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Crónica - 7 mayo, 2020

San Marcos, preso en El Paso

El 25 de abril es su fiesta, y ocurrió lo que faltaba, ya que por decreto del Gobierno, en prevención de la peste que nos ataca, digamos, estaba en prisión domiciliaria, pero el ingenioso Santo tiene su aliado en el cura José Carlos Cañizares.

San Marcos es tan venerado y recordado como Alejo Durán, el cantor que con su complicidad venció a rivales y ganó festivales por todas partes por lo que el músico sabía retribuirlo mencionándolo en muchos de sus cantos.
San Marcos es tan venerado y recordado como Alejo Durán, el cantor que con su complicidad venció a rivales y ganó festivales por todas partes por lo que el músico sabía retribuirlo mencionándolo en muchos de sus cantos.
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En El Paso se encuentra San Marcos evangelista, una talla antiquísima de madera sólida que lleva a sus pies, un toro y no un león, tal vez porque en esta región nació para América, la ganadería. San Marcos es tan venerado y recordado como Alejo Durán, el cantor que con su complicidad venció a rivales y ganó festivales por todas partes por lo que el músico sabía retribuirlo mencionándolo en muchos de sus cantos. No se sabe cómo ni cuándo llegó a El Paso, lo cierto fue que vino y allí se quedo.

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En lo político, San Marcos, enemigo de la Chiquinquirá, la conservadora imagen de Chiriguaná. San Marcos ayuda a sus amigos. Se recuerda cómo protegía a Pepe Castro para que ganara las elecciones, mientras que los votos de Chiriguaná se los peleaban doña Rosa Batista de la corriente Ospinista y Epigmeneo González, Laureanista. Marcos, a cuya fiesta asistía Pepe, fue su protector electoral. Hoy las cosas han cambiado porque ya Marcos no tiene el aliento de otros tiempos, pocas bolas le paran y pocas piececillas de oro llegan a sus manos. Los promeseros lo engañan. No le cumplen.

El 25 de abril es su fiesta, y ocurrió lo que faltaba, ya que por decreto del Gobierno, en prevención de la peste que nos ataca, digamos, estaba en prisión domiciliaria, pero el ingenioso Santo tiene su aliado en el cura José Carlos Cañizares, unidos por un mismo eslabón y una amistad recíproca, más allá del credo participante, porque Marcos es leal como amigo, como lo pueden certificar sus paisanos.

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Cañizares, párroco del pueblo, quiso evadir la prohibición con la complicidad del Santo, hizo correr la voz que visitaría las casas del pueblo en el carro de bomberos, llevando su tapabocas y sus guantes, seguidos por una pareja de policías en sus motos para lo cual los creyentes debían estar sentados en familia y a las puertas de sus casas, con sus velas en la mano.

Tan mala suerte tuvo la pareja que poco después de iniciarse el periplo, un fuerte aguacero se vino encima y a la carrera la gente se guareció en sus casas, cerrando puertas y ventanas para evitarse el ventarrón, quedando el Santo y el cura a la deriva, sin saber porque calle transitar cuando los pocos acompañantes lo abandonaron.

 Solo el cura y los dos gendarmes lo siguieron, pero debiendo hacer una escala en la estación de policía por la torrencial lluvia; algunos parroquianos al percatarse de su presencia allí creyeron que lo habían arrestado por ser objetivo preferencial del coronavirus.

No dejes de leer: El niño que trataba de entender ese asunto extraño del coronavirus

Algunos dudaron que se tratara del Santo, pero al verlo ataviado con guantes y tapabocas y otro vericuetos previsivos de la peste, y por tratarse del ser más viejo del pueblo, iniciaron una protesta. Todos se lamentaron y pidieron a Dios que resguardara al inofensivo Marcos que en manos de la policía estuvo a punto de ser judicializado.

De nuevo en su morada de la iglesia, obligado a permanecer un año allí sin volver a salir. Hermes Chiquillo, conocedor del recorrido, exclamó: “¡Sí Pepe Castro estuviera vivo, a San Marcos no lo hubieran puesto preso… ni por el putas!”.

