Para mejorar las condiciones ambientales de la ciénaga Mata de Palma, un grupo de empresas realizó el repoblamiento de peces con 60.000 alevinos de la especie dorada y 294.000 de bocachico, en el complejo ubicado en el corregimiento de Potrerillo, jurisdicción del municipio de El Paso, Cesar.
La acción fue ejecutada por las mineras Prodeco y Drummond Ltd., en conjunto con la Corporación Autónoma Regional del Cesar, Corpocesar.

“El repoblamiento de alevinos es una actividad importante para satisfacer la demanda alimenticia de una población en crecimiento y en su práctica es necesario desarrollar tecnologías responsables con el ambiente. En este proceso se capacitan a los pescadores sobre las artes de pesca para que no generen  impacto directo o indirecto mínimo sobre tallas y hábitats”, manifestó el director de Corpocesar, Kaleb Villalobos Brochel.

Los nuevos integrantes del ecosistema ambiental fueron debidamente estudiados y caracterizados con fundamento científico y metodológico sumado a la sabiduría de los pescadores quienes han tenido a la pesca como su sustento diario.

“La participación de la comunidad a través de la Asociación de Pescadores de la zona, ha sido fundamental para determinar las especies que harían parte del repoblamiento. Ellos han cumplido con el control y vigilancia al momento de ejecutar la actividad de pesquera”, dijo el coordinador de Repoblamiento Ictiológico de Corpocesar, Libardo Lascarro Ditta.

Del mismo modo, este repoblamiento pesquero fue concertado con la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca para garantizar que la línea genética de los peces, que se liberaron corresponda a ambientes acuáticos de la macro cuenca del río Magdalena al cual pertenece la ciénaga Mata de Palma.

Las acciones del proyecto obedecen a las medidas de compensación biótica al ecosistema hídrico Mata de Palma y Pachita, por parte de las empresas mineras ubicadas en el centro del Cesar.

La acción fue ejecutada por las mineras Prodeco y Drummond Ltd., en conjunto con la Corporación Autónoma Regional del Cesar, Corpocesar.

Por Carlos Mario Jiménez
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