Un santo sin cabeza está ubicado en un pedacito de tierra al final del barrio Simón Bolívar, justamente en la carrera 18 con calles 30 y 31, allí hay un monumento que hace más de 50 años se convirtió en la identidad del sector. Se trata de San Judas Tadeo. Hoy lastimosamente se identifica como […]
Un santo sin cabeza está ubicado en un pedacito de tierra al final del barrio Simón Bolívar, justamente en la carrera 18 con calles 30 y 31, allí hay un monumento que hace más de 50 años se convirtió en la identidad del sector. Se trata de San Judas Tadeo. Hoy lastimosamente se identifica como el santo sin cabeza y esto debido a que un grupo de vándalos se propuso acabar con él. Éste es el panorama: el parque deteriorado, sin asistencia ni mantenimiento, los vecinos del sector preocupados. El parque en las noches abrazado con la oscuridad, permitiendo que un grupo de desadaptados lo usen para consumir drogas y delinquir, atemorizando a los vecinos del sector; los juegos infantiles dañados. Sin bancas donde retozar y una pequeña cancha que debe ser intervenida y sirva a los niños y jóvenes que necesitan del deporte.
Quizás sí ‘Tabaquito’ estuviera vivo otra cosa sería. Él era un hombre comunitario, frentero y trabajador, a quien tuve la oportunidad de conocer con un tabaco inmenso en su boca, de allí el apodo. Siendo muy niño, mi papá me llevaba con él, para que Víctor Julio Saumeth Padilla, como se llamaba este hombre, le arreglara el radiador de la Willis, el carrito viejo de mi padre. Allí escuché cuentos y uno de ellos la forma como este señor rebautizó el sector al colocar la imagen del santo entre una cantidad de peñascos inmensos que bordeaban la avenida Pastrana, a partir de entonces el nombre del sector fue conocido como ‘San Judas’ y como fiel devoto, a ‘Tabaquito’ se le ocurrió celebrar la fiesta del santo. Desde entonces los veintiocho de octubre la fiesta se daba y fueron famosas en Valledupar. Pero hace más de quince años no se celebra, todo porque a San Judas lo decapitaron. Sí, le volaron la cabeza. Pero nunca es tarde para reasumir compromisos, la idea es rescatar el sector, darle luz y alegría, devolverle la imagen al Santo y que los niños y jóvenes tengan nuevamente este sitio para ellos; que los adultos y miembros de la tercera edad puedan compartir las historias del barrio y le enseñen a los niños que es mejor el respeto y cultivar los valores.
Hay mucho que rescatar, de eso pueden dar fe las familias del sector: la señora Margoth Miranda viuda de Saumeth; su vecina María Pacheco. El ‘Secre’ Moisés Nieves y la señora Orfelina Torrado; Elvia Beleño de Marenco, Rafael Fula y la señora Rosa, Pule Perpiñán, la familia Gutiérrez, ‘El Michi’ y la señora Benilda; los Pajuana y Fontalvo y la familia Plaza; Lucho Felipe y su comitiva. La familia Páez, el señor Pello Barrio, Alvarito Rumbo el nieto de la vieja Juana, la señora Eva de Durán y Moncho, Victoria Blanco y Margoth Pertuz; un cumulo de gente que ha compartido toda una vida en esa vecindad y que hoy añoran la intervención de ese parque. Desde este sector de Valledupar le piden al señor alcalde que les permita seguir construyendo una historia, esa que un día ‘Tabaquito’ comenzó a escribir y unas manos oscuras quieren borrar. Después de mucho tiempo, los vecinos de San judas añoran un parque a la altura del vecindario.
Está hecha la solicitud, señor Augusto Daniel Ramírez Uhía. Sólo Eso.
Por Eduardo Santos Ortega Vergara
Un santo sin cabeza está ubicado en un pedacito de tierra al final del barrio Simón Bolívar, justamente en la carrera 18 con calles 30 y 31, allí hay un monumento que hace más de 50 años se convirtió en la identidad del sector. Se trata de San Judas Tadeo. Hoy lastimosamente se identifica como […]
Un santo sin cabeza está ubicado en un pedacito de tierra al final del barrio Simón Bolívar, justamente en la carrera 18 con calles 30 y 31, allí hay un monumento que hace más de 50 años se convirtió en la identidad del sector. Se trata de San Judas Tadeo. Hoy lastimosamente se identifica como el santo sin cabeza y esto debido a que un grupo de vándalos se propuso acabar con él. Éste es el panorama: el parque deteriorado, sin asistencia ni mantenimiento, los vecinos del sector preocupados. El parque en las noches abrazado con la oscuridad, permitiendo que un grupo de desadaptados lo usen para consumir drogas y delinquir, atemorizando a los vecinos del sector; los juegos infantiles dañados. Sin bancas donde retozar y una pequeña cancha que debe ser intervenida y sirva a los niños y jóvenes que necesitan del deporte.
Quizás sí ‘Tabaquito’ estuviera vivo otra cosa sería. Él era un hombre comunitario, frentero y trabajador, a quien tuve la oportunidad de conocer con un tabaco inmenso en su boca, de allí el apodo. Siendo muy niño, mi papá me llevaba con él, para que Víctor Julio Saumeth Padilla, como se llamaba este hombre, le arreglara el radiador de la Willis, el carrito viejo de mi padre. Allí escuché cuentos y uno de ellos la forma como este señor rebautizó el sector al colocar la imagen del santo entre una cantidad de peñascos inmensos que bordeaban la avenida Pastrana, a partir de entonces el nombre del sector fue conocido como ‘San Judas’ y como fiel devoto, a ‘Tabaquito’ se le ocurrió celebrar la fiesta del santo. Desde entonces los veintiocho de octubre la fiesta se daba y fueron famosas en Valledupar. Pero hace más de quince años no se celebra, todo porque a San Judas lo decapitaron. Sí, le volaron la cabeza. Pero nunca es tarde para reasumir compromisos, la idea es rescatar el sector, darle luz y alegría, devolverle la imagen al Santo y que los niños y jóvenes tengan nuevamente este sitio para ellos; que los adultos y miembros de la tercera edad puedan compartir las historias del barrio y le enseñen a los niños que es mejor el respeto y cultivar los valores.
Hay mucho que rescatar, de eso pueden dar fe las familias del sector: la señora Margoth Miranda viuda de Saumeth; su vecina María Pacheco. El ‘Secre’ Moisés Nieves y la señora Orfelina Torrado; Elvia Beleño de Marenco, Rafael Fula y la señora Rosa, Pule Perpiñán, la familia Gutiérrez, ‘El Michi’ y la señora Benilda; los Pajuana y Fontalvo y la familia Plaza; Lucho Felipe y su comitiva. La familia Páez, el señor Pello Barrio, Alvarito Rumbo el nieto de la vieja Juana, la señora Eva de Durán y Moncho, Victoria Blanco y Margoth Pertuz; un cumulo de gente que ha compartido toda una vida en esa vecindad y que hoy añoran la intervención de ese parque. Desde este sector de Valledupar le piden al señor alcalde que les permita seguir construyendo una historia, esa que un día ‘Tabaquito’ comenzó a escribir y unas manos oscuras quieren borrar. Después de mucho tiempo, los vecinos de San judas añoran un parque a la altura del vecindario.
Está hecha la solicitud, señor Augusto Daniel Ramírez Uhía. Sólo Eso.
Por Eduardo Santos Ortega Vergara