Por: Ciro Quiroz.

Crónica
7 mayo, 2020

San Marcos, preso en El Paso

El 25 de abril es su fiesta, y ocurrió lo que faltaba, ya que por decreto del Gobierno, en prevención de la peste que nos ataca, digamos, estaba en prisión domiciliaria, pero el ingenioso Santo tiene su aliado en el cura José Carlos Cañizares.


San Marcos es tan venerado y recordado como Alejo Durán, el cantor que con su complicidad venció a rivales y ganó festivales por todas partes por lo que el músico sabía retribuirlo mencionándolo en muchos de sus cantos.
San Marcos es tan venerado y recordado como Alejo Durán, el cantor que con su complicidad venció a rivales y ganó festivales por todas partes por lo que el músico sabía retribuirlo mencionándolo en muchos de sus cantos.
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En El Paso se encuentra San Marcos evangelista, una talla antiquísima de madera sólida que lleva a sus pies, un toro y no un león, tal vez porque en esta región nació para América, la ganadería. San Marcos es tan venerado y recordado como Alejo Durán, el cantor que con su complicidad venció a rivales y ganó festivales por todas partes por lo que el músico sabía retribuirlo mencionándolo en muchos de sus cantos. No se sabe cómo ni cuándo llegó a El Paso, lo cierto fue que vino y allí se quedo.

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En lo político, San Marcos, enemigo de la Chiquinquirá, la conservadora imagen de Chiriguaná. San Marcos ayuda a sus amigos. Se recuerda cómo protegía a Pepe Castro para que ganara las elecciones, mientras que los votos de Chiriguaná se los peleaban doña Rosa Batista de la corriente Ospinista y Epigmeneo González, Laureanista. Marcos, a cuya fiesta asistía Pepe, fue su protector electoral. Hoy las cosas han cambiado porque ya Marcos no tiene el aliento de otros tiempos, pocas bolas le paran y pocas piececillas de oro llegan a sus manos. Los promeseros lo engañan. No le cumplen.

El 25 de abril es su fiesta, y ocurrió lo que faltaba, ya que por decreto del Gobierno, en prevención de la peste que nos ataca, digamos, estaba en prisión domiciliaria, pero el ingenioso Santo tiene su aliado en el cura José Carlos Cañizares, unidos por un mismo eslabón y una amistad recíproca, más allá del credo participante, porque Marcos es leal como amigo, como lo pueden certificar sus paisanos.

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Cañizares, párroco del pueblo, quiso evadir la prohibición con la complicidad del Santo, hizo correr la voz que visitaría las casas del pueblo en el carro de bomberos, llevando su tapabocas y sus guantes, seguidos por una pareja de policías en sus motos para lo cual los creyentes debían estar sentados en familia y a las puertas de sus casas, con sus velas en la mano.

Tan mala suerte tuvo la pareja que poco después de iniciarse el periplo, un fuerte aguacero se vino encima y a la carrera la gente se guareció en sus casas, cerrando puertas y ventanas para evitarse el ventarrón, quedando el Santo y el cura a la deriva, sin saber porque calle transitar cuando los pocos acompañantes lo abandonaron.

 Solo el cura y los dos gendarmes lo siguieron, pero debiendo hacer una escala en la estación de policía por la torrencial lluvia; algunos parroquianos al percatarse de su presencia allí creyeron que lo habían arrestado por ser objetivo preferencial del coronavirus.

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Algunos dudaron que se tratara del Santo, pero al verlo ataviado con guantes y tapabocas y otro vericuetos previsivos de la peste, y por tratarse del ser más viejo del pueblo, iniciaron una protesta. Todos se lamentaron y pidieron a Dios que resguardara al inofensivo Marcos que en manos de la policía estuvo a punto de ser judicializado.

De nuevo en su morada de la iglesia, obligado a permanecer un año allí sin volver a salir. Hermes Chiquillo, conocedor del recorrido, exclamó: “¡Sí Pepe Castro estuviera vivo, a San Marcos no lo hubieran puesto preso… ni por el putas!”.

Por: Ciro Quiroz.