descansar en paz, puesto que aun cuando ambos salieron vivos del fuego, esta falleció después de estar internada en la clínica, por lo que no recibió apoyo por parte de ellos.
Por otro lado, dice que ya Dios le recompensó su solidaridad con aquella anciana, puesto que su hijo de tres meses estaba en la clínica a causa de una isquemia cerebral, por lo que debían operarlo, pero luego de un tiempo los médicos afirmaron no era necesario intervenirlo.
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Sus vecinos cercanos en solidaridad a él le ayudaron y estuvieron pendientes de su proceso. Actualmente aunque sabe que sus ingresos económicos son pocos y que sus gastos son elevados ayuda a personas que viven en las calles. Añade que si se encontrara nuevamente en una situación similar volvería a salvar a cualquier persona, siempre y cuando esté en sus capacidades hacerlo.
Por: KETTY GUTIÉRREZ/EL PILÓN