Hace quince años, durante la segunda administración de Elías Ochoa Daza, fue construido el barrio San Jerónimo, en el suroccidente de Valledupar, sector que hoy en día cuenta con 280 viviendas divididas en seis calles. A pesar de ser un barrio antiguo, sus residentes denuncian que se sienten olvidados y que el progreso no ha llegado al sector debido a la nula inversión de las administraciones de turno.

“Tenemos una situación muy crítica porque desde hace quince años no tenemos vías de acceso, estamos encerrados en nuestro propio barrio”, explicó Jaime Luis Contreras, delegado de la Junta de Acción Comunal, JAC.

Para ingresar al barrio, los habitantes del sector deben pasar por un lote privado que pertenece al comerciante Héctor Duque. “El año pasado vino el señor alcalde con una comisión y habló con el dueño de las tierras acá mismo en la comunidad. Lo que tengo entendido es que el señor Héctor Duque, dueño de las tierras, y el alcalde están intentando llegar a un acuerdo; Duque dijo que le vendía al municipio el pedazo de la vía, se ha visto disposición pero la alcaldía no ha dado soluciones concretas” dijo en delegado de la JAC.

La comunidad denunció que la empresa Gases del Caribe quiso instalar las redes de gas en el barrio pero no lo hicieron por el problema del lote.

“Tenemos quince años de estar cocinando con cilindros que son bien costosos por el simple hecho de que la empresa prestadora del servicio dijo que hasta que el municipio no arreglara la situación del lote no metería ningún tubo de gas”, explicó Contreras.

Roselia Ronco, quien hace parte de la Junta de Acción Comunal de San Jerónimo, expresó que al barrio no solo le hace falta la vía de acceso, también requieren alcantarillado, el área cesión está invadida y los servicios de energía eléctrica y agua son costosos.

“A mí el mes pasado me llegó el recibo de luz por 170 mil pesos y no tengo aire acondicionado, a veces abusan”, dijo la mujer.

Otro problema es la pavimentación de las calles, este barrio tiene todas las calles polvorientas y empedradas. “En temporada de lluvias toda el agua entra a las viviendas debido a que las deterioradas calles se convierten en riachuelos, toda el agua se queda empozada y uno tiene que subir las cosas para que la corriente de agua que entra no las dañe”, contó un residente del sector.

Cuando no llueve y el verano se intensifica con las brisas, en San Jerónimo sufren por el polvo que se levantan los fuertes vientos.

El área de cesión fue invadida

Según contó Jaime Contreras, los niños no tienen donde jugar porque desde hace mucho tiempo el lote que habían destinado para construir el área de cesión fue invadido. “El lote donde hoy existe la invasión pertenece a Corfimujer, fundación que aportó para la construcción del barrio, pero está embargado”, explicó el líder comunitario.

¿Qué dice el municipio?

Ánibal Quiroz, jefe de la Oficina Asesora de Planeación Municipal, le dijo a EL PILÓN que el municipio ya se encuentra en negociación con el dueño del predio. “Este tema viene desde la administración pasada y esta ya se puso la camiseta, ya nosotros por fin hicimos un avalúo para el propietario privado que tiene la franja de terreno para meter todo el tema de la vía y sobre todo lo más importante, la instalación del servicio de gas. La administración ya se encuentra en un proceso de negociación para poder adquirir ese suelo y tener una servidumbre legal y poder otorgar una licencia de espacio público a la empresa de Gases del Caribe y por fin estas personas tengan gas domiciliario”, aseveró Quiroz.

Mientras tanto, el secretario de Obras públicas del municipio, Juan Pablo Morón, explicó que las obras de parque y pavimentación van saliendo de acuerdo con la disponibilidad de los recursos. “En San Jerónimo está el problema de redes de alcantarillado y tenía que intervenir primero Emdupar para nosotros poder iniciar obras”, explicó el funcionario.

El mal estado de las calles del barrio San Jerónimo, ubicado al suroccidente de Valledupar, tiene desesperados a sus habitantes que reclaman inversiones de la administración municipal.

Por Sara Maestre Díaz Granados