El representante Libardo Cruz aparece como uno de los principales afectados en la reorganización de la clase política del Cesar. Tras la salida de Carlos Gummer como candidato, perdió el respaldo de la familia Peña, lo que lo llevó a tomar la decisión de no aspirar nuevamente en 2026.
La incógnita ahora es a quién apoyará. Cruz se encuentra en una encrucijada: por un lado, mantiene amistad y cercanía con el representante Ape Cuello, quien hace cuatro años fue clave en su elección al impulsarlo como candidato. Actualmente, Cuello busca definir la figura que ocupará el segundo renglón de su lista. En un comienzo el opcionado era Víctor Roqueme, pero lo inhabilitó la elección de su sobrina, Greisy Roqueme, como alcaldesa de Aguachica.
Por otro lado, está la relación con los Peña, con quienes la familia Cruz ha sostenido negocios y acuerdos políticos desde hace más de 15 años. De hecho, la familia del congresista ya definió su respaldo a Carlos Gummer de la Peña, quien aspirará a la Cámara por el Partido de la U.
El paso de Cruz por el Congreso de la República fue discreto. Su principal bandera legislativa fue el proyecto de ley que declaró como patrimonio cultural inmaterial el Festival de Tambora Tradicional de Gamarra.
Al igual que la mayoría de congresistas del Cesar, no se destacó en los grandes debates nacionales ni tuvo cercanía con la prensa. Su trayectoria también estuvo salpicada por señalamientos: se le acusó de intermediar para que Otto Bula recibiera $1.000 millones a través de la compra ficticia de material en una cantera de su amigo, el exalcalde de Gamarra, Gabriel Giraldo Escudero.
De acuerdo con el testimonio de Marcio Marangoni, directivo de Odebrecht, entregado ante el Ministerio Público de Brasil y la Fiscalía General de Colombia, conoció a Libardo Cruz Casado en noviembre de 2015, pocos días después de que este ganara las elecciones a la Alcaldía de Gamarra.
