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Columnista - 10 diciembre, 2021

Región Pacífico

En  reciente visita al Valle Del Cauca comprobamos su trabajo metódico para lograr un desarrollo superior. Son  modelo en el país, a pesar de las dificultades por la pandemia que destapó con violencia el caldo de cultivo de la desigualdad y las diferencias al interior de su sociedad. Conocimos la plataforma de pensamiento de jóvenes […]

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En  reciente visita al Valle Del Cauca comprobamos su trabajo metódico para lograr un desarrollo superior. Son  modelo en el país, a pesar de las dificultades por la pandemia que destapó con violencia el caldo de cultivo de la desigualdad y las diferencias al interior de su sociedad. Conocimos la plataforma de pensamiento de jóvenes que  plantea una nueva manera de hacer política, el cierre de  brechas y construir su propia visión renovada.

 El  Valle del Cauca es polo de atracción económico y la esponja  que absorbe el desempleo que no  atienden los departamentos del Pacífico y su vecina zona cafetera. Basan su riqueza en una agricultura limpia, con bajo impacto ambiental, conscientes de proteger sus suelos.

Su Comité Intergremial y Pro Pacífico han definido un camino y  tareas para impulsar su desarrollo sostenible. Han  construido  puentes entre lo público y lo privado para su gestión en cuatro ejes: la educación, salud, el agua como elemento sostenible, y  en especial la recuperación del río Cauca. Deben construir una infraestructura  competitiva y promover la  planificación territorial, para mencionar: el tren de cercanías, o corredor verde, como eje de   movilidad regional y urbana  para unir Nariño, Cauca con el sur del Valle, Jamundí, Cali, Palmira y Yumbo. La conexión pacífica de la Orinoquia con Mulaló- Loboguerrero,  corredor Cali-Rumichaca, aeropuerto Alfonso Bonilla, y  dragado del Puerto Buenaventura a 16 metros de profundidad, los  accesos de  Cali y  Palmira y la construcción de la autopista Buga-Buenaventura.

Su mayor preocupación actual es la baja  calidad de su educación. Necesitan mejorar la infraestructura de educación, pero el Sistema General de Participación envía recursos  solo para  pago de nómina, y nada para calidad, ni escuelas.

En  agricultura tienen  tierras privilegiadas. El  Valle del Cauca y  Cauca tienen más de 1.000.000 de hectáreas, en especial frutales y cultivos permanentes. Tienen sembradas  513.000 hectáreas, o sea que  quedan disponibles  577.000 hectáreas. Serán la gran despensa del Asia-Pacífico. Manejan además 230.000 hectáreas de caña de azúcar, son  pioneros de la producción de melón, papaya, aguacate hass y limón Tahití. 

El  Comité Intergremial  considera que aunque no tienen petróleo, su principal fortaleza es su economía  sólida, por su excelente tejido empresarial, aunque tienen problemas de suministros de  insumos, y han  perdido 200.000 empleos.

La corrupción fue el tema principal. Todos coinciden en la importancia de combatirla. Recordaban el vigente grito de batalla de Jorge Eliécer Gaitán:  “Por la restauración moral a la carga”.

Discutieron mucho  sobre el problema de seguridad, para evitar la extorsión, el robo de vehículos. Aún no han  recuperado los semáforos y la infraestructura del sistema de transporte Mío,  destruido en las  pasadas protestas.

El desafío en Pro Pacífico es la unión para  construir un ambiente de diálogo con voluntad de compromisos, a raíz del paro entendieron la importancia de salir a  la calle a escuchar al pueblo  sobre sus necesidades, seguridad alimentaria  y el hambre  por la pandemia.  Están conscientes de  proteger el medio ambiente y el  desarrollo sostenible.

Lo más importante es  su  rechazo al sistema de gobierno centralista, como  principal obstáculo para desatar las fuerzas del Pacífico. Es mucho lo que podrían  lograr con  un sistema de gobierno regional  más cercano, ágil y exitoso. Ven la región Pacífico como  oportunidad para construir un sistema de gobierno más eficiente. Tienen la sensación que la plata se produce en el Valle del Cauca, pero se gasta en Bogotá.

Columnista
10 diciembre, 2021

Región Pacífico

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Eduardo Verano De La Rosa

En  reciente visita al Valle Del Cauca comprobamos su trabajo metódico para lograr un desarrollo superior. Son  modelo en el país, a pesar de las dificultades por la pandemia que destapó con violencia el caldo de cultivo de la desigualdad y las diferencias al interior de su sociedad. Conocimos la plataforma de pensamiento de jóvenes […]


En  reciente visita al Valle Del Cauca comprobamos su trabajo metódico para lograr un desarrollo superior. Son  modelo en el país, a pesar de las dificultades por la pandemia que destapó con violencia el caldo de cultivo de la desigualdad y las diferencias al interior de su sociedad. Conocimos la plataforma de pensamiento de jóvenes que  plantea una nueva manera de hacer política, el cierre de  brechas y construir su propia visión renovada.

 El  Valle del Cauca es polo de atracción económico y la esponja  que absorbe el desempleo que no  atienden los departamentos del Pacífico y su vecina zona cafetera. Basan su riqueza en una agricultura limpia, con bajo impacto ambiental, conscientes de proteger sus suelos.

Su Comité Intergremial y Pro Pacífico han definido un camino y  tareas para impulsar su desarrollo sostenible. Han  construido  puentes entre lo público y lo privado para su gestión en cuatro ejes: la educación, salud, el agua como elemento sostenible, y  en especial la recuperación del río Cauca. Deben construir una infraestructura  competitiva y promover la  planificación territorial, para mencionar: el tren de cercanías, o corredor verde, como eje de   movilidad regional y urbana  para unir Nariño, Cauca con el sur del Valle, Jamundí, Cali, Palmira y Yumbo. La conexión pacífica de la Orinoquia con Mulaló- Loboguerrero,  corredor Cali-Rumichaca, aeropuerto Alfonso Bonilla, y  dragado del Puerto Buenaventura a 16 metros de profundidad, los  accesos de  Cali y  Palmira y la construcción de la autopista Buga-Buenaventura.

Su mayor preocupación actual es la baja  calidad de su educación. Necesitan mejorar la infraestructura de educación, pero el Sistema General de Participación envía recursos  solo para  pago de nómina, y nada para calidad, ni escuelas.

En  agricultura tienen  tierras privilegiadas. El  Valle del Cauca y  Cauca tienen más de 1.000.000 de hectáreas, en especial frutales y cultivos permanentes. Tienen sembradas  513.000 hectáreas, o sea que  quedan disponibles  577.000 hectáreas. Serán la gran despensa del Asia-Pacífico. Manejan además 230.000 hectáreas de caña de azúcar, son  pioneros de la producción de melón, papaya, aguacate hass y limón Tahití. 

El  Comité Intergremial  considera que aunque no tienen petróleo, su principal fortaleza es su economía  sólida, por su excelente tejido empresarial, aunque tienen problemas de suministros de  insumos, y han  perdido 200.000 empleos.

La corrupción fue el tema principal. Todos coinciden en la importancia de combatirla. Recordaban el vigente grito de batalla de Jorge Eliécer Gaitán:  “Por la restauración moral a la carga”.

Discutieron mucho  sobre el problema de seguridad, para evitar la extorsión, el robo de vehículos. Aún no han  recuperado los semáforos y la infraestructura del sistema de transporte Mío,  destruido en las  pasadas protestas.

El desafío en Pro Pacífico es la unión para  construir un ambiente de diálogo con voluntad de compromisos, a raíz del paro entendieron la importancia de salir a  la calle a escuchar al pueblo  sobre sus necesidades, seguridad alimentaria  y el hambre  por la pandemia.  Están conscientes de  proteger el medio ambiente y el  desarrollo sostenible.

Lo más importante es  su  rechazo al sistema de gobierno centralista, como  principal obstáculo para desatar las fuerzas del Pacífico. Es mucho lo que podrían  lograr con  un sistema de gobierno regional  más cercano, ágil y exitoso. Ven la región Pacífico como  oportunidad para construir un sistema de gobierno más eficiente. Tienen la sensación que la plata se produce en el Valle del Cauca, pero se gasta en Bogotá.