En el concilio de Nicea (Turquía), realizado en el 325 d.C. y convocado por el emperador Constantino, se estableció la fecha de la pascua como el domingo después del primer plenilunio de primavera siguiendo la praxis religiosa de Roma. En este evento, más laico y político que religioso, ya que Constantino había sido un perseguidor de los cristianos, se confirmó la consustancialidad del Padre y el Hijo, esto es, Jesús era hombre y Dios. A partir de este momento la cruz fue instituida como el símbolo de los cristianos, antes era el pez, obedeciendo a una declaración de Constantino diciendo que había visto una cruz en el firmamento que decía: “in hoc signo vinces”, con este signo vencerás.

Este concilio le dio carta de ciudadanía a los primitivos cristianos, que en contraprestación tuvieron que aceptar algunas prácticas paganas de los romanos quienes acostumbraban a adoptar dioses de otros pueblos, p. ej., veneraban a la virgen Isis tomada de los egipcios pero que llamaron Venus, Esculapio es la versión romana de Hipócrates y la crucifixión es la versión cristiano-romana de Horus. De esta misma manera, los cristianos tomaron la liturgia romana como las procesiones, la vestimenta de los prelados como la casulla, el báculo, la mitra, la estola, el cíngulo y otras más. Por eso muchos dicen que el cristianismo es la herencia que Roma le dejó al mundo. 

La resurrección de Jesús es el fundamento del cristianismo, por eso Pablo dijo que “sin resurrección vana es nuestra prédica y nuestra fe”, esta es la carga de la prueba. Quedan muchas dudas. El evangelista Marco, que parece fue el primero, no habla ni de la virginidad ni de la resurrección. Mateo y Lucas aparecen en los años 90 d.C. La única persona que descubrió que Jesús no estaba en la tumba fue Magdalena y ningún texto diferente a los bíblicos habla de este hecho, ni siquiera Favio Josefo, palestino refugiado en Roma, nacido en el año 37 d.C., periodo suficiente para conocer todo lo acontecido con Jesús. En un su libro titulado Antigüedades Judías, de 20 tomos, en los primeros 10 relata los hechos bíblicos hasta el año 70 d.C. sin mencionar a Jesús; en los tomos XV, XVI y XVII describe la historia de Herodes el Grande sin referirse a Jesús; es como narrar el descubrimiento de América sin hablar a Colón. 

Solo en el tomo XVIII hace una ligera y tímida mención conocida como Testimonio Flaviano, pero los estudiosos de la materia dicen que fue interpolado. También consulté resúmenes de varios escribanos de la época, desde Filón el Judío (25 a.C. a 50 d.C.) hasta Orígenes (185/254 d.C.) pasando por Suetonio, Marción, Tácito y Tertuliano y no encontré referencias históricas de Jesús. ¿Cómo es posible que un hecho transcendental como la resurrección de una persona no se constituya en titular de prensa? En 1980 fue descubierta cerca a Jerusalén una tumba, llamada de Talpiot, con seis osarios con las inscripciones siguientes: Yehshuah Bar Yoshef (Jesús hijo de José), Yosha (José), Mariah (María), Mariamme he Marah (María la maestra), Yehudah Bar Yehsuah (Judas hijo de José) y Mathiyah (Mateo). Este hallazgo fue publicado en 1996 por la BBC de Londres y en 2007 por Discovery Channel bajo el título “La tumba perdida de Jesús”. 

Los restos fueron analizados en el laboratorio de la Universidad Lakehead de Ontario, Canadá, determinando que, acorde con el ADN mitocondrial, pertenecían a la misma familia, excepto los de María la maestra. Según la tradición de la época, en las tumbas colectivas solo se sepultaban personas de la misma familia. ¿Por qué estaba allí la maestra o Magdalena? Se ha comentado que esta estuvo casada con Jesús, así dicen los evangelios descartados o apócrifos. Espero no vayan a apedrearme.

Luis Napoleón de Armas P.