Recordar a mi tía Yolanda es recordar a una mujer inteligente e íntegra, con una mentalidad asombrosa, ilustrada por su vasto conocimiento de historia, pintura, arte y mucho más.
Recordar a mi tía Yolanda es recordar a una mujer inteligente e íntegra, con una mentalidad asombrosa, ilustrada por su vasto conocimiento de historia, pintura, arte y mucho más.
Fue una madre que también hizo el papel de padre, porque educar y sacar adelante a sus hijos con esfuerzo y determinación no es nada fácil, y ella lo logró. Todos sus hijos son profesionales, testimonio de su dedicación y fortaleza como mujer.
Con un oído fino, disfrutaba de la música clásica. Era una mujer culta y crítica de los gobiernos corruptos, siempre dando buenos ejemplos. Hoy en día, yo, Yiyo Martínez, reconozco que aprendí mucho de ella y de mi propia abuela.
Me siento afortunado de haber sido nieto de María Torres y de haber tenido una segunda crianza con Yolanda. Viví a su lado y, junto con Patricia, me enseñaron a ser responsable y una persona de bien.
Agradezco haber tenido a mi alrededor personas y tías maravillosas como mi tía Carola Alba —a quien con cariño llamaba Tita Bicha—, Rodolfo, Toto, Álvaro (mi papá), mi tía Josefina (Fina) y mi tía Teresita. Estoy seguro de que ahora están reunidos en el cielo con Papachán y Mama Mía, disfrutando de esas tertulias familiares tan agradables.
Volver a recordar a mi tía Yolanda es recordar a una mujer especial, noble e inteligente. Hoy siento un profundo dolor por su partida a los 95 años. Su conocimiento sobre los temas del país era impresionante; leía la prensa de principio a fin, enriqueciendo su prodigiosa memoria.
Nunca olvidaré a mi tía, aunque no fui su hijo, tuve el privilegio de vivir en su hogar y aprender de ella.
Me enseñó el valor de la honestidad, la seriedad y la importancia del conocimiento.
La muerte de mis tíos y tías deja un vacío inmenso, y ahora solo queda mi tía Ana Julia como la única hija sobreviviente del matrimonio de Sebastián y María Torres.
Los que partieron dejan recuerdos imborrables y una hermosa familia.
Por: Yiyo Martínez.
Recordar a mi tía Yolanda es recordar a una mujer inteligente e íntegra, con una mentalidad asombrosa, ilustrada por su vasto conocimiento de historia, pintura, arte y mucho más.
Recordar a mi tía Yolanda es recordar a una mujer inteligente e íntegra, con una mentalidad asombrosa, ilustrada por su vasto conocimiento de historia, pintura, arte y mucho más.
Fue una madre que también hizo el papel de padre, porque educar y sacar adelante a sus hijos con esfuerzo y determinación no es nada fácil, y ella lo logró. Todos sus hijos son profesionales, testimonio de su dedicación y fortaleza como mujer.
Con un oído fino, disfrutaba de la música clásica. Era una mujer culta y crítica de los gobiernos corruptos, siempre dando buenos ejemplos. Hoy en día, yo, Yiyo Martínez, reconozco que aprendí mucho de ella y de mi propia abuela.
Me siento afortunado de haber sido nieto de María Torres y de haber tenido una segunda crianza con Yolanda. Viví a su lado y, junto con Patricia, me enseñaron a ser responsable y una persona de bien.
Agradezco haber tenido a mi alrededor personas y tías maravillosas como mi tía Carola Alba —a quien con cariño llamaba Tita Bicha—, Rodolfo, Toto, Álvaro (mi papá), mi tía Josefina (Fina) y mi tía Teresita. Estoy seguro de que ahora están reunidos en el cielo con Papachán y Mama Mía, disfrutando de esas tertulias familiares tan agradables.
Volver a recordar a mi tía Yolanda es recordar a una mujer especial, noble e inteligente. Hoy siento un profundo dolor por su partida a los 95 años. Su conocimiento sobre los temas del país era impresionante; leía la prensa de principio a fin, enriqueciendo su prodigiosa memoria.
Nunca olvidaré a mi tía, aunque no fui su hijo, tuve el privilegio de vivir en su hogar y aprender de ella.
Me enseñó el valor de la honestidad, la seriedad y la importancia del conocimiento.
La muerte de mis tíos y tías deja un vacío inmenso, y ahora solo queda mi tía Ana Julia como la única hija sobreviviente del matrimonio de Sebastián y María Torres.
Los que partieron dejan recuerdos imborrables y una hermosa familia.
Por: Yiyo Martínez